viernes, 1 de noviembre de 2013

EL PAN DE LAS MIGAS DE AZRIEL


El silencio tiene un lugar especial en  el segundo piso

Azriel Bibliowicz es un colombiano reposado y profundo, y un judío reflexivo y audaz.  Vale la pena  aclararlo como prolegómeno, pues  su último libro[1]  se adentra  con profundidad tanto en el tema del secuestro  como el de la comunidad judía  colombiana, que  pocos  conocen y  valoran  menos de lo que se merece.
 
Como  sucede  con las comunidades indígenas,  sirio-libaneses (mal llamadas turcas) y con tantas otras etnias que forman nuestra nacionalidad ( aunque seamos un país poco receptor de migrantes),  la tendencia discursiva  de los análisis de la colombianidad se basan muchas veces en estereotipos o caricaturas. 

Desconocen la diversidad aportada por  las personalidades individuales y la creatividad, las motivaciones, la educación, el contexto familiar  y  otras tantas venas que llevan al corazón de la idiosincrasia. 

 A la inversa,  pueden ser idealizados  exageradamente,  como sucede con los indígenas ( para algunos,  a tal punto que  no se les  cree  capaces de corrupción,  que por desgracia  existe en ciertas cúpulas, como las que “lideran” o enroscan las consultas  sobre proyectos).

A diferencia de Fernando  Vallejo, que ha hecho del odio a Medellín y a lo  paisa el estereotipo cansón de su temática,  Azriel  no juzga sino que describe la realidad de las vivencias  de  los inmigrantes, de sus mujeres, de sus  hijos. 

El odio a lo paisa, un estereotipo cansón
Y no se queda  en  lo que uno espera,  trátese del personaje fundamental del  libro que  es Josué;  de la misteriosa y tajante  Esther; del propio Samuel, médico  e hijo del secuestrado,  poblado  de incertidumbres.  

El autor trata a la vez  de explicar  el desasosiego o las cegueras  voluntarias  de una madre judía,   Leah,  esposa del primero; la pasión del coleccionista; o la importancia, para las víctimas,  del pan y de sus migas.

Para sumergirse en una   idiosincrasia , también es  indispensable  conocer  sus rituales y  el libro de Bibliowicz abunda en ellos: como  es  discreto y no  repetitivo , hace el análisis (sin lamentaciones pero con sutiles  descripciones) de lo que a una comunidad como la judía colombiana le queda  del  holocausto, por impredecibles recorridos  sicológicos.


Reflexiona además sobre la velocidad y el teatro, el almanaque de las rupturas  “en el que cada genocidio  se registrará y conmemorará”,  la pasión del coleccionista o las brechas generacionales.

 Discreto con el país que  acogió a sus padres y que lo volvió uno de los suyos, aborda  temas   como los matrimonios  mixtos, los amores suspendidos desde la infancia, la relación entre  Noé y  José Celestino Mutis,  o el significado de estar  en cautiverio.

En resumidas  cuentas, un libro  recomendado,  y en el caso de este  blog,  por la importancia que le  da el autor  al sentido de las palabras,  a la motivación de los niños a través del buen humor  y del gusto por los significados.

Pero también, por  la importancia del  silencio: tiene su salón especial en el segundo piso de la casa, y  forma parte del "gabinete de las maravillas”, construido  pacientemente por  Josué en el que también hay un  hospital de las palabras. Es decir, todo lo  contrario de las inteligencias desperdiciadas por una discursividad que tanto nos ha perjudicado.




[1] AZIEL BIBLIOWICZ, "MIGAS DE PAN", Alfaguara 2013. El autor es sociólogo  de la Universidad   Nacional y PHD de la U. de Cornell. Gestor, fundador y director de la maestría  en Escrituras Creativas de  la Universidad Nacional, ha motivado a muchos jóvenes, tanto en lo escrito como en lo audiovisual.

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