jueves, 21 de noviembre de 2013

¿DE PABLO GUATEPAISA A MALOGACHAPIOR?


Los "reales"
 La serie de Alias el Mexicano confirma  cómo los medios audiovisuales han resuelto narrar  la memoria de los episodios protagonizados  por la mafia colombiana.

 Como bien lo  dijo en alguna oportunidad  (palabras más, palabras menos) Jesús Martín  Barbero, los audiovisuales solo son reflectores sobre un aspecto de   complejas realidades.

Y ya  queda  claro , independientemente  de si  se trata de  Caracol  o RCN,  es decir, de  Santo Domingo o Ardila Lule, que  los dos  canales oligopólicos se han ido por el lado de lo que más vende.

 En este caso,  lo que más  vende, además del protagonismo del   malo ( Pablo Guatepaisa o  MaloGachapior), es el énfasis en la crueldad,  la violencia,  el morbo sexual  ( no solo en las   niñas  de la mafia, sino en   las prepago,  aun como estrategia de  los policías buenos). Un buen ejemplo  de lo que vende es  el episodio dedicado a la orgía en Mexico de  MaloGachapior y sus  colegas mexicanos. 

Por cierto, surgen inquietudes  : ¿ Se ocuparán de la manera como analizan las series a la mujer colombiana  aquellas    protestantes y ONG femeninas que crucficaron a Andrés  Jaramillo por una  desafortunada  frase ? ¿ O solo les interesa el tema de su minifalda?

La bondad, la solidaridad , el respeto por la vida humana, el desprendimiento frente al  embrujo  del dinero  requieren mucha más sutileza que la maldad o la codicia.  Las lógicas  comerciales de los  medios oligopólicos  no  logran ni lograrán hacer la compensación  de la dosis extrema de violencia y de sexo cuasi porno, a pesar de todo el empeño que pongan  en  el mejoramiento de  lo producido.  No  hay personajes  víctimas  fuertes ,   ( la sonsa   hija de doña  Belinda y su  novio  son de una ingenuidad asfixiante y su terror ante la violación del capo  fue una actuación bastante rígida y  cansona)

 Tener a Gerardo  Reyes  y a Mauricio  Navas  como  es una garantía.  La dirección de Diego Mejía  y Mónica  Botero, o actores tan estupendos como Juan  Sebastián Calero ( a pesar del exceso en la mueca) en el papel principal o   la actuación de Belinda Arguello ( por  cierto no no encontré ni su nombre si el de otros actores en la página) y, en general, de todo el elenco, muestran que  la TV colombiana   ya no se raja , o muy poco,  ni en la producción ni en la realización. En  otras palabras, que es competitiva internacionalmente. Lo que no obsta, desde luego, para que  le haga falta más  sutileza en los contenidos .

  Eso, por cierto, no se remedia con letreritos  explicativos, como tampoco   lo  logró  “Pablo, el patrón del mal”. En  ese sentido, a mi modo de  ver ( que, por supuesto,  admite  debate), la mejor  caracterización sigue    siendo “los tres  Caínes”, aunque también  cae en la sensiblería amorosa.¿ Por qué? Porque  las víctimas terminan siendo  los malos, en una ruptura de estereotipos. En las otras, los malos   son malos, pero la pasan rico ( sicologicamente hablando).

¿Cómo habría sido    cada  narco serie  o narconovela  si en vez de producida por   los Canales oligopólicos   hubiera sido producida por  el equivalente colombiano   a HBO o BBC ( porque Señal  Colombia, aunque de   notable calidad , no tiene el presupuesto ni lo tendrá nunca)?  

Tendría  sin duda otros propósitos  que el simple  lucro, como lo tiene la Universidad Nacional  o la de Antioquia  en investigación  cuando se le compara  con universidades privadas ( incluida los Andes)

  Al olmo  , como  lo   recuerda la sabiduría a popular, no se le pueden pedir  peras. Pero  lo que sí es muy importante: que maestros,  padres de  familia, grupos de adolescentes  y  de viejos  como esta abuela  cibernauta,  aprendan a  distanciarse tanto de sus estereotipos como de lo que les envían los medios  consumistas.

 El problema de la calidad  es distinto del problema de  la transmisión de valores.  Y no nos digamos  mentiras: a RCN y a Caracol,  solo les interesan los valores en teoría. Eso quiere decir que  los transmiten para salir del paso  moral.

Por lo mismo, periodistas o hijos de  víctimas  no deberían  caer en la  trampa de  “documentales”  avaladores de lo comercial. Tanto en el  caso de  de las mafias de la coca o de las esmeraldas ( ahora  alborotadas y seguramente próximo tema de lo narco audiovisual) ,  un documental como referencia histórica  queda por hacer. Pero no como no como apéndice de una serie, ¡por favor!  . 

  Y dos inquietudes.  La  primera,  a Gerardo Reyes:  los que valoramos el minucioso  aporte  histórico de un libro como  Don Julio Mario, esperamos  otro  sobre  el contexto  y  la explicación sociológica  del las telarañas sociales de  Rodríguez  Gacha.

La segunda inquietud, a Gustavo Bolívar, el libretista de  “Pablo, el Patrón del Mal” ¿Cuando aparecerá el libro sobre  lo no revelado o  discretamente vetado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario