En el escándalo
que sacude a la
Corte Constitucional, algunos medios de comunicación y periodistas han asumido la dudosa
responsabilidad de fomentar las confusiones semánticas, en particular en los contenidos de las
palabras que utilizan.
Escuché a una periodista seria de RCN poner en
el mismo costal de lo que calificó “distinto de lo jurídico”,
a lo político y lo ético. La
ética pública no puede reducirse a lo
político. En sentido similar, aunque opuesto, las palabras del entonces Ministro Oscar Iván Zuluaga
en una citación al Congreso
cuando se cuestionó algún negocio
de los hijos de Uribe y él alegó:
“ Mi ética es la ley” .
Desde otro aspecto, en
su afán de rating, no pocos medios convierten en fuente de
“equilibrio” – un principio de la ética periodística- la "verdad" de los
narcotraficantes y la de los acusados. Ambas fuentes, por cierto, muy solicitadas por los
medios y las “mesas de trabajo” que no investigan.
La responsabilidad política es también distinta de la responsabilidad ética. Aunque
ambas sean distintas de la
responsabilidad jurídica o de la periodística, todas tienen vasos comunicantes. Pero
no pueden reducirse las unas a
las otras, como lo logra la obsesión de juridicilización
que afecta a la sociedad colombiana
como pocas.
Hablar de lo jurídico a toda hora como punto de referencia de lo
bueno o lo malo, lo aceptable o inaceptable es banalizarlo. Y es
un síntoma que proviene de características
culturales como:
Leguleyismo: creer que todo se soluciona con normas, heredado
de la administración de las colonias españolas, que lleva a que no solo “se
obedece pero no se cumple”, sino que se “legaliza”
cualquier propuesta política con
normas que no se considera un deber ético aplicar. Ello reduce
la eficacia simbólica del derecho, para utilizar la expresión de Mauricio
García Villegas.
Caudillismo: creer que la bondad o la maldad
radican en las cúpulas. Las cúpulas,
por lo general, se reducen a un solo personaje. Un ejemplo significativo
es de otra periodista (y excusen la insistencia- casual- en el
género) que cubre presidencia por CM& y se limita a resumir los dichos y hechos del señor Presidente.
¿Puede reducirse la institución presidencial a las eres y venires del
Presidente? ¿No sería interesante saber,
como lo investigan y escriben los
periodistas norteamericanos, cual
es el poder de quienes trabajan en Presidencia?
¿Qué hace, por ejemplo, el enviado del
Dios Sarmiento Angulo, el discreto
Nestor Humberto Martínez , en el
territorio del Palacio Presidencial? Investigaciones de este
tipo serían mucho más interesantes; pero el
temor reverencial periodístico, que
vulnera el principio ético de
independencia, además de la admiración por el poder, cohíben la capacidad
periodística de guardar distancias
y fomenta, en este caso, la mediocridad.
El espectador , 11/03/2015 |
Confusionismo y discursividad: Un ejemplo claro
de cómo se confunde la perspectiva ética
y la jurídica es la presunción
de inocencia, derecho humano fundamental que alega cualquier cuestionado para impedir
el cuestionamiento ético. Por
eso mismo, y con evidente delicadeza para
evitar que a su turno se le
abalancen para cuestionarlo, el
Ministro de Justicia Yezid Reyes recalcó
que si
bien el Dr. Pretelt
no tiene ninguna obligación
jurídica de renunciar por
la susodicha ( presunción de
inocencia ) en cambio, le sugiere que renuncie. Buen ejemplo de
la “pequeña diferencia”, lo es también el artículo de María Isabel
Rueda cuando describe, en aplicación del deber ético de veracidad, la poco
ética actitud del ex magistrado Escobar ,
qua asistió, sin haber sido
invitado a la entrevista que ella
le hizo al magistrado Pretelt. No es
simplemente una “metida de pata” o “dar
papaya” como él califica livianamente
sus comportamientos.
Recomendado: Como estamos en la onda ética, bien valdría la pena una reflexión sobre el tema
Paz difusa-confusa y medidas concretas
A propósito de contenidos de las palabras, un hecho, un acuerdo y una intención trascendentales en el
proceso de negociación con las FARC, porque aterrizan y concretan
la confusa y difusa paz.
Hecho: la ida de los cuatro
generales a La Habana.
Acuerdo: el
desminado conjunto.
Intención: reunir
a los diversos en
una comisión. No tanto por ser
Comisión sino para que por lo menos se escuchen los unos
a los otros, sin esa mezquindad y peleadera
que tanto afectan cualquier iniciativa de consensos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario