El silencio tiene un lugar especial en el segundo piso |
Azriel Bibliowicz es un colombiano reposado y profundo,
y un judío reflexivo y audaz. Vale la
pena aclararlo como prolegómeno, pues su último libro[1] se adentra
con profundidad tanto en el tema del secuestro como el de la comunidad judía colombiana, que pocos
conocen y valoran menos de lo que se merece.
Como sucede
con las comunidades indígenas,
sirio-libaneses (mal llamadas turcas) y con tantas otras etnias que
forman nuestra nacionalidad ( aunque seamos un país poco receptor de migrantes), la tendencia discursiva de los análisis de la colombianidad se basan muchas
veces en estereotipos o caricaturas.
Desconocen la diversidad aportada por las personalidades individuales y la creatividad,
las motivaciones, la educación, el contexto familiar y otras
tantas venas que llevan al corazón de la idiosincrasia.
A la
inversa, pueden ser idealizados exageradamente, como sucede con los indígenas ( para
algunos, a tal punto que no se les
cree capaces de corrupción, que por desgracia existe en ciertas cúpulas, como las que
“lideran” o enroscan las consultas sobre
proyectos).
A diferencia de Fernando Vallejo, que ha hecho del odio a Medellín y a
lo paisa el estereotipo cansón de su
temática, Azriel no juzga sino que describe la realidad de las
vivencias de los inmigrantes, de sus mujeres, de sus hijos.
El odio a lo paisa, un estereotipo cansón |
Y no se queda
en lo que uno espera, trátese del personaje fundamental del libro que
es Josué; de la misteriosa y tajante Esther; del propio Samuel, médico e hijo del secuestrado, poblado
de incertidumbres.
El autor trata a la
vez de explicar el desasosiego o las cegueras voluntarias de una madre judía,
Leah, esposa del primero; la
pasión del coleccionista; o la importancia, para las víctimas, del pan y de sus migas.
Para sumergirse en una idiosincrasia , también es indispensable
conocer sus rituales y el libro de Bibliowicz abunda en ellos:
como es
discreto y no repetitivo , hace
el análisis (sin lamentaciones pero con sutiles
descripciones) de lo que a una comunidad como la judía colombiana le
queda del holocausto, por impredecibles recorridos sicológicos.
Reflexiona además sobre la velocidad y el teatro, el
almanaque de las rupturas “en el que
cada genocidio se registrará y
conmemorará”, la pasión del
coleccionista o las brechas generacionales.
Discreto con
el país que acogió a sus padres y que lo
volvió uno de los suyos, aborda temas como
los matrimonios mixtos, los amores
suspendidos desde la infancia, la relación entre Noé y
José Celestino Mutis, o el
significado de estar en cautiverio.
En
resumidas cuentas, un libro recomendado,
y en el caso de este blog, por la importancia que le da el autor al sentido de las palabras, a la motivación de los niños a través del
buen humor y del gusto por los significados.
Pero también, por la importancia del silencio: tiene su salón especial en el
segundo piso de la casa, y forma parte del
"gabinete de las maravillas”, construido
pacientemente por Josué en el que
también hay un hospital de las palabras.
Es decir, todo lo contrario de las
inteligencias desperdiciadas por una discursividad que tanto nos ha
perjudicado.
[1] AZIEL BIBLIOWICZ, "MIGAS DE PAN",
Alfaguara 2013. El autor es sociólogo de la Universidad Nacional y PHD de la U. de Cornell. Gestor,
fundador y director de la maestría en
Escrituras Creativas de la Universidad Nacional, ha motivado a muchos jóvenes,
tanto en lo escrito como en lo audiovisual.
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