“Su principal logro [del senador McCarthy] ha sido el de confundir a la opinión pública, entre las amenazas del comunismo. No debemos confundir desacuerdo con deslealtad. Debemos recordar siempre que una acusación no es una prueba y que una condena depende de la evidencia y del debido proceso de la ley. [...] No caminaremos con miedo, el uno del otro. [...] No descendemos de hombres temerosos, de hombres que temían escribir, hablar, asociarse y defender causas que eran, por el momento, impopulares.[...] ¿Y de quién es el fallo? En realidad no es suyo. Él (McCarthy) no creó esta situación de miedo; él meramente la explotó, y más bien exitosamente. Casio estaba en lo cierto: «El fallo, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos». Edward Burrow, periodista”(cita Tomada de Wikipedia)
El macartismo[1] a la criolla tiene varias similitudes con aquella época nefasta que en, Estados Unidos , en nombre del anticomunismo, se afectó con persecuciones a intelectuales como Arthur Miller, Bertold Brecht, Orson Wells, artistas de cine - incluido Charles Chaplin- y productores como Walt Disney. Por fortuna no se ha llegado -todavía- en Colombia a los extremos a los que se llegó en la meca de la democracia. Pero sí empieza a crearse un clima preocupante de persecución que, esperemos, se logrará detener antes de que la violencia vuelva a hacer de las suyas.
Como bien lo anota Semana.com, la tecnología en parte amplifica:
Sin embargo,
no sobra recalcar que más allá de lo virtual están las acciones muy reales de
ciertos sectores apoyados por lo que el sociólogo Zygmunt Bauman
califica de “Ceguera moral” :
“El temor alimenta el odio y el odio alimenta el temor” …” el miedo también ha llegado a ser una mercancía
política, una moneda utilizada para gestionar el juego del poder”[2]
Veamos
algunas estrategias similares en
el macartismo a la criolla:
Utilizar la mentira
para crear el escándalo. Un ejemplo evidente y demostrado es el
de la acusación a la
Ministra de Educación Gina Parody
con el tema de
los comics de supuesta educación sexual que no provienen de dicho Ministerio sino de unos pornográficos
belgas que circularon en la red.
La
estrategia es confundir de tal manera
a los ciudadanos, que la educación sexual, una
política pública de hace años, se tiña
de obscenidad, como el macartismo tildó de comunista a los que
nada tenían que ver con ese sector político.
Antídoto: aceptar
la evidencia en el sentido de
que los comics para adultos no emanan del Ministerio de Educación. Y, como lo ha reafirmado el funcionario de la ONU en la obsesiva WRadio, el tema de la educación sexual está en discusión.
Sin duda, un párrafo del que se pegaron los fundamentalistas está mal redactado, en el sentido de
que expresa que
“ no se nace hombre o
mujer”. Pero una sana discusión corre el riesgo de
diluirse en una peleadera basada en una primera mentira.
Uno puede pensar, como es mi caso, que la
educación de género solo se debe empezar
en la adolecencia y no en la primera
infancia, y que lo importante, desde
el nacimiento, es inculcar valores
de dignidad y respeto al ser humano por
serlo. Pero ello no implica que se
persecute a una Ministra desconociendo
el derecho que tiene a su sexualidad.
¿No sería importante
que se pronunciara
el Opus Dei contra la pedofilia, con el
mismo entusiasmo con el que algunos sectores defienden supuestamente a
la familia personalizando el ataque
contra la Ministra?
¿Por cuenta de qué
principio de la ideología liberal resultó fundamentalista la senadora Vivian Morales?
¿Se apresuró
el Cardenal a apoyar una manifestación en la que, como también lo demostraron los medios, se
marchaba por distintas razones y con el odio y el resentimiento como acicate?
La repetición en
las redes sociales como argumento. Así
como los macartistas utilizaron la
calumnia y el miedo sin posibilidad de defensa, así también se
utilizan supuestas carátulas
de Time, y se hacen circular por la red rumores falsos como
que el canal
del National Geographic va a sacar un programa
sobre las razones para votar “no” en
el plebiscito, lo que, por supuesto nunca haría ese canal.
Antídoto: detectar
por la red esas mentiras corta de raíz
la repetición y le abre los ojos a los ingenuos que se las creen, más por pasión contra las FARC que por análisis.
Apelando de manera
perversa al principio del “equilibrio”,
los medios de comunicación pueden
convertirse en cajas de resonancia del
macartismo. Un ejemplo
reciente es el de la sección “si” o
“no” del noticiero RCN de televisión. Estimulando argumentos
emocionales, cuestiona
solapadamente fallos como el del Consejo
de Estado sobre el caso de Piedad Córdoba.
Antídoto : mayor responsabilidad del periodismo y de los dueños de los medios, pero también, protesta de los
receptores contra este tipo de sondeos, especialmente sobre los fallos de la administración de justicia. Y ojo: el Presidente Santos no puede servirle en bandeja de plata la cabeza de Gina Parody a los fundamentalistas alborotados por sectores reaccionarios.
El
macartismo se caracterizó y se caracteriza por darle vitrina a los sectores fundamentalistas de tal manera que se producen
reacciones en cadena. Es hora
de priorizar la responsabilizar social sobre
el espectáculo de los gritones. Es hora de suspender las
encuestas polarizadoras, y no
solo los mencionados sondeos “si”
o “no” , sino, en general, la
ficticia participación de la ciudadanía, que por cierto, no tardará en hacerse sobre la conveniencia o no de “tumbar” a la Ministra de Educación.
Los instrumentos
de poder al servicio de la persecución. Un ejemplo cada vez más contundente y comprobable es la manera como, desde las cúpulas de la función pública, algunos, como el Señor Procurador, han reforzado
actitudes de persecución política, ideológica o personal.
