En la sesión de
clausura de los Juegos Olímpicos de Río,
transmitida por televisión a unos 3500 millones de personas en todo el mundo,
una inmensa bandera con las letras COLOMBIA ocupaba casi toda la pantalla de televisión, detrás de quienes pronunciaban los discursos.
No se sabe quién
tenía derecho a esos magníficos puestos pero debieron ser algunos colombianos
de alto turmequé, porque no a todos les es dado ese privilegio.
Seguramente los
que sostenían esa inmensa bandera debieron sentirse muy patriotas y muy sobraditos,
porque, de lo contrario, no se habrían tomado el trabajo de llevarla
e mponérsela a las demás banderas, esas sí de tamaño normal, éntre las cuales, la de España. Creyeron sin
duda que eran unos verracos y más patriotas que todos los colombianos. Y si alguien les hizo una reflexión tal vez pensarían "¡qué aguafiestas!". O dirían "qué tiene de malo, si era un pite más grande!"
Pero esa
bandera contrasta con la humildad de quién es ahora, con katherine Ibarguen y
todos los medallistas, una de mis filósofas preferidas, Mariana Pajón. En una de sus declaraciones expresó:" No
soy mejor que los otros, quiero que ustedes
- refiriéndose a los jóvenes que le profesaban admiración y le gritaban que ella era la mejor- sean mejores
que yo". Ha insistido una y otra vez en que, si bien los fans la nutren de
energía, ella no puede ser el emergente de llegada sino el de partida para
realizar los sueños individuales.
Y la bandera,
volviendo a ella, se proponía, por su tamaño, ser " un poco más" que las otras. Así también somos "un poco más" felices que el resto
del planeta, según lo acaba de redescubrir el Director de Planeación Nacional; seremos
"un poco más"
educados que los latinoamericanos en el 25;
somos "un poco más" chéveres
en los aviones porque gritamos
más y corremos más hacia la puerta de salida, que los que esperan su turno;
somos "un
poco más" ruidosos que
cualquiera en toda rumba internacional;
"un poco más" presentes por la manera como gritamos para que nos
escuchen los demás porque creemos que les podemos enseñar lo que es destacarse.
Ni hablar de los Fans del fútbol y algunos de sus locutores, radiales y
televisivos.
Muy distinto es ese "un poco más" de los conchudos (¿Como llamarlos de otra
manera?) que el "un poco más" de los medallistas : la diferencia está en que los primeros se apoyan en los demás
que son los que se esfuerzan, mientras que los segundos se apoyaron en los
esfuerzos propios, en la "
verraquera".
Un
sanandresano "raizal"
exasperado por la prepotencia y la conchudez de los que se tiraron
a la isla, me decía que allí
predominaba " la ley de la ventaja". En otras palabras, el que gana
es el ventajosito, el que pisa a los
demás, el que atropella para llegar. Pero esa " ley de la ventaja",
en un país donde hay tantos leguleyos, existe en todas partes y su derogación es uno de los elementos fundamentales para la reconciliación del país, un mayor respeto al otro y la construcción
colectiva de desarrollo.
¿Lo
entenderán , por fin, los líderes
politicos, aquellos que quieren ser
"un poco más" patriotas
e inteligentes que todos los demás
colombianos, en particular los que nos autocalificamos de grises.
¿Lo entenderán aquellos que gritan que los acuerdos
deben ser renegociados pero sobretodo porque no los han leido o porque provienen de los esfuerzos ajenos y no de los
propios .
¿Lo entenderán los ex presidentes Pastrana y Uribe, que no se
resignan a ser un poco menos y quieren ser “un poco más” que Santos?
Próximo jueves 31 de agosto : los retos culturales del posconflicto, la imaginación moral y test
para evaluar si hemos hecho la tarea ciudadana, es decir, la lectura completa de los acuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario