jueves, 16 de agosto de 2018

DOS CASOS INMORALES: DEL REPUDIO Y EL ASCO, A LA ÉTICA Y AL ORDEN


Intuir  es ver  Foto MTH
Dos casos recientes  de comportamientos,  en ámbitos muy diferentes, producen a la larga,  repudio y  repugnancia.  El repudio es un simple rechazo;  la repugnancia  contiene algo de asco.

No necesariamente  se deben a  percepciones sobre lo material. Tanto  el rechazo como la repugnancia también pueden provenir de  percepciones espirituales,  mentales y sociales,  y se sitúan en un escalón más arriba  de la simple indignación.

A lo que voy es a preguntar: ¿ha perdido  la sociedad colombiana  la capacidad  de  rechazo y  sobre  todo, de  repugnancia frente a  muchos  comportamientos?




Obra y Foto MTH
De tanto hablar de paz  para esconder sentimientos negativos,  de  caridad para no afrontar la desigualdad, de tanto  “solidarizarnos” después (no antes) de que  sucedan las  tragedias,  de tanto  verbalizar en  diarreas  mentales de amor  al prójimo  y a la paz, de tanto insultar y odiar,  vamos  perdiendo  intuición ética, como la llamaría el filósofo  Baruch Spinoza. adopto la mas sencilla can aquello  parsimonia igamos  creyendo  en las virtudes de nuestr "licas , en vez de poner  imagenes l

 Esa intuición  va más allá de las emociones y de la razón. Nos  lleva a  desmenuzar comportamientos  individuales y  a una evidente  sabiduría en  cuando a la ética  se refiere .

Aquí entramos  en el campo de la moral  individual  y  colectiva y de la ética individual y colectiva.[1] Porque seguimos valorando  de muy emocional,   poco razonable y  muy poco intuitiva,   como también diría Spinoza.

El referente ético  de la Iglesia  católica  sobre  la bondad y la maldad , lo que se  debe o no se debe  hacer,  ha  fallado de manera rotunda, a pesar de los esfuerzos del Papa Francisco. 

Aquí como  en  muchos países católicos la pederastia,  la moral religiosa  de bolsillo,  han  debilitado lo que antes  era su  poder moral. Pero  también  lo han debilitado cierta hipocresía  de  las  Iglesias – no  solo la Católica-  al no pronunciarse  sobre  comportamientos inadmisibles.   

Su parsimonia   ha llevado las  jerarquías   eclesiásticas  a que lo que digan o no digan ( la mayoría de las veces) se diluya en palabras de  contenido insulso,  sin  incidir en manera alguna en los cambios éticos y morales. 

El reciente comunicado  de la Conferencia  Episcopal   sobre  la  consulta anticorrupción  del domingo 26  es un ejemplo  sintomático de  pronunciamientos aterciopelados, en este caso sobre la corrupción, y  repetición  de insulsas frases de cajón que  demuestran una pérdida total de liderazgo  ético. No da ni un solo argumento  para votar en favor, encomienda a Dios el resultado del que llama "ejercicio democrático",  sea en favor o en contra de los siete puntos. Pero eso sí,  advierte  que la consulta "no es suficiente para acabar con la corrupción" como si  alguien  creyera que es suficiente. ¡Por favor!


 Sin  duda , la “intuición ética” se ha perdido en Colombia y en muchos países. ¿Por qué? Por leguleyizar  con palabras  los comportamientos; por  confundir  códigos de ética con ética;  de tanto  proclamarnos como qué   somos o como  qué deberíamos ser;  de tanto proponer proyectos de ley para traer  los  “cambios”  de comportamientos que nunca llegan o que se eluden; por buscar tantos referentes externos como Uribe,  Santos y ahora Duque.

En el fondo,  de tanto clavarle a cada  comportamiento ajeno reprobable   soluciones como  “un proyecto de ley”,  lo que se  evita es reformar  comportamientos.  Comportamientos inmorales como cambiar  las reglas de  juego  en el proceso de  elección de Contralor,  o manejar un bus saltándose todas las  reglas. En ambos  casos, se avala  no  cumplir  lo que se debe cumplir. En un caso, creyendo  que poner  imágenes de santos y vírgenes  protegerá  lo inadmisible. En el otro, creyendo que los  formalismos de una resolución expedida por la mesa directiva le quitaran el carácter de inmoral a un comportamiento.

¿QUÉ HACER?


A mi modo de ver,  la manera es  recuperar autoridad moral  y  orden social.


¿Por qué autoridad moral? Porque en Colombia y  en países  tan desvencijados socialmente como el nuestro, los comportamientos  no  pasan por el filtro de la reflexión ética.

Respecto dos  casos recientes, me vino a la mente  el  muy recomendado libro de Mauricio  García Villegas,  el Orden de la libertad,  de título  sugestivo. En nuestro país,  el orden, escribe, no genera aprecio, sino desconfianza en los  que el autor llama de izquierda (  progresistas que pregonan la libertad). Consecuencia : se deja su interpretación a los  autoritarios, al  estilo de Uribe, el  ahora tan callado ex Procurador  Ordoñez  y similares,  extravagantes  como Paloma, etc. etc.  ( de la  derecha los llama él) .


El incumplimiento sistemático de todo tipo  de normas o reglas  lleva a exaltar al vivo, al rebelde,  al arrogante  (Ud. no sabe  quien  soy yo) y aún al desamparado ( el conductor del bus tuvo que  “rebuscarse”  el trabajo).  Lleva  a justificar el abuso de la propiedad privada,  y a adueñarse  de lo público  como si  fuera propiedad  