jueves, 25 de agosto de 2016

Reflexiones sobre el caso de la bandera "un poco más"


En la sesión de  clausura de los Juegos Olímpicos de Río, transmitida por televisión a unos 3500 millones de personas en todo el mundo, una inmensa  bandera con  las letras COLOMBIA   ocupaba casi toda la  pantalla de televisión,  detrás de quienes  pronunciaban los discursos.


 No se sabe quién tenía derecho a esos magníficos puestos pero debieron ser algunos colombianos de alto turmequé, porque no a todos les es dado ese privilegio.

Seguramente los que sostenían esa inmensa bandera debieron sentirse muy patriotas y muy sobraditos, porque, de lo contrario, no se habrían tomado el trabajo  de llevarla  e mponérsela a las demás banderas, esas sí de tamaño normal,  éntre las cuales, la de España. Creyeron sin duda  que eran unos verracos  y más patriotas que todos los colombianos. Y  si alguien  les hizo  una reflexión  tal vez  pensarían "¡qué aguafiestas!"

Pero esa bandera contrasta con la humildad de quién es ahora, con katherine Ibarguen y todos los medallistas, una de mis filósofas preferidas, Mariana Pajón.  En una de sus declaraciones expresó:" No soy mejor que los otros, quiero que ustedes  - refiriéndose a los jóvenes que le profesaban admiración y le  gritaban que ella era la mejor- sean mejores que yo". Ha insistido una y otra vez en que, si bien los fans la nutren de energía, ella no puede ser el emergente de llegada sino el de partida para realizar los sueños individuales.

Y la bandera, volviendo a ella, se proponía, por su tamaño, ser " un poco más" que las otras. Así también somos "un poco más" felices que el resto del planeta, según lo acaba de redescubrir el Director de Planeación Nacional;  seremos  "un poco más" educados que los latinoamericanos en el 25;  somos "un poco más"  chéveres  en los aviones porque  gritamos más y  corremos  más hacia la puerta de salida,  que los que esperan  su turno;  somos   "un poco más" ruidosos que cualquiera en toda rumba internacional;  "un poco más" presentes  por la manera como gritamos para que nos escuchen los demás porque creemos que les podemos enseñar lo que es destacarse. Ni hablar de los Fans del fútbol y algunos de sus locutores, radiales y televisivos.

Muy distinto es ese   "un poco más"  de los conchudos (¿Como llamarlos de otra manera?)  que el  "un poco más"  de los medallistas : la diferencia está  en que los primeros se apoyan en los demás que son los que se esfuerzan, mientras que los segundos se apoyaron en los esfuerzos propios,  en la " verraquera". 

Un sanandresano  "raizal" exasperado por la prepotencia y la conchudez de los que  se tiraron  a la isla, me decía  que allí predominaba " la ley de la ventaja". En otras palabras, el que gana es el ventajosito,  el que pisa a los demás, el que atropella para llegar. Pero esa " ley de la ventaja", en un país donde hay tantos leguleyos, existe en todas partes y  su derogación es uno de los elementos  fundamentales para la  reconciliación del país,  un mayor  respeto al otro y la construcción colectiva de desarrollo.

 ¿Lo entenderán , por fin, los  líderes politicos, aquellos que quieren ser  "un poco más"  patriotas  e inteligentes que todos los demás colombianos, en particular los que nos autocalificamos de  grises.

¿Lo entenderán aquellos que gritan que los acuerdos deben ser renegociados pero sobretodo porque no los han leido  o porque  provienen de los esfuerzos ajenos y no de los propios .
¿Lo entenderán  los ex presidentes Pastrana y Uribe, que no se resignan a ser un poco  menos  y quieren ser “un poco más” que Santos?


Próximo jueves   31 de agosto : los  retos culturales  del posconflicto,  la imaginación moral  y  test para evaluar si hemos hecho la tarea ciudadana, es decir, la lectura completa  de los acuerdos.



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