El error, tanto de los periodistas como de los políticos es andar con el ego alborotado. Una motivación emocional los lleva a cometer errores que terminan por afectar su prestigio.
¿Cómo se alborota el
ego? Cuando las alabanzas de los demás aplastan cualquier posibilidad de humildad,
que es sin duda la virtud más importante, pero la más escasa,
tanto de políticos como de periodistas.
La humildad no es, ni mucho menos, apocarse,
sino reconocer que otros
pueden aportar y hacernos cambiar
si no de rumbo, al menos de enfoques.
Reconocer los errores a través de la
argumentación le pone un tatequieto a la percepción demasiado favorable que tenemos
sobre nosotros mismos.
La peleadera
entre Gustavo Petro y
Gustavo Gómez destapa la intolerancia visceral que
ha hecho tan difícil la convivencia entre colombianos, y el liderazgo que en estas materias ejercen
tanto políticos como periodistas.
El esquema caudillista sale de la entraña de nuestra cultura latinoamericana y se suma
a la dependencia de lo
audiovisual por la imagen. Lleva,
en ambos
casos, a caer en la tentación
del yoismo desenfrenado que, a su vez, propicia las confrontaciones emocionales,
en las que el debate argumentativo es lo
de menos.
No en vamos
hemos analizado en este blog como la peleadera es una característica
de nuestra discursividad y un desperdicio de inteligencias.
Porque ambos Gustavos son inteligentes, pero desperdiciados. A Petro, excelente Senador, lo perdió su ego, cuando pensó que podía en la alcaldía comportarse como en la tribuna parlamentaria. Se “infló” a sí
mismo cuando, en vez de aceptar el papel de “mártir” del Procurador, creyó que podría ganarle al sistema
judicial colombiano a través de la política.
El riesgo que corre Gustavo Gómez, excelente periodista en sus comienzos, ha
sido dejarse tentar
por los ratings y la fama y pasar de periodista a
presentador ( que regala libros al aire como en cualquier programa de televentas) e insultador ( como lo hizo con el
infame twitter sobre Hollman
Morris )[1]. De seguir así, se diluirá su esperanza ( inconsciente, aclaro) de reemplazar a Darío Arismendi.
RECOMENDADO: El
comentario, entre un universo de tantos cibernautas insultantes que “participan” la web, sobre
la peleadera de marras, que se firma como Arquitecto
“Creo que en ambos
personajes hay valores y antivalores. El periodista ha hecho grandes denuncias
sobre el detrimento patrimonial de las regiones. Petro por su parte, fue quien
desde el Congreso denunció el paramilitarismo. Ahora desde la alcaldía, no ha
podido hacer una buena labor, porque tiene la espada del procurador en la nuca.
Entonces periodista y alcalde, no polaricen las cosas .Este país necesita con
urgencia rodar sobre ideas democráticas con visión futurista para favorecer a
los más necesitados…”
[1]
Que por cierto debería
dejar de sentirse el ángel guardián
del alcalde, desprestigiando su
excelente labor en Canal Capital, pero
este es otro tema.
Tomado del Twitter de G.G. |
Tomado del twitter de G.P. |
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