jueves, 20 de abril de 2017

¿CÓMO MANTENER EL EQUILIBRIO EN EL CASO VENEZUELA?

 Análisis de medios (7) 


Uno de los retos más difíciles para el periodismo colombiano en estos momentos es el cubrimiento  de  la situación  en Venezuela. 

Es reto también, desde luego, para una de sus fuentes:  el gobierno colombiano, cualquiera que él sea: recordemos  la escalada propiciada  por el  entonces Presidente Uribe y sus consecuencias  económicas y sociales. En particular  en la  zona  fronteriza,  porque  los nacionales de uno y otro país tienen  vínculos  familiares, sociales,  culturales y económicos, que los hacen  especialmente  sensibles  a los  sobresaltos gubernamentales.

Hoy, como fuente, el gobierno  había sido  prudente, como por cierto conviene, pues un principio fundamental  en derecho  internacional es el de no intervención en los asuntos internos  de cada  país, cuales quieran que sean las relaciones  entre ambos.  

Otro principio es, desde luego,  medir  cada  palabra y preferir  las  declaraciones  escritas a las verbales. Por eso  no debería el gobierno, como  lo hizo el  Ministro Cristo,  dejar  aflorar  sus  comprensibles  sensibilidades ante  la  jauría de micrófonos  que  ayer, como hoy y mañana, van a asediar al Gobierno para  que meta  la pata. Y como lo hace ahora el Presidente  Santos  con tres trinos  emocionales, incluido el  inútil "ya se lo había dicho a Chavez". ¿Será por influencia de  las encuestas o por   quienes  lo mal aconsejan? 

Pero volvamos a los  inmensos  retos para medios de comunicación  y al periodismo en una situación como la gravísima de Venezuela. 

El cubrimiento  por   los medios televisivos  de la marcha del 19 de abril, deja muchas enseñanzas.    Por ejemplo, la diferencia entre Caracol y  RCN  fue evidente,  en  particular con el abuso de adjetivos del segundo, que tanto  en las noticias normales,  como en las de ayer, y como en las entrevistas  de la directora  Gurisati  deja  ver  su antimadurismo emocional.

 Tal  vez  algunos no han entendido  dos  aspectos del  cubrimiento desmesurado y desaforado  de un tema  cuando  se vuelve obsesivo para el periodista:  la saturación del  público mediante  repetidera  y el predominio de la emocionalidad  sobre  la  investigación.

Entre más emociones  se tengan, menos  ganas de investigar, más tendencia a considerar los unos buenos y los otros malos, a olvidar los  contextos, la historia (en este  caso, por qué  subió  Chávez al poder) y las proyecciones  (¿ es  una guerra civil  la única salida en el país vecino?


No todos los venezolanos  son oposición...
 CM&  ya  ha institucionalizado el cubrimiento de  lo internacional  y,  por lo mismo,  enfoca  más minuciosamente los temas, aunque su corresponsal en la  marcha del 19  fue  tan emocional apoyando a la oposición como lo fue  la de Cuba apoyando a las FARC.

 Además,  ¡oh paradoja! Cablenoticias , cuyos  dueños  son  venezolanos que sin duda han padecido como otros empresarios las persecuciones del  régimen venezolano,  hizo gala de un mayor  equilibrio.   Por ejemplo, mostró  desde el comienzo tomas (cedidas por  un canal venezolano) de la magnitud de la  manifestación  madurista.  
Algo tuvo que  ver  en ese cubrimiento  menos  “jaunadearcoense[i] la  eficaz dirección de  noticias de Julio de La Rue, de larga trayectoria  en periodismo. Pero también  la  valoración       (por cualquier razón  que sea) de  la importancia  del  equilibrio informativo por parte de los dueños del medio.

En un país  como  Colombia , que vibra con emocionalidades de todo tipo, en particular las políticas, no hace  falta  recalcar la  necesaria responsabilidad de los  medios  y  el periodismo  en el caso  Venezolano. ¿Por qué? Porque se ha demostrado  el poder tan grande  que tienen en esos  momentos de efervescencia y calor.  Lo único que faltaría, después de tantos desastres, es solicitar que nos  involucremos  institucionalmente con apoyos militares o de cualquier  otra  índole institucional.

y  sí hubo persecución   a la oposición...
Sin duda, hay cantidad de cuestionadores  del régimen  de Maduro y  del descalabro económico  (por favor, que no nos hagan  la encuesta  sobre el tema,  ya lo sabemos).  

Hay también  una percepción, no sé si tan generalizada o no,  pero  inconsciente o consciente en algunos medios  y  periodistas colombianos, de que basta con  el wishfull  thinking, como dicen los  ingleses,  para que caiga Maduro.

 Aclaro:  cada quien   es libre de  apoyar  a la oposición venezolana, pero eso no quiere decir que nuestro país como tal, o  sus instituciones, lo hagan.  En el mismo sentido,  los congresistas son libres de apoyar  a  la oposición o de invitar a  sus representantes, pero  otra  cosa  muy distinta es que el Congreso  como  tal  se pronuncie contra  el régimen venezolano. ¿Difícil de  poner los límites? Claro, pero de ello depende la  no intervención en asuntos internos.

 En cuanto al periodismo,  si se embarca en aventuras de apoyo, pierde irremediablemente  credibilidad. Las corresponsales  venezolanas  son,  en general,  más prudentes  que los periodistas  que  transmiten desde  Colombia. Ojalá  entendamos  que  querer no es poder,  y que no pudiendo, como vecinos, tumbar o no tumbar a Maduro,  es mejor  tratar de  conocer más  a Venezuela,  investigar (más  con  la razón que con el corazón) cómo  son  el país vecino y sus circunstancias.



[i]  El  síndrome mediático de emular  a  “juana de Arco” es decir  creer que la victoria – en este caso  derrocar a Maduro-  depende  del periodismo colombiano.










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