jueves, 21 de febrero de 2013

¿TIENEN SENTIDO LA IZQUIERDA Y LA DERECHA?

¿Es derechista o izquierdista el reelegido Presidente Correa?


¿FueTony Blair (el ex primer ministro laborista) un izquierdista por pertenecer a su partido, o sus políticas eran del más astuto neoliberalismo?

¿Fue un derechista Ignacio Lulla, ex presidente de Brasil, por lograr el saneamiento de la economía brasilera y proyectar a su país como potencia?

¿Es izquierdista Dilma Roussef por su pasado , o por el hecho de concretar la salida de la pobreza extrema a 22 millones de personas?

¿Fue Michelle Bachelet una izquierdista, o sus méritos residen en otras características, como su método , su capacidad de organizar e impulsar procesos sociales?

¿Es izquierdismo o más bien populismo, el peronismo de Cristina Fernández o el caudillismo chavista? ¿Será chavista Madero, o no lo será?

No pocos académicos siguen asfixiándose en la mediocridad de los términos y el resultado se traduce en análisis radicales, utópicos y poco realistas.

En una época en la que las ideologías ya no lideran los cambios ni entusiasman a los jóvenes, izquierda y derecha, en la política, son categorías empolilladas, desuetas y desorientadoras.

En Colombia, varias razones sugieren guardarlas en el cajón de las inteligencias desperdiciadas junto con Pueblo, en el glosario de diarreas mentales ( ver entrada de la fecha) , sobre todo en vísperas electorales y cuando, con un sentido electorero, hay especial febrilidad en búsqueda de alianzas, cuya motivación principal es llegar al umbral o estar “en contra de”.

¿Quién es izquierdista y quien derechista hoy? A nadie le importa con tal de que las cosas se hagan y se hagan bien.

A la gente no le gusta admitirse derechista, pero lo es más de lo que deja entrever su izquierdismo. La derecha les parece vergonzante y algunos se autocalifican por lo general como izquierdistas o centristas o lo que es peor puros del centro”, tal vez por el sabor fundamentalista que tiene el término, lo único que le queda.

Por ejemplo ¿quien cree hoy que Samuel Moreno es de izquierda, las chuzadas o las tentaciones de censurar medios, de derecha? La corrupción anida tanto de un lado como de otro y lo que se quisiera es que no hubiera, cualquiera que sea el toldo.

¿Es la FARC que trafica droga de izquierda? ¿Son de mejor pelambre las masacres de los paracos, o las de la subversión ? ¿Son de mejor estatus las victimas de la derecha que las de la izquierda?

Así podría uno seguir indefinidamente, en un país tan gaseoso como el nuestro, en una época tan líquida, para utilizar la expresión del sociólogo polaco Zygmunt Bauman. Pero, también, justo es reconocerlo, porque las ideologías están vacías de contenidos novedosos (ya varios politólogos les decretaron partida de defunción).




Es hora entonces de no comer ese cuento y de fijarnos en otros aspectos, que dependen de palabras, hoy definitivas , cuyo desgaste no podemos admitir en los discursos electoreros . La eficiencia supone resultados, y la manera de concretar, mediante un “cómo” lo que unos y otros dicen que hay que hacer.
La eficiencia implica conocimiento, pero también transparencia, un concepto que tampoco le pertenece a la izquierda o a la derecha, sino que ambos tienen un contenido ético de responsabilidad con los electores.

Ahí se encuentra entonces el meollo del asunto. Las diferencias aparecen en valoraciones que tienen que ver más con las idiosincrasias sociales (como si caemos o no caer bajo la seducción del autoritarismo caudillista que heredamos de la manera de hacer política y que potencializado por lo mediático, permea las mal llamadas derechas e izquierdas).

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