Muy desapacible fue la preguntadera estigmatizadora de Camila, de la W, al hermano de Clara Rojas cuando éste dio a conocer, mediante razones válidas y de interés general, su opinión en el sentido de que los colombianos debemos ver “Operación E” http://bit.ly/16958F6
Gracias al derecho que da la libertad de expresión como elemento fundamental de
la democracia, la película narra otra versión de un hecho público y
notorio: el nacimiento en cautiverio de
un niño de madre secuestrada por las
FARC y de padre desconocido que, de no ser por
los cuidados de una familia campesina, habría perecido.
La película no se ocupa de Clara Rojas, sino de las vicisitudes de esa familia campesina que cuidó al niño obligada por las FARC. No hace la apología de la violencia sino al contrario: muestra las cruentas realidades de la guerra y del desplazamiento. Hace buen uso de dos de los derechos fundamentales del ser humano: creación artística y de expresión.
El mismo
derecho tiene el ciudadano Ivan Rojas a expresar su opinión, que seguramente le dará al niño, cuando sea adulto,
elementos de juicio para entender
su propia vida.
Juzgarlo mediáticamente porque no tiene buena relación con su hermana es, eso sí, meterse en la vida privada, además de descalificar injustamente una opinión por razones que no tienen que ver con esa opinión, sino con aspectos familiares.
Juzgarlo mediáticamente porque no tiene buena relación con su hermana es, eso sí, meterse en la vida privada, además de descalificar injustamente una opinión por razones que no tienen que ver con esa opinión, sino con aspectos familiares.
Cuando se trata de un hecho público
y notorio como el nacimiento de
Emanuel y las circunstancias en que fue
devuelto a su madre, no solo no es posible evitar el análisis de lo sucedido, sino que no se puede
confundir la opinión con el morbo que caracteriza
las violaciones al derecho a la intimidad.
Violaciones,
por cierto, alimentadas por las lógicas comerciales del rating, en que
incurren muchas veces los medios de
comunicación en la época contemporánea.
Sería morboso,
por ejemplo, tratar de averiguar quién es el padre, o
las circunstancias de la procreación si
la madre no quiere darlo a conocer.
Pero Operación E se centra en aspectos de interés
público como es la realidad de las FARC y de los raspachines; las injusticias de una justicia que se
demoró seis años en aclarar las dudas sobre el llamado Crisanto,
mientras que los medios lo estigmatizaban como un criminal.
Excelentes
dirección, actuación, fotografía y guión
hacen de
Operación E una película que los colombianos debemos ver para evitar el unanimismo en el análisis de nuestra historia.
Oponerse a su presentación en Colombia, además de ridículo desde el punto de vista tecnológico, es creer que los colombianos somos incapaces de apreciar, valorar, deducir, opinar y debatir.
Oponerse a su presentación en Colombia, además de ridículo desde el punto de vista tecnológico, es creer que los colombianos somos incapaces de apreciar, valorar, deducir, opinar y debatir.
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