jueves, 1 de septiembre de 2016

LEDERACH, MAS ALLÁ DE LA CARTILLA O DEL MAMOTRETO

 

La rigidez del enfoque leguleyo (Foto MTH)
Leído en cartilla o  en  mamotreto,   el texto  del acuerdo  tiene dos características que se observan en mayor o menor grado  en todos los puntos,  pero   sintomático   en   el preámbulo : 1-  la dificultad  para sintetizar  y concretar,  y  2- el reglamentarismo  voluptuoso,  propio  de nuestra herencia  del derecho español.

En todo caso, y dadas las oportunidades de  todos los colombianos  de leer  y decantar sin prejuicios, de lo que se trata ahora es de responder  a los miedos  propios y ajenos. De  entender la reconciliación  en hechos ciudadanos y no  en discursividades leguleyas. ¿Cómo hacerlo?

En vez de tanta carreta, me he tomado la libertad de   anotar   reflexiones que  sugiere un excelente  libro  de John Paul Lederach, que  fue para mi un descubrimiento reciente:
“La imaginación moral, el arte  y  el alma de la construcción de paz”.[1]


Lo que sigue  es una reflexión con base en  esos  aportes (las cifras entre paréntesis  indican las páginas).

Experto  mundial en mediación de   conflictos,  John Paul Lederach aporta una mirada  diferente,  ética y sociológica. Retoma el pensamiento olvidado de Wright Mills, en el sentido de que lo estructural tiene que ver con los casos  humanos.  Y es una mirada  inductiva  mas que pontificadora, sobre  la difícil etapa que se  avecina.

 Porque más difícil que aplicar los acuerdos es cambiarle el chip a nuestra  mentalidad. Una  mentalidad en la que pululan egoísmos, exclusiones, inequidades, irrespetos, mezquindades, caudillismos de poca monta, puestos en el  foco de los  noticieros de TV, cada vez más  mediocres, cada vez más dedicados a secretos insulsos, al  cronograma  de la vida   social de los  acuerdos con presencia del  jet set,  y por supuesto a  peleadera.

Poeta,  Lederach utiliza en su  estrategia de construcción de paz, el kaiku, poema corto, que  permite  abarcar la  complejidad   y la esencia mediante la sencillez,  con estrofas  de 5-7-5   sílabas.   Comenta :  

“Mi impresión es que hemos  sobredimensionado los aspectos técnicos y los contenidos políticos en detrimento  del arte de alumbrar y de  mantener un proceso relativamente vivo” (146).

Para Lederach, los acuerdos de  paz no son “ una línea  ascendente y descendente de la escalada” violenta  (101):  “ El ascenso  del conflicto se produce  a lo largo de extensos periodos de tiempo, pero las imágenes de los acuerdos de paz  y  el pos acuerdo se visualizan  generalmente en periodos mucho mas cortos” (103),  y  para él son  “solo son la punta del iceberg”. Sugiere cambiar las metáforas y las imágenes.  “Los acuerdos  son el antiácido: las plataformas relacionales   son más importantes que las soluciones individuales que generan ( 108)”[2]

Y allí es donde está  el meollo:  “plataformas   regionales”  en las que los funcionarios sean  menos escuchados,  y las voces reales   más presentes. Eso  incluye,  aunque no nos  guste, cooptar a los políticos tradicionales  que   han  garantizado  que nada cambie .

Para Lederach, la  imaginación moral se genera :  1-  Con una  red de relaciones que deben  incluir al enemigo;  2.  Eludir la polarización y reemplazarla por  la curiosidad ;  3- Creer en el acto creativo ; 4. Aceptar del riesgo, lo cual, a mi modo de ver,  es  rechazar de plano el   miedo que nos  quieren infundir algunos.

 El libro presenta y analiza  cuatro casos en el mundo   y   concluye que “ no fueron las técnicas   ni los profesionales de la construcción de paz,  ni la presión internacional”  sino lo que  llama  “la  serendípica aparición de  la imaginación moral, los que lograron  éxito (56). Veamos otros conceptos :

 La importancia de las telarañas. “ Si no tienes  a las personas adecuadas  en  el lugar y con las conexiones adecuadas, la solución fracasa” (159). Es decir, una estructura estratégica. Por eso es tan aficionado a  mirar cómo se construyen las  telarañas y a observar los hacedores   de redes    (que, a mi modo de ver, ya  no son las cúpulas  políticas sino los sectores sociales). Ellos son los  que concretan  lo impredecible en un entorno  (168). ¿Cómo se trasciende?  Descubriendo los espacios  relacionales, comprendiendo las conexiones, y con  flexibilidad (172).

