jueves, 26 de mayo de 2016

¿CÓMO NEGOCIAR CON EL ELN?


Lo sucedido con Salud Hernández abrió  una pequeña ventana   sobre  el  Catatumbo y sus complejidades,  pero también  sobre  lo infantil que  resulta la palabra  paz ante estas  complejidades.

 El  mal llamado posconflicto solo tendrá una realidad tangible cuando  se  afronte  desde  la diversidad regional  y  territorial,   no solo en relación con  las FARC sino también, y sobretodo, con el ELN.  Un grupo  guerrillero  tan mal conocido como  sus  fortines  en  el  Catatumbo,  el Sur de Bolívar, Arauca o Chocó.

Pretender que la  paz se decide desde Bogotá  sería una ingenuidad  mayor que confunde  el principio con el fin de la reconciliación.  Porque  el cambio  real y no hipotético supone una mayor   intervención del poder local. Pero no el de los politiqueros  o  el de  todas sus manifestaciones  ilegales ( como el secuestro,  el narcotráfico y la corrupción ), sino el  poder de  colectividades organizadas  y una mayor   coordinación entre lo local  y lo global.

También  supone un  mejor conocimiento de  unos  y otros  sobre de  donde  vienen  y para donde van   las partes,  quienes  son o  no sus aliados, quienes están o no dispuestos  a salir de la ilegalidad.

Dos libros   dan luces sobre esos aspectos en relación con el ELN.


¿Por qué negociar con el ELN?


Veintidós    autores   participaron   en  este libro, producto  de un  foro en la Universidad Javeriana.  Disímiles aportes  que  recalcan, muchas veces, la distancia  entre  lo académico  - pletórico de ideas generales o lugares  comunes-  y la realidad que se vive en las regiones.  Una realidad que llega a puntos coincidentes  como la  necesidad de reconciliar  los territorios                (Brigadier  general RafaelAlfredo Colon),      que conoció  al ELN  “en vivo y en directo  desde su crecimiento, desarrollo y declive  en los Montes de María…región sumergida en una amalgama de conflictos”. Un ELN  nutrido de   tres fuentes  (Víctor de Currea –Lugo) : revolución cubana, humanismo camilista y  teología de la liberación, cuya” impronta genética… es lo   minero-energético, como lo  agrario lo es de las FARC”. 

Ello implica también “reaprender a pensar y actuar en una nueva época desprovista de los referentes y paradigmas revolucionarios  socialistas construidos a partir a partir de la experiencia de la revolución de octubre y sus vertientes posteriores, la revolución china , vietnamita, cubana, Albania y las  revoluciones  Africanas (detenidos del ELN en la cárcel de Bellavista, Medellín ).  A lo que yo añadiría abandonar esa mención constante y vaga de la palabra  pueblo[1],  como también  el sonsonete sobre  la necesidad de  diálogo,  que sugeriría reemplazar por más poder de las organizaciones de base no armadas, lo cual es un reto  para los que  bajan del monte.

 El cómo negociar  implica  entonces  abandonar posiciones  polarizantes de  todas las partes,   señalar linderos  de ilegalidad (como los inaceptables secuestros y  atentados a los oleoductos), reconocer  la  verdad de los datos  sobre minería (como que el pico de los combustibles fósiles estará en   el 2030, lo que implica  a mediano y largo plazo priorizar lo agrario sobre lo  minero).  Implica no  seguir creyendo que en los  municipios  mineros como los   del “ala de la  Drummond”  han  satisfecho sus necesidades básicas.  Pero, a la vez,  fortalecer lo que ha  funcionado bien” en vez del radicalismo  nihilista.

Dicho de otro modo: desmontar estereotipos  y simplificaciones en múltiples  lados.

RECOMENDADÍSIMO: 

LA REVOLUCIÓN DE LAS  SOTANAS


 Los que  habíamos  leído el libro  en 1995,  lo releemos    en su  nueva edicion de marzo 2016 como uno de los clásicos de la literatura – periodística,   ahora   reivindicada   metodológicamente por la Nobel  Svetlana  Aleixievich y  en lo  sustancial  católico  de la teología de la liberación, por el  Papa Francisco y  su “opción por los pobres”. 

El  documento  firmado por  60 sacerdotes   y el obispo Gerardo valencia,  en la casa de campo  Golconda de la Acción  Católica  en Viotá , el   143 de diciembre de 1968,  dejó una  huella profunda en  la iglesia  latinoamericana.

El recorrido  de mi buen amigo y  padre de mis dos queridas  amigas, como lo fue  su esposa  Gloria, no   necesita de mis aplausos  para   sobresalir.  Pero el que quiera  entender   al ELN más allá de sus  excesos  comprenderá que  la ceguera  inaudita de los arzobispos   Concha  Córdoba, Muñoz Duque y otros prelados,  así  como las mentiras de lo que Álvaro Gómez llamaba el régimen,  llevaron  a muchos  a encontrar la falsa salida del monte, a  salir del sacerdocio  expulsados por  esa misma ceguera, o simplemente,  a dejar de esperar  el cambio o hacerlo en la  medida de  su   espacio personal.   

Casi todos  los firmantes del Golconda  impulsaron  más de lo que se cree  la sana rebeldía,   crearon nuevos modelos  educativos ( como  el del  padre Ignacio Betancur o las monjas del Mary Mount, que se tropezaron con la misma  ceguera   de sus superiores y padres de familia). 

Quienes lean o relean  esa revolución de las sotanas comprenderán también  que cuando       Fabio Vásquez  no  bajó del monte,  el ELN perdió la oportunidad  con   Anapo, error que él mismo reconoció en el  libro de Olga Behar.

Tanto los actuales lideres del ELN como los  tozudos reaccionarios  aferrados a  una Colombia medioeval deberían recordar  las enseñanzas del Golconda  y esforzarse  para no perder  esta segunda oportunidad  sobre la tierra colombiana.






1-Ver en  Glosario  de diarreas mentales  de este blog las palabras Paz y pueblo.
2- ¿Por qué negociar con el ELN? Editor, Victor de Currea Lugo, editorial  Pontificia Universidad  Javeriana, Noviembre 2014. Significativo:  la publicación fue posible gracias a una  donación de la  encopetada  familia Vasquez-Carrizosa-Holguín Pardo
3-Javier Darío Restrepo, La revolución de las sotanas,  Golconda  25 años  después reedición marzo 2016, Libros del dos de bastos,  La Plaza, ISBN.978-958-8592-42-8

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