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La
frase de Pambelé “Es mejor ser rico que pobre”, arrolladora por su simplicidad, se ha vuelto un símbolo de la sabiduría popular colombiana más allá de las
discursividades, de nuestras maneras emocionales de argumentar o de mentir.
Por supuesto, hay que aclarar, muy distinto
si esa frase viene
de Pambelé a si
es el lema de Sarmiento Angulo.
Pero vale
la pena retomar el enfoque de
Pambelé y aplicarlo al plebiscito del
próximo domingo. Porque los indecisos están saturados de verborrea, especialmente si son jóvenes. Veamos lo que aconseja ese enfoque :
Es
mejor mirar hacia adelante que hacia atrás.
Es
mejor no decir mentiras que argumentar con ellas.
Es mejor
que un país se abra al pluralismo
y no se cierre con fanatismo.
Es mejor incluir a los conciudadanos que excluirlos por razones de fe o de política.
Es
mejor el Si con peros…
que el No que se plantea solo con peros…
Es mejor no depender de los
egos de caudillitos, que obedecerles ciegamente.
Es
mejor aplicar el realismo que
instalarse en los fundamentalismos.
Es
mejor trabajar por el posconflicto que no
hacer nada y quejarse.
Es
mejor la actitud reconciliadora
de las víctimas que los
alaridos de la Cabal y la Paloma.
Es
mejor un Procurador que haga su
tarea que otro que utilizó el
cargo como trampolín político
para predicar el NO.
Es
mejor que cada cual
se afiance en sus propuestas de
cambio que esperarlas de un
gobierno o de un partido .
Es
mejor participar que limitarse
a la indecisión y a la indiferencia, dejando que otros empeoren lo que uno no asume.
Es
mejor aceptar los riesgos que quedarse
en los miedos.
Es
mejor un acuerdo en mano que otros
prometidos desde hace veinte
años.
Es mejor el
SI que el NO, por los
contextos de un país que no puede
seguir encerrado en sus odios
y amores, en sus virulencias y en sus
insultos, en sus
iniquidades, en su
culto a la muerte guerrera, dedicado a ignorar los errores del pasado predicando repetirlos.
Pero si
queda con dudas, siga leyendo más abajo la entrada: Plebiscito: ¿La mentira como estrategia
política?
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