El mal
llamado posconflicto solo tendrá una realidad tangible cuando se
afronte desde la diversidad regional y territorial, no solo en relación con las FARC sino también, y sobretodo, con el ELN. Un grupo
guerrillero tan mal conocido como
sus
fortines en el
Catatumbo, el Sur de Bolívar,
Arauca o Chocó.
Pretender que la paz se decide desde Bogotá sería una ingenuidad mayor que confunde el principio con el fin de la reconciliación.
Porque el cambio real y no hipotético supone una mayor intervención del poder local. Pero no el de
los politiqueros o el de
todas sus manifestaciones
ilegales ( como el secuestro, el
narcotráfico y la corrupción ), sino el
poder de colectividades
organizadas y una mayor coordinación entre lo local y lo global.
También
supone un mejor conocimiento
de unos
y otros sobre de donde
vienen y para donde van las partes, quienes
son o no sus aliados, quienes están
o no dispuestos a salir de la
ilegalidad.
Dos libros dan luces sobre esos aspectos en relación
con el ELN.
¿Por qué negociar con el ELN?
Veintidós autores
participaron en este libro, producto de un
foro en la Universidad Javeriana.
Disímiles aportes que recalcan, muchas veces, la distancia entre
lo académico - pletórico de ideas generales o
lugares comunes- y la realidad que se vive en las
regiones. Una realidad que llega a
puntos coincidentes como la necesidad de reconciliar los territorios (Brigadier general RafaelAlfredo Colon), que
conoció al ELN “en
vivo y en directo desde su crecimiento,
desarrollo y declive en los Montes de
María…región sumergida en una amalgama de conflictos”. Un ELN nutrido de
tres fuentes (Víctor de Currea
–Lugo) : revolución cubana, humanismo
camilista y teología de la liberación, cuya”
impronta genética… es lo
minero-energético, como
lo agrario lo es de las FARC”.
Ello implica también “reaprender a pensar y actuar en una nueva época desprovista de los
referentes y paradigmas revolucionarios
socialistas construidos a partir a partir de la experiencia de la
revolución de octubre y sus vertientes posteriores, la revolución china , vietnamita,
cubana, Albania y las revoluciones Africanas (detenidos del ELN en la cárcel de
Bellavista, Medellín ). A lo que yo
añadiría abandonar esa mención constante y vaga de la palabra pueblo[1], como también
el sonsonete sobre la necesidad
de diálogo, que sugeriría reemplazar por más poder de las
organizaciones de base no armadas, lo cual es un reto para los que bajan del monte.
El cómo negociar implica
entonces abandonar
posiciones polarizantes de todas las partes, señalar linderos de ilegalidad (como los inaceptables secuestros y atentados a los oleoductos), reconocer
la verdad de los datos sobre minería (como que el pico de los
combustibles fósiles estará en el 2030,
lo que implica a mediano y largo plazo priorizar
lo agrario sobre lo minero). Implica no seguir creyendo que en los municipios
mineros como los del “ala de la Drummond”
han satisfecho sus necesidades
básicas. Pero, a la vez, “ fortalecer
lo que ha funcionado bien” en vez del radicalismo nihilista.
Dicho
de otro modo: desmontar estereotipos y
simplificaciones en múltiples lados.
RECOMENDADÍSIMO:
LA REVOLUCIÓN DE LAS SOTANAS
Los que
habíamos leído el libro en 1995,
lo releemos en su nueva edicion de marzo 2016 como uno de los
clásicos de la literatura – periodística, ahora
reivindicada metodológicamente
por la Nobel Svetlana Aleixievich y
en lo sustancial católico
de la teología de la liberación, por el
Papa Francisco y su “opción por
los pobres”.
El
documento firmado por 60 sacerdotes y el obispo Gerardo valencia, en la casa de campo Golconda de la Acción Católica
en Viotá , el 143 de diciembre
de 1968, dejó una huella profunda en la iglesia
latinoamericana.
El recorrido de mi buen amigo y padre de mis dos queridas amigas, como lo fue su esposa
Gloria, no necesita de mis
aplausos para sobresalir.
Pero el que quiera entender al ELN más allá de sus excesos
comprenderá que la ceguera inaudita de los arzobispos Concha
Córdoba, Muñoz Duque y otros prelados,
así como las mentiras de lo que
Álvaro Gómez llamaba el régimen,
llevaron a muchos a encontrar la falsa salida del monte, a salir del sacerdocio expulsados por
esa misma ceguera, o simplemente,
a dejar de esperar el cambio o
hacerlo en la medida de su
espacio personal.
Casi todos los firmantes del Golconda impulsaron más de lo que se cree la sana rebeldía, crearon nuevos modelos educativos ( como el del padre Ignacio Betancur o las monjas del Mary Mount, que se tropezaron con la misma ceguera de sus superiores y padres de familia).
Casi todos los firmantes del Golconda impulsaron más de lo que se cree la sana rebeldía, crearon nuevos modelos educativos ( como el del padre Ignacio Betancur o las monjas del Mary Mount, que se tropezaron con la misma ceguera de sus superiores y padres de familia).
Quienes lean o relean esa revolución de las sotanas comprenderán
también que cuando Fabio Vásquez no
bajó del monte, el ELN perdió la
oportunidad con Anapo, error que él mismo reconoció en
el libro de Olga Behar.
Tanto los actuales lideres del ELN como los tozudos reaccionarios aferrados a
una Colombia medioeval deberían recordar las enseñanzas del Golconda y esforzarse para no perder esta segunda oportunidad sobre la tierra colombiana.
1-Ver en Glosario de diarreas mentales de este blog las palabras Paz y pueblo.
2- ¿Por qué negociar con el ELN? Editor, Victor de Currea Lugo, editorial Pontificia Universidad Javeriana, Noviembre 2014. Significativo: la publicación fue posible gracias a una donación de la encopetada familia Vasquez-Carrizosa-Holguín Pardo
3-Javier Darío Restrepo, La revolución de las sotanas, Golconda
25 años después reedición marzo
2016, Libros del dos de bastos, La Plaza, ISBN.978-958-8592-42-8
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