Así lo
consigna el art 22 de nuestra Constitución, por cierto en el lugar inadecuado, fruto
del entusiasmo del momento, endanduchado entre dos derechos fundamentales de carácter
individual: la honra y el de presentar peticiones respetuosas a las autoridades.
Esa
definición plasma lo difícil que nos resulta en Colombia interiorizar colectiva
o individualmente los derechos humanos. ¿Por qué? Porque se identifica lo moral
con lo jurídico, como si fuera lo mismo [1]
y por la manera teórica y autoritaria de plantear las relaciones entre los
seres humanos.
El
carácter de “obligatorio” como
definimos la paz lleva a despreocuparnos o
a minimizar la importancia de llegar
a consensos sobre el contenido de la misma, lo que repercute precisamente en el
incumplimiento del derecho. Como es “obligatorio”, se minimiza la importancia de
que cada colombiano ponga su grano de arena para lograrla o de averiguar moralmente
qué piensa el otro.
Portada Revista Semana ( edición 1613) ¿Terminos pacíficos? ¿Responsabilidd social del medio ? |
No existe un consenso moral mínimo, que también yo llamaría el pudor elemental
mínimo, sobre lo que no se puede hacer no hacer, pedir o no pedir cuando se opina
o se busca construir paz, como base de cualquier aproximación.
El
reciente rifirrafe de los Ex Presidentes Pastrana y Uribe es un desastroso pero
lamentable ejemplo. Lo que se decía antes de las revendedoras de la plaza de
mercado, que por fortuna han superado ese estereotipo, ahora se aplica a algunos
ex presidentes (no creo que a Betancur o Samper).
En el caso de Pastrana y
Uribe, nos dieron el espectáculo de aterrizar el término “paz” como resultado
de enfocar los derechos desde los egoísmos individuales y lo discursivo leguleyo.
No solamente están apoyados los ilustres ex presidentes por las lógicas de un periodismo que busca en la confrontación el reemplazo de su carente investigación.
También la “Patria” como dice con frecuencia uno de ellos, o la Paz, como dice el otro, frustrado porque le dejaron la silla vacía, son términos fundamentalistas, que disfrazan reacciones personalistas.
[1] “mi ética es la ley", dijo en un debate
en el Congreso el entonces Ministro de Hacinda y ahora pre candidato
Oscar Iván Zuluaga, en el debate
sobre los hijos del entonces
Presidente.
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