Pocos
países como Colombia le dan
tanta importancia a los aspectos formales y procedimentales del
derecho. Y a sus perversiones, las leguleyadas. Es decir, los esguinces a lo sustancial , esa tendencia
adictiva a torcerle el pescuezo a
la ley , el sika de lo jurídico que ha
picado al ejecutivo, al legislativo y al judicial.
El origen romano y español de nuestro sistema
jurídico, a lo que se suma haber
adoptado el código civil napoleónico, son explicaciones válidas, al
menos en cuanto a la diferencia con el pragmático
casuismo de los
sistemas consuetudinarios, en particular los anglosajones.
Pero no son razones suficientes para explicar, por ejemplo, que la tasa
de abogados por 100.000 habitantes sea de 389.36
en Colombia , mientras que en
Suecia es de 49.3
y en Francia, cuyo derecho es también de origen romano , sea de 75.8.[1] facultades
de derecho.
En
Colombia, el desprestigio del
derecho es proporcional a la proliferación de abogados y de facultades de derecho (que ya no se
llaman de jurisprudencia), así como la
proliferación de periodistas egresados
de facultades de comunicación
social parece ser proporcional
a su desempleo (pero ese es otro
tema).
En ambas
disciplinas hay un evidente desencuentro
con la realidad del país. Afirmación que, por supuesto, admite
debate y
prueba en contrario. Pero, sobre todo, recalca la necesidad de un cambio de mentalidad y de lenguaje.
(Advierto que escribo con
conocimiento de causa en ambas carreras , siendo egresada de derecho y habiendo trabajado como docente y directiva en el pregrado y en el posgrado de comunicación social.
En el primer caso , me “decidí” a estudiar derecho , porque
mi madre
, por cierto muy sabia en lo que a derechos humanos se
refiere, me convenció que, como un
hermano era ingeniero, y
una hermana médica, y como me
gustaba escribir, lo mejor era que estudiara derecho. Eran las tres llamadas profesiones liberales. No me arrepiento de la decisión : aunque me ha
quitado alas literarias y casi nunca he ejercido el derecho, ha estructurado bastante
mi rebelde pensamiento. Y ,
curiosa consecuencia, me ha enseñado a
detectar tanto los leguleyos, como las
leyes utilitaristas, como las sentencias pobres, y lo
supuestamente “jurídico” que no
obedece al interés general, sino al
muy particular de los oligopolios, por
ejemplo.
En
el segundo campo, el de la academia,
pude comprobar que muchos estudiantes habían escogido el derecho
por defecto. Por no haber sido
escogidos en otras carreras. Por
tradición –hijos de padres y abuelos abogados. Por
comodidad - no
toca matemáticas- o por una tradición
nacional - los abogados mandan la parada-).
ACOFADE, la Asociación Colombiana de Facultades de
Derecho está preocupada por la explosión demográfica de abogados y sugiere más control de la pésima calidad de muchas de ellas. [2] Una interesante tesis de grado – no solo de
derecho sino de sociología, de sicología o de comunicación social - sería estudiar las raíces
de ese fenómeno nacional del leguleyismo teórico en los distintos
sectores.
Y, sobre todo, por la maña de priorizar lo teórico leguleyo en vez de la eficacia práctica del derecho, o su eficacia simbólica, para utilizar la expresión de la sociología del derecho. Veamos algunas consecuencias:
Y, sobre todo, por la maña de priorizar lo teórico leguleyo en vez de la eficacia práctica del derecho, o su eficacia simbólica, para utilizar la expresión de la sociología del derecho. Veamos algunas consecuencias:
- El leguleyismo como bloqueo político: ahora, cuando se ha puesto de moda la “innovación” , los aspirantes podrán comprobar que a cada tendencia innovadora se le atraviesa un inciso . Ello es particularmente cierto en el sector público y lleva a la consecuencia de un bloqueo de lo público; a realidades como la corrupción ( muy hábil en saltarse o interpretar las normas); y a astucias como argumentar ineficiencia para la venta de los bienes públicos ( ejemplo : Isagen y ETB).
- El bloqueo administrativo por el leguleyismo se manifiesta en los ministerios y demás institucionesd tanto por la corrupción misma, como por la inercia proveniente del miedo a violar alguna norma. No resultará extraño entonces, que los innovadores más sobresalientes del futuro serán los egresados de carreras científicas o , en caso de las ciencias sociales, los que superen la barrera del leguleyismo y se dediquen a explorar lo sustancial es decir, las necesidades de los seres humanos .
- El leguleyismo como arma “subversiva”. Paradójicamente, en este caso , los extremos se unen: por un lado, el uribismo y el Procurador , por el otro las FARC .Los primeros acuden a la “resistencia” como justificación jurídica, que los lleva al extremo de acusar al Presidente Santos de dictador y delincuente (sic). En cuanto al Procurador Ordoñez , utilizó en su carta un lenguaje subversivo , extralimitándose en las funciones constitucionales y acusándolo de convivir con un grupo criminal. Pero eso si, como su vice procuradora, a cada expresión de sus pasiones le agregan una justificación “jurídica”.
“Lo que su gobierno
está conviniendo con el grupo criminal de las FARC implica que la Mesa de
Conversaciones de La Habana se reviste de poderes constituyentes, que ni el
ordenamiento jurídico, ni el pueblo les ha otorgado”…Equivale a someter de forma dictatorial al pueblo
colombiano a la voluntad de las FARC y del Gobierno.”