El fallo
del Consejo de Estado
ha sido contundente en relación
con Piedad Córdoba y quien
debería responder, allí si personalmente
con su peculio, dados los perjuicios causados por su actuación apresurada, es el Señor
Procurador.
De esa persecución
ha sido también víctima, cuatro años después de su gestión, - excusen
el nombre propio- Juan
Camilo Restrepo, el ex Ministro de Agricultura
del primer periodo de la administración
Santos, mi esposo , incesantemente
requerido por la Procuraduría
sobre el caso Lafaurie, cercano, como es sabido, al Procurador.
Y ahora, el Director General de la Unidad de Restitución de Tierras, Ricardo Sabogal, es perseguido por el caso Pretelt, y con pliego de cargos por convenios con la OIM, cuando en todos los procesos restitutivos participan funcionarios de la Procuraduría, lo que recalca la inmoral actitud del caudillismo de su cúpula.
Antídoto: responder dignamente a los, a veces, indignos requerimientos de las instituciones.
Pero también, que el Congreso y el gobierno dejen de politizar lo que debe basarse únicamente en el mérito del respectivo sector.
Que la ciudadanía empiece a armar el rompecabezas de lo que parece ser un clima preocupante de macartismo, sobre el cual el periodismo temeroso no le ha preguntado al Senador Uribe, uno de sus principales instigadores.
Y que se multipliquen cubrimientos como los del periódico El Espectador, que ha llevado el liderazgo en prensa en estas materias, así como lo ha llevado Noticias Uno en televisión.
Advirtiendo que soy parte obviamente perjudicada, como lo fueron los perseguidos por el macartismo, no entendiendo por qué al Señor Lafaurie, habiéndosele comprobado ya las irregularidades que cometió en Fedegan, y sus embarradas en Fryogan, ciertos medios y periodistas lo siguen considerando como el representante ilustre del sector rural. ¿Por qué aceptan que esas irregularidades se tapen convirtiéndolas en "persecución" política. ¿Falta de criterio ético? Por fortuna, la historia no perdonará esas "confusiones".
Y ahora, el Director General de la Unidad de Restitución de Tierras, Ricardo Sabogal, es perseguido por el caso Pretelt, y con pliego de cargos por convenios con la OIM, cuando en todos los procesos restitutivos participan funcionarios de la Procuraduría, lo que recalca la inmoral actitud del caudillismo de su cúpula.
Antídoto: responder dignamente a los, a veces, indignos requerimientos de las instituciones.
Pero también, que el Congreso y el gobierno dejen de politizar lo que debe basarse únicamente en el mérito del respectivo sector.
Que la ciudadanía empiece a armar el rompecabezas de lo que parece ser un clima preocupante de macartismo, sobre el cual el periodismo temeroso no le ha preguntado al Senador Uribe, uno de sus principales instigadores.
Y que se multipliquen cubrimientos como los del periódico El Espectador, que ha llevado el liderazgo en prensa en estas materias, así como lo ha llevado Noticias Uno en televisión.
Advirtiendo que soy parte obviamente perjudicada, como lo fueron los perseguidos por el macartismo, no entendiendo por qué al Señor Lafaurie, habiéndosele comprobado ya las irregularidades que cometió en Fedegan, y sus embarradas en Fryogan, ciertos medios y periodistas lo siguen considerando como el representante ilustre del sector rural. ¿Por qué aceptan que esas irregularidades se tapen convirtiéndolas en "persecución" política. ¿Falta de criterio ético? Por fortuna, la historia no perdonará esas "confusiones".
Utilizar las
sombras para crear “opinión”. Ejemplo: Ha reaparecido en correos y redes quien firma
Marlene
Singapur, que obviamente no es su verdadero
nombre. Sospecho que es un seudónimo que esconde a un hombre, pero que en todo caso envía por correo electrónico mensajes
argumentativos, claramente
de extrema derecha.
Antídoto
: exigir que quien escribe en la red no se ampare
bajo seudónimos y no aceptar como “amigos” a quienes no revelan su verdadera identidad.
¿Como hacerle el quite a la manipulación macartista?
Evitando caer
en la trampa de la polarización y permaneciendo en la zona
gris de la menos espectacular pero más profunda actitud
analítica, sin contribuir al caldo de cultivo del odio.
Con más análisis, menos emoción, mayor deseo de entender las
argumentaciones y sin saltar de
una a las conclusiones.
Haciendo cada
quien una lista personal de sus propios estereotipos y prejuicios.
Pero, sobre todo,
no favoreciendo emocionalmente a los que
ven en el autoritarismo una
solución; en el recorte del derecho a
expresarse, una manera de argumentar; y sembrando la cizaña y el descontento
entre los militares, una manera de promover el golpe de Estado.
[1] El periodo de la persecución encabezada por el senador
McCarthy fue tan traumático
para la sociedad norteamericana
que le dio su nombre a
persecuciones similares, lanzadas
a la opinión sin preservar
ni la presunción de inocencia ni
el debido proceso, principios
fundamentales en toda democracia. De allí que el nombre
propio se convirtiera en el
nombre común con que se designa este tipo de manipulaciones que llevan a los estrados
judiciales y a la picota
pública a personas con una saña inaudita y recortan por lo mismo la libertad de expresión.
[2] Zygmunt Bauman y Leonidas
Donskis, “ Ceguera moral, le pérdida der
sensibilidad en la modernidad líquida” , Paidós , Estado y Sociedad,
Marzo 2015, pág 131.
Muy ilustrativo este análisis y sencillísimo, para que entendamos y asumamos la responsabilidad que nos asiste como ciudadanos, como lectores, como televidentes, como oyentes, como habitantes de este mundo que reclama igualdad y respeto.
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