domingo, 14 de abril de 2013

DOS EJEMPLOS DE LO ADMIRABLE EN LAS RELACIONES COLOMBO- VENEZOLANAS: DUDAMEL Y RESTREPO


Frente  a los atarvanes colombianos y venezolanos, así como en  reacción al desperdicio de inteligencias  de quienes emocionalmente  se  han manifestado  en favor de uno u otro de los contendores  de  los comicios  en Venezuela, lo mejor que podemos hacer los colombianos es quedarnos callados.

El silencio es importante  en momentos como  este, para analizar, observar y  luego debatir sin pelear.  Iniciativas como la del Presidente  del Congreso colombiano demuestran la importancia  de derrotar a los  compatriotas de ego alborotado   que proponen  sandeces sin  sopesar lo contraproducente  que resulta  para  Colombia  su apasionamiento.

Al tiempo perdido  en el Gobierno anterior colombiano ( sobre el que, por cierto,  no  rinde  nunca cuenta y razón  un  twitero conocido de marras)  no se puede  agregar el que se perdería  con  reacciones que vuelvan a encender la hoguera.
Gane Maduro o gane Capriles,  siempre nos convendrá tener unas buenas relaciones y respetar al vecino. 

Hoy, al lado del insulso artículo  de la corresponsal de El Tiempo  en Venezuela, que entrevista a  los  mismos de siempre, Ronal Rodríguez, profesor e investigador  del Observatorio   de Venezuela de la Universidad del Rosario señala, en la misma página,  como  “la acción coordinada de los  Estados”  en materia de  seguridad y en particular  de  las Bactrim  en la frontera,  es el reto concreto y prioritario  de las  relaciones colombo-venezolanas. 
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Si de emociones  se trata,  mejor entonces  entusiasmarnos,  como sucedió  en Bogotá el jueves pasado, durante el apoteósico  concierto  de la  Orquesta Sinfónica  Simón Bolívar de Venezuela, dirigida  por  Gustado Dudamel.

Esa extraordinaria  presentación demostró  hasta el éxtasis  cómo  la mejor manera de  comulgar  con nuestros  vecinos  no es  a través de la política, sino del arte.

Dudamel y todos los integrantes de la  Sinfónica de Venezuela emocionaron  a los asistentes  al Teatro Mayor  de una  manera  tal,  que no podrá  hacerlo nunca la política.  Nos recordaron que   colombianos y venezolanos nacieron a la orilla del Arauca  vibrador ,  que  somos  barrocos hasta los  tuétanos,  que cada  fibra de la identidad  de  los dos  países vibra con la música  en todas las acciones de la vida  sin necesidad  de la discursividad  patriotera. Y que , más allá del lenguaje común que nos  une  a los  latinoamericanos,  un compositor como el mejicano  Silvestre  Revueltas  pudo  ser tan innovador con su Noche de los Mayas  como  Igor Stravinski con su Consagración de la Primaver.

Dudamel  no solo es un genio de treinta y dos  años, con la calidez sencilla de los verdaderos sabios y la creatividad de su  ímpetu renovador. Es el ejemplo mismo de lo que  significa  hacer algo por su país, independientemente  de quien lo gobierne,   integrando  ese hacer como un elemento esencial de  su  propia trayectoria vital y de su identidad.

Director de la filarmónica de los Ángeles, renombrado por mérito  hasta  2019,  y a la vez director  musical de la  Sinfónica Simón Bolívar, impregna  y transmite  a cada instante de sus presentaciones  un profundo  sentimiento de pertenencia  y raigambre  no solo venezolana sino  también latinoamericana .


Gustavo Dudamel debe ser  el  modelo a seguir, como lo es en Colombia  Álvaro Restrepo,  Creador del  Colegio  del Cuerpo,  que presentó en  Medellín, esa misma semana el  extraordinario  Inxilio, y como lo son  muchos otros  colombianos  y  venezolanos subvalorados por la  tan  sobreestimada política. 

Recomendado: El programa  de Film and Arts  en el que Dudamel  enseña, con metáforas, qué  es  vibrar con la  música sus, ritmos  y movimientos, y la manera como contagia a los músicos cuando  los conduce. 





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