Y del mismo modo,
El Senador Uribe Vélez
que se inventó ,
como Presidente, un "Estado
de opinión” después de citar a Carl Schmitt, ahora
acude a la resistencia civil después
de citar a Habermas, como para darle mayor
solidez a su argumento:
“Cuando se habla de una expresión de oposición es justamente porque se
considera que aquello a lo cual nos oponemos le hace daño a la democracia. Y si
esa expresión es pública, argumentada y persistente, no se encuentran
diferencias que valga la pena considerar entre resistencia y desobediencia. Yo
he utilizado resistencia porque es
una manera de enfrentar, sin dar la sensación de que por la vía de la
desobediencia uno se pueda situar por fuera o en contra del ordenamiento
jurídico ( entrevista a El Colombiano)
¿Qué decir del ex Presidente Gaviria cuando, en nombre de la
democracia, lanza improperios contra
todo el mundo ? Y cuando pide una
“consulta popular “ para la candidatura presidencial
del liberalismo, ¿se le habrá olvidado
como lo
designaron a él y como su
hijo fue catapultado a la dirección del
pobre partido? http://bit.ly/1V9YbhS
El propio
Presidente Santos, en
tono más educado, justifica sus piruetas jurídicas, pero acude también
a un lenguaje poco jurídico con menciones
personales. ¿ Para “blindar “ el acuerdo
de paz, otra palabra guerrerista de la paz?
En
cuanto a la subversión, contagiada también de leguleyismo, se
ampara en un lenguaje “democrático”:
Nosotros
nos consideramos una organización profundamente democrática, a pesar de ser una
organización militar. ¿Cuál es el problema? Que somos una organización armada
que tiene que regirse por leyes que rigen la actividad armada.”( Timochenko,
entrevista a la revista Semana)
Y el ELN
contaminador , en entrevista a Víctor de Currea Lugo en El Espectador, comenta leguleyísticamente sobre el petróleo, después de citar al Papa Francisco y a Camilo Torres y
sobre la justicia :
hemos planteado la nacionalización como una salida soberana, que ojalá se
alcanzara y fuera efímera, para que el país sea capaz de sustituir esa energía
por otra menos contaminante, consecuente con la decisión de no seguirle
causando males terribles al planeta…
A propósito de las víctimas del conflicto y la justicia, los dos últimos
congresos del ElLN, que son nuestra máxima autoridad, han definido la validez
de la verdad, la justicia y la reparación para las víctimas, perdón pero no
olvido”.
Por
cierto, ni el Procurador Ordoñez ni
el ELN
caen en cuenta de sus contradicciones,
el primero contaminando lo judicial con lo político y
el ELN predicando no contaminar
pero causando enormes
daños ambientales.
- El leguleyismo de los proyectos de ley como “solución” de problemas económicos, morales y sociales. La manía (o costumbre , como se le quiera llamar) de acudir a un “proyecto de ley” para solucionar problemas tan prácticos como la salud , la educación, la desigualdad, la violencia, es más cómodo. Proponer un proyecto de ley tiene un impacto inmediato en tanto que solucionar el problema tiene un impacto a mediano o largo plazo. Pero no resuelve el problema de fondo que es la inequidad social. Así como las casas gratis tienen mayor impacto inmediato y mediático que el coeficiente de Gini, así también se considera la justicia transicional más importante que la educación en valores, el respeto al otro y la obligación moral de convivencia.
- Son leguleyos los proyectos de “cambio” entendidos como proyectos de reforma constitucional o proyectos de ley. Y desde luego, es el sumun de leguleyada una “constituyente” que asoma sus orejas desde los dos extremos, el uribismo y la subversión.
- El populismo penal ( como forma de atacar el delito”)[3] es otra forma de leguleyismo. Se refleja en el aumento de las penas o tipos penales, pero también de la población carcelaria, un “remedio” que resulta peor que el mal. Para los opositores del “populismo penal“ , la efímera presencia de las víctimas solo la explica “la necesidad que tienen los políticos y los medios de comunicación de exhibirlas públicamente, dentro de una desleal forma de obtener ventajas electoreras y comerciales”. No descarto que pueda ser una forma de sanación personal con impacto positivo, pero limitado, como en el liderazgo de las victimas de violaciones y de ácido. Ese liderazgo , bienvenido, no requiere necesariamente de una ley sino , por parte de la autoridad, de capturar a los responsables.
- El leguleyismo lleva a desinsititucionalizar al país. Se patina en un galimatías melcochudo en el que, en nombre del derecho, se sobreponen conceptos jurídicos unos sobre otros, haciéndole perder a los colombianos la confianza en la norma de normas, la Constitución.
Manosear así el derecho recalca un deber
prioritario en Colombia: estimular consensos morales en torno a la necesidad de
convivencia y de respeto, en vez de instalarnos en esa
manera
acomodaticia de entender fundamentos supuestamente jurídicos .
Así
como la ciclovía cambió la manera de
vivir la ciudad, así comunicarnos con lenguajes distintos y no aceptar embelecos leguleyos tiene la ventaja de ser gratis, de ofrecer nuevas
perspectivas, de motivar a nuestros
desmotivados jóvenes y de provenir de un esfuerzo colectivo desde cada ciudadano, más allá de los egos alborotados de la política.
( caricatura de Daumier)
[1] CEJ dato de 2011, que en
seis años debe haber aumentado
[2] 138.948 , de los cuales solo 238 % tiene una formación de calidad;
165 programas de pregrado, 480 especializaciones
, 11
doctorados. En 2015 se expidieron 15246 tarjetas profesionales. Ámbito
jurídico, - por cierto una excelente publicación de Legis, que deberían consultar los
periodistas leguleyos - 9-22 mayo
2016.
Fotos MTH
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