sábado, 25 de agosto de 2018

CINCO ERRORES DE APRECIACIÓN CUANDO SE DICE “NO” A LA CONSULTA ANTI CORRUPCIÓN


( Actualizado a lunes 27)


Aunque  muchos de ustedes  seguramente encontraron  razones  para  votar  el domingo en vez de quedarse en casa rumiando o concluyendo que  la consulta “nació muerta”,  no  sobra  referirse a algunas argumentaciones que  buscan desmontar la iniciativa de participación ciudadana.

 ERROR 1: LO SIMBÓLICO DE LA  CONSULTA ES POLÍTICO
El principal  error  de quienes  denigran de la  consulta  anti-corrupción  es considerar que  tan solo es,  o lo es principalmente,  un acto político. 

A mi modo de ver, no pocas   reflexiones  fusionan  el  aspecto  ético y el político,  como si fueran la misma cosa.

Pues no. Porque antes que político, el acto de corromper  es  una  falla en la concepción ética sobre el poder y sus tres  ramas, las relaciones  entre  gobernados y gobernantes,  las instituciones,  los organismos de control,  los deberes y obligaciones de los funcionarios públicos.  También  lo es, por supuesto,  de las empresas estilo Odebrecht. 

 Corromper es  traspasar los límites de lo permitido y considerar  “normal” lo prohibido. Una vez  cruzado  el límite de lo moral a lo inmoral,  todo está  permitido. Para  muestra un botón : la  evidente inmoralidad  de justificar leguleyamente las  habilidades  cuando  hay  éticamente  inhabilidades  como el  caso Cabal- Lafaurie. O darle una coima al  policía para que no lo multe.
 
La legulización de lo político  -que tanto se ha mencionado en este  blog- ha  llevado a que,  para las  faltas  de ética,  se propongan  “remedios”  políticos o jurídicos,  como, por ejemplo un “proyecto de ley” desde el poder.

Pues bien:  todos  deberíamos  votar,  si  consideramos que  la utilización inmoral  del poder  ha llegado a límites  inaceptables.  No nos digamos mentiras: el ejercicio ciudadano de una consulta  anti-corrupción como la del 26 de agosto es  manifestar la inconformidad  de los colombianos  por las  cada vez más graves  fallas  de ética pública.

Será  muy difícil que se  llegue  al umbral,  como son muy difíciles  de lograr la  aprobación de cada una una  las siete propuestas,  algunas  discutibles o no, pero ese no es el tema. Los ciudadanos no  somos  legisladores. Tenemos, en cambio, el derecho y la obligación de manifestar que existimos y  de opinar sobre lo que nos resulta intolerable.
Opinar no es solo  hablar. Es actuar.

ERROR 2: NO TENDRÁ  NINGÚN EFECTO.
El fatalismo de los absolutos lleva a una especie de depresión colectiva de muchos colombianos.  Con los  años, el poder de quienes  no distinguen el interés particular  del colectivo,  la  decencia de la indecencia, la corrupción del  cuidado de los bienes públicos, ha ido en  aumento.

 La pasividad, la anomia , la tolerancia, el no querer ver  han llevado a quitarle la  talanquera  a  los actos  ilícitos o anti éticos.  Casos como el de la parlamentaria corrupta  o del "fiscal anti corrupción" son  ejemplos de  lo intolerable, alcahueteados por  la  inercia ciudadana. Mas allá de las marchas, esta  votación  es un gesto -simbólico si se quiere-  pero que  marca una diferencia de actitud de la ciudadanía.

ERROR 3: NADA VA A CAMBIAR
Los  absolutos del pesimismo  ( “no hay nada que hacer") llevan a los  ciudadanos  como usted y yo  a  marginarse  de cualquier  iniciativa. Del mismo modo,  los absolutos del optimismo  la llevan a polarizar y descartar a los demás.  Quienes   opinan  que  la consulta no va a servir le apuestan  al fracaso… pero de los demás. 
Las utopías como manera de esperar imposibles  son un freno  para  la  participación activa de los  ciudadanos en todos los niveles.

ERROR 4 : LOS PROMOTORES SON POLITIQUEROS :
Creer que todo es politiquería  es tener una ética que  ampara sus miedos en  falsas utopías. Como consecuencia de los absolutos promulgados por el pesimismo, se desconoce el esfuerzo de  quienes han estimulado  la participación  ciudadana cuando  el  propio  congreso ha rechazado una y otra vez reformar sus costumbres. 

Creer que Mockus, López, Lozano,  el propio  Presidente Duque, y muchos  funcionarios probos que trabajan y han trabajado  para el país  solo están motivados  por politiquería, es confundir  el agua y el aceite, o el oro con la escoria. Y esta última  expresión entendida, no en  términos  políticos, sino éticos.  Limitar reelecciones, o rebajar sueldos  inauditos  son  medidas que  reflejan  el deseo ético de  no aceptar  desigualdades o falta de oportunidades. La desigualdad  y la brecha salarial no se resuelven  con  “ una extraordinaria subida de salario  por una sola vez” ( pero este es otro tema)  

ERROR 5: LO MISMO SE PUEDE HACER  DESDE EL  CONGRESO  SIN GASTARLE  300.000 MILLONES
Sabe cuanto gana un parlamentario  hoy?  $31.331. 821.  ¿Sabe cuanto es el salario mínimo en Colombia, que Uribe quiere aumentar  una sola  vez  de manera “extraordinaria”?  $781.242 . Supongamos que logre  el populismo de  doblarlo : llegaría a  1.562.483. COMPARE.  
Además, recuerde que el  Centro  Democrático, y en particular Paloma  Valencia,  fueron quienes propusieron y obtuvieron  trasladar la fecha  inicial de la  Consulta  Anti-corrupción que   estaba prevista  simultáneamente  con las elecciones presidenciales, para despues de éstas. Si se hubiera mantenido la fecha inicial, solo  habría costado  $20.000.000 millones.  Esa es la verdadera explicación.


NO SE EQUIVOQUE: el simbolismo  de esta  consulta es ético, no político.  Su verdadero sentido es ético: pronunciarmos contra  costumbres políticas  anti éticas que  han permeado a todos los partidos, al empresariado,  a los magistrados y jueces,  los parlamentarios, a los suministradores de alimentación escolar, y,  sin duda, a  muchos sectores de  la sociedad colombiana. Lo importante aunque casi imposible es  llegar al  umbral  de 12 millones  de  votantes para que  el mensaje  sea contundente,  vótese si o no a cada pregunta. 

Pero entre mayor sea el apoyo a la  consulta en sí,- como  por cierto lo fué- y a otras manifestaciones ciudadanas en el futuro-, más demostrará la ciudadanía su real inconformidad frente a la corrupción.

Pronunciarse  en contra  de  esta epidemia es  no  aceptar lo inaceptable. Porque no votar es permitir que otros se solacen  mezquinamente con el  resultado, y que todo siga igual. Es decir, permitir que se  vuelva una infinita  discusión  leguleya en el Congreso, de las que somos  cada  vez más ajenos como ciudadanos.   Estemos entonces pendientes, que eso no tardará a suceder, ahora que no llegamos al umbral, sino casi.

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