El análisis
crítico de medios de comunicación y
del periodismo no puede limitarse a lo negativo.
En el campo cultural, por ejemplo,
si sólo se critica el modelo de
“niñas pechugonas ” instaladas en los
noticieros, los "secretos" de dudoso interé o la farándula como
ingrediente; si se pregona que solo vale
la cultura popular o la culta, el aspecto negativo se vuelve destructivo.
Así sucedió con las generaciones que exaltaron lo europeo y luego lo gringo, negando
valores culturales colombianos; o,
en sentido contrario, se maravillaron con lo colombiano (“Colombia es pasión) sin compararlo con un despreciativo “extranjero”.
Lo cultural, como se advirtió
en el Mito 3, no
es solo de medios públicos, no excluye
buena programación de los canales
privados, aún los oligopólicos. Lo
importante es saber hacer y saber escoger.
Porque lo cultural
es, sobretodo, crear, valorar, respetar y
entender al “otro” y sus circunstancias,
debatir en vez de insultar, no aferrarse a estereotipos sobre lo que es
Colombia, la violencia, la paz,
el uribismo o las FARC.
Y la identidad
de país no es patrioterismo, ni
campañas que nos ensalzan, ni
repetir que nos encantan los frisoles o el ajiaco.
Es algo mucho más profundo, que motiva a
actuar y a avanzar .
Para los históricos seis y siete de agosto, encontré en el costal de los epicúreos[1], dos
ejemplos placenteros.
Carlos Vives, el infatigable
Dedicándola desde el corazón – pero también desde las entrañas- a Santa Marta , Carlos Vives promociona su nueva
producción en un DVD inserto en
el Tiempo el pasado Domingo.
El
infatigable deja una constancia sobre
muchos aspectos de su vida, impregnados de cultura vallenata.
Nos muestra esa manera de
conectarse con su público y de crear una
comunicación profunda - aun con los abuelos cibernautas o los cachacos rígidos de cadera
como la suscrita que lo escucha y lo mira desde su computador-. Pero también, defiende su aporte dinámico de roquero, a un vallenato que corría el riesgo
de quedarse en lo folclórico
de las añoranzas.
Vives le pone acelerador, explica sin más discursividad que su música
por qué son mezquinas
las críticas de los
fundamentalistas de la vallenatología. En un país de caudillos, reconoce el mérito de todo su equipo, que contribuyó a darle una dimensión internacional
a su filosofía ( porque de eso se
trata).
Wendy Arenas en busca del Jute (o hute) de papa
¿Como volver creativo e interesante un modelo predeterminado de programa cultural? ¿
Puede la personalidad de la presentadora escapar al esquema “pechugón?
Supe
, después de mucho buscar en Google que
se llama Wendy Arenas . El
capítulo ¿24 del programa de Señal Colombia “En busca del plato perdido” sobre
Boyacá, en vísperas del
7 de agosto, muestra como se puede escapar de los estereotipos y competir, o bien con la propaganda institucional del
departamento, o con los estereotipos culturales sobre Boyacá, que no se adentran en las realidades del campo y su lenguaje.
Hace dos o tres años, el proyecto fue
seleccionado para financiación
pot el Mincultura. Pero
la presentadora le pone ahora un dinámico sello personal porque se le nota la gana de saber más, por su morral, su carpa, sus trajinados tenis, su caminadera, su manera de preguntar. Recorre
los sitios, no con la mirada, sino metiendo su carne y huesos en
las convencionales postales de paisajes,
probando no solo el plato sino qué se siente al empujar el arado ( en el piloto, un presentador desabrido solo tocaba al buey). Y permite también la interactividad cuestionadora de los que no están satisfechos con la preparación, aportando su propia receta.
Conclusión: lo cultural es calidad
cuando se sale de los esquemas mentales rígidos; cuando involucra todos los sentidos, incluido el filosófico.
Cuando se aburra de los repeticiones o de los infiernos artificiales, asómese por Señal Colombia para encontrar autenticidad y calidad.
Cuando se aburra de los repeticiones o de los infiernos artificiales, asómese por Señal Colombia para encontrar autenticidad y calidad.
Conclusión: la promoción de identidad no es teórica o discursiva, sino vivenciada.
Conclusión: el
maniqueísmo aplicado a lo cultural es garantía
de mediocridad. Creer que solo
proviene de lo público o lo privado, lo comercial o lo subsidiado, es
reducir los horizontes creativos.
Recomendado:
El
discurso del discreto músico Pablo Montoya al ser homenajeado por su
Universidad de Antioquia, por ganar
el premio Rómulo Gallegos.
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