jueves, 15 de septiembre de 2016

HORROR, DOLOR, VERDAD, MEDIOS , SOBREDOSIS, IRRESPONSABILIDAD


obra y foto MTH
El excesivo énfasis que el Presidente Santos le ha puesto a la imagen del  acuerdo con las FARC,  tanto en el escenario internacional como en el interno, tiene unas consecuencias:  se  maximiza la importancia de lo inmediato y se minimizan las  proyecciones  a mediano y largo plazo, así como los  contextos reales. No me refiero  a la labor  discreta y diligente de Humberto De La Calle y  de  Sergio Jaramillo, de  los generales y  en general del  equipo negociador, sino del  protagonismo presidencial.


Personas como  la suscrita nos hemos  identificado con las zonas grises [1] , esas  que no aparecen en las encuestas por el “si” y por el “no”.   Eso nos permite  analizar lo que es fantasía, inmediatez, imagen. ¿Para qué? Para que  no se sufran desilusiones  sobre  el  impacto no  inmediato de los acuerdos. Para que no se identifique el  “sí” con avalar  deficiencias del Gobierno  Santos, ni  impidan  la crítica a algunas  prioridades que no han  sido debidamente  atendidas,  como  el sector  salud y  el  rural, cuyos  presupuestos han sido  últimamente  contradictoriamente  recortados.

 Tanto el papa Francisco, como la ONU, la Unión Europea y nuestros países garantes o  aliados han  recalcado, con mayor o menor discreción  y sutileza que  es de los colombianos la  responsabilidad  primordial,  tanto en  lo  financiero como en asumir la “implementación ( palabra bastante fea)  de  los acuerdo. No como simples  espectadores o pedigueños de recursos,  sino como actores, tanto en lo nacional como en lo regional.

 A  decir verdad, la discursividad colombiana ha sido más preponderante  que  la concreción.  Y eso es grave, porque los contextos reales  del  pos acuerdo requieren, sin duda,  un  mayor  hacer que  decir o prometer .

Concretar el mamotreto implica además una responsabilidad  especial de los medios de comunicación y del periodismo.  Bruce MacMaster, el  Presidente de la Andi,  no se refiere  directamente  a  ésta ,  pero si la sobreentiende:   

 “Los ciudadanos merecemos debates informados, debates respetuosos, información completa e intelectualmente leal…Estamos sometidos a una sobredosis de política, todas las sobredosis hacen gran daño, y muchas de ellas matan al paciente”


Sin  duda, hay  medios y periodistas que  empiezan a entender  el inmenso compromiso  de responsabilidad social  que adquieren  frente a los  acuerdos  y  sus  contextos.

 Curiosamente,  muchas son mujeres. Por ejemplo , Yolanda Ruiz, como directora de noticiero,  ha entendido que  la verdad  no  la buscan solamente  las víctimas de las FARC, sino también las del paramilitarismo; y que son víctimas también  las que  provienen de errores de estrategia militar, como  fue el caso del abandono de los  que  cuidaban la isla de  Gorgona.  En televisión,  Noticias Uno sobresale  - y por eso ha ganado tantos  premios-  mientras que  el absurdo  “si o no”  del José Manuel Acevedo  solo contribuye a polarizar y  a  simplificar argumentos. Ni hablar de las  secciones de  secretos, que  ser pueden  volver  rumores  light  sobre la vida social de los acuerdos.

Y, a mi modo de ver, es “imperdonable” ( es decir,  no se  sanea  con pedir perdón) desde el punto de vista  de la responsabilidad  social de los medios y del periodismo  lo que sucedió con Sigifredo López.  Ojalá no se produzca ahora  un rosario de  perdones  periodísticos para   matizar la irresponsabilidad social del cubrimiento.  Porque una cosa es que las  víctimas  perdonen  y otra  que los irresponsables no  respondan  y reconozcan sus errores,  que todos podemos  cometer.

