miércoles, 23 de octubre de 2013

LAS VERGÜENZAS DE LA PAZ


 El país, no sólo de los políticos (incluidos los políticos de las FARC), sino de  los medios de comunicación que le  sirven de caja de resonancia, está enfrascado  en la discursividad y las diarreas mentales sobre  la “paz”. ¿No les parece completamente desfasado de lo que  Gaitán llamaba  “el país nacional”?

Mientras  Tumaco está sumido  en la oscuridad y el desamparo producidos  por las FARC, (al menos eso nos  dicen los jefes militares   y  citan nombres) uno  no se explica  ¿por qué, si   el ejército los conoce tan  bien, no detienen  sus actividades criminales?

Mientras los pescadores de  Tumaco y  de San Andrés están  bloqueados  inmisericordemente  desde hace dos  semanas,  sus habitantes, sin  con qué comer  y   sin producirse  ninguna reacción estatal,¿ Por  qué el Procurador va a dar vuelta   por los mares   de la  sentencia de la  corte  de la  Haya y el gobierno no es capaz de devolverle la luz a la ciudad?

Mientras el poder  judicial  se derrumba  y los medios hablan sin ton ni son de  los carteles y de testigos  falsos,   como si  fuera una epidemia  general,   algunos  manifestantes se   quieren convertir en jueces ,  declarando inocente  al    preso  gobernador  Juan Francisco  Gómez. ¿Pensarán que  así lo van a “limpiar “de sus comprobados vínculos  con narcotráfico y paramilitarismo? 

Mientras  el distrito está pendiente de las espadas de Damocles    sobre el  alcalde Petro  y pasa el tiempo en    corredores  judiciales, los  “héroes”  de la revocatoria   pretenden convencernos de que con  eso van a    salvar  a Bogotá  de un caos que  solo contribuyen a agravar.

Mientras   algunos militantes y jefes  obsesivos  de las FARC se dedican a  dejar sin luz a  Tumaco ,  a tirarse  manifestaciones  justificadas  como las de la reforma de la educación superior o  contra  el  abandono del agro,   los  jóvenes de las FARC no saben  muy  bien por qué están allí  ¿ Se preguntarán  qué  tienen que ver con  los cada vez más apoltronados y avejentados  delegados en la Habana, que se  explayan  audiovisualmente en   comunicados decimonónicos?

A propósito: ¿quién paga  la estadía    de las FARC  en la Habana? ¿Cuánto cuesta? ¿Cuánto  vale  la  de los delegados del Gobierno? ¿Donde compran su guardarropa los farquianos?  ¿Será  todos esos detalles indicativos de algo?

Mientras   en el Congreso se pelean  santistas y uribistas  sobre un referendo   sin saber qué nos van a preguntar a los colombianos,  los medios  consideran  fundamental el  dilema  poco hamletiano de “congelar" o no congelar. ¿Congelar qué, si no hay nada  más que  un punto  acordado?

¿Por qué  nos quieren  hacer  creer  en una  paz -que ya nadie  sabe cómo es-  que se  construye   con    la mala leche de diluir  la agenda  y de atosigarnos   con  temas accidentales que solo reflejan  egoísmos. Y por el otro  lado  con  la intención de “avanzar, avanzar, avanzar?  ¿Hacia dónde?

¿Por qué  ya no parecemos capaces de  debatir    temas urgentes como resolución de emergencias en servicios públicos (incluidas tapas de alcantarillas,  que han desaparecido en todo el país?  ¿Por qué importa más  La Habana  que el  aquí y ahora?

¿Por qué  se pone tanto reflector   sobre las ambiciones de  Pacho o las mediocridades de  la próxima convención de un partido de cuyo nombre  ya   nadie  se acuerda ( o tan  solo como de  un centro de  de  mezquindades  del uribismo). ¿Por qué   siempre remachar sobre los mismos temas   y tan poco  sobre la corrupción política en casos distintos de los  conocidos? ¿Por qué no se  investiga  sobre las fracturas reales de   las FARC?

Si de  treguas  se trata  ¿ no sería   mejor   hacerla en materia de  confusiones,  carretas, egoísmos, estupideces, declaraciones insulsas, peleaderas  del  país  político y mediático que nos están  idiotizando  por las temáticas que plantean?

Como bien lo decía  el  Papa   ante la muerte  por ahogamiento  en el Mediterráneo de centenares  de  inmigrantes ilegales: vergüenza, vergüenza, vergüenza.
 

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