No puede descartarse tampoco la importancia de  la construcción de opinión. Pero cuando se  observa lo que estan destacando los medios audiovisuales (sobre todo  la TV), no solo no hay  capacidad para relacionar sino que  no buscan trascender la peleadera  inmediata. Van en sentido contrario.  Pero diarios como El Espectador con su  serie   Colombia  2020,  el Siglo, y en menor medida, Semana, hacen una concreta  pedagogía de construir  pais sobre  otros temas y protagonistas del posconflicto.

Estímulo a procesos
La curiosidad paradójica.  Esa percepción  que se sale de lo leguleyo y de lo técnico  y de la  que carece  el medio  de  comunicación más  masivo ( la TV),  es la   que permite, mediante una curiosidad  que Lederach  llama paradójica,   entender mejor los conflictos.  Por ejemplo,  considera  el pesimismo “un  don” que permite detectar  la manera como actúan predominantes sentimientos de sospecha,  indiferencia y  distancia (117) y  se convierte así  “en un sistema de alarma constante.”

Teoría de la levadura  crítica:  “unas pocas personas, estratégicamente conectadas tienen mayor potencial  para estimular el crecimiento social  de una idea o proceso que   grandes cantidades de personas  que compartan las mismas opiniones” (185).  En ese  sentido,  me parece que   debería reflexionar  esa ola  por  el “si”   que va formándose  por las redes  y que corre  el peligro de convertirse  en  el   “diálogo” de los mismos con las mismas para convencerse de lo mismo.

Serendipia: Esa extraña palabra (explicado el origen en 225) es para Lederach   el  don de la  sagacidad  accidental:  “ las personas con una visión de túnel, solo ven  hacia delante” (233). En cambio,  la sagacidad accidental  permite  visiones periféricas  en ambientes insospechados.(239)

 El pasado se extiende al futuro. El pasado  no  está   atrás  sino que forma parte de nuestro futuro (259). Eso,   a mi  modo  de ver  es  todo lo contrario  de lo que hacen no pocos periodistas, o  la oposición o   el propio  gobierno de  lo inmediato, por  ejemplo  cuando   Planeación nacional  se basa en encuestas sobre la  felicidad para  construir políticas sociales.
Sin duda,  Uribe   Santos nunca  analizan el pasado en  función del  futuro . Vuelvo a Lederach : 
“¿ Quienes somos? ¿ A  qué lugar pertenecemos? ¿Adonde vamos? ¿Cómo caminaremos   juntos?… La imaginación moral nos exige desarrollar el arte de vivir en múltiples esferas temporales u espaciales” (280) . Porque “ la reconciliación no es  perdonar y  olvidar,  sino  recordar y cambiar “

La  enseñanza insospechada del flautista de Hamelin. les dejo la inquietud de   averiguar cual  es. (289)

La  vocación y el misterio  del riesgo. ¿Por qué la gente le teme a la paz? – se pregunta Lederach. 

                        Puerta al cielo, pero con serendipia
Los caminantes  de la voz .   Son aquellos  que, como lo muestra  Lederach “ no confunden  su trabajo o actividades con quienes son  como  personas. No confunden  tener méritos con el éxito  o el reconocimiento con la autoestima.  No confunden la crítica con la enemistad. No confunden la verdad con el poder político o  social. No confunden su trabajo con la  salvación del mundo.  No confunden la culpa con la motivación “ (316)

Pero  el poder  de los  caminantes de la voz, como los llama,  es buscar y encontrar en las comunidades  los verdaderos  lideres.   “ la capacidad de  incitar la imaginación moral… escarba en el origen  de lo que posibilita el cambio trascendente: la capacidad de  arriesgar” (319)





[1] La  imaginación moral, Signo libros, primera  edición  por  Semana Libros  2016,  con un  montón de © Lederach obviamente,  Sergio Jaramillo para  el prólogo,  Semana,  la versión ordiginal en Oxford University  Press   2005 y la excelente portada.

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