A propósito,  sobre la  -a mi modo de ver- descabellada  propuesta de firmas para  un debate entre  Uribe  y  De La Calle ,  recibí la  siguiente  petición:

Acabo de firmar la petición de "Humberto : ¡Que Uribe y De La Calle debatan en vivo sobre el #AcuerdoDePaz!" y me encantaría que me ayudaras sumando tu firma.

Nuestro objetivo es llegar a 100 firmas por ahora y necesitamos más apoyo. Para obtener más información y firmar la petición puedes abrir el siguiente link:


 Respondí lo siguiente :

No estoy de acuerdo con esta petición pues creo que este tipo de "debates" no lo son pues promueven la polarización, la peleadera, el predominio de lo audiovisual espectacular sobre los contenidos y desconocen que en tv. , imagen  y gesto  con solo dos personas fomentan lo anterior. Distinto es la conversación entre académicos y expertos  o su aporte  para  profundizar  en contenidos.


 Sin duda, hace falta  mucho más análisis, pero  también  formación de los periodistas que  van a asumir  el cubrimiento  y  el cumplimiento de los acuerdos. Una formación  que  no sea de foros, sino de talleres  y  en la que participen las  facultades de comunicación social, por lo general sumidas  en  el  teoricismo  y  una concepción  más  de  tecnología audiovisual que de contenidos. Lo he comprobado  por las temáticas de los “foros” o con estudiantes  que a veces me consultan pero que no  tienen  ni idea  de qué y como preguntar , por una sencilla  razón:  las preguntas son  el resultado de un  contexto previo de lecturas  y de asimilar temas tan densos como  son el  farragoso  contenido de los acuerdos  o el lenguaje todavía  decimonónico  de las sentencias.


 Hay  aquí  un gran reto y por lo mismo, una gran oportunidad  para  las universidades  regionales.  Pueden cumplir un papel fundamental  de integradoras  de  comunidades  locales  fragmentadas  y polarizadas  o  incluidas y excluidas. Para ello  deben abandonar los  modelos  educativos pasivos,  y pasar a la interactividad que propicia  la política pública de las TIC,  obligar a los educadores a  seguir  cursos de actualización, entender las lógicas de los reintegrados, y de la reconciliación  que van mas allá de esas pedidas y dadas de perdón  que están saturando el ambiente  y  encerrándonos en  nuestras intolerancias .

RECOMENDADO


foto MTH
 El libro  de  León  Valencia y Ariel Ardila, “ los  retos  del posconflicto”,  es  un valioso  análisis de los contextos.  Un aterrizaje  a la realidad que nos espera  una vez  firmados los acuerdos.

Es el  resultado, no de  improvisaciones (tan frecuentes en este  tema en los espacios de opinión)  sino de  investigaciones profundas  desde el  enfoque  territorial.

Parte de  realidades para proponer  soluciones desde lo vivido por las comunidades. Así por ejemplo, en el caso de la administración  de justicia, capítulo  a cargo de  Ariel Ávila  y Juan  Diego Castro, no se ocupan de la  justicia transicional  sino  que  analizan cómo se pueden impulsar  embriones de    participación  de jueces de paz en la administración elemental y  más  expedita  en las zonas rurales,  como  funcionan  en las  zonas  rurales institucionalidades  paralelas  que son más efectivas que las absurdas tramitologías  en la resolución de conflictos menores de veredas  o barrios.  Así mismo detalla las particularidades  regionales de la minería  y de la  informal, que no siempre coinciden.  Eso es  lo que  los grises nos debemos proponer, en particular en los medios y el periodismo:  Dejar  un poco a las cúpulas y  escarbar en  las raíces de los conflictos  buscando a quienes han  intentado  solucionarlos por  medios distinto de la  violencia y la inequidad. 




[1]  Ver entrada en este  blog : “Es Ud. colombiano?  ¿Conoce el discreto encanto
 de las  zonas grises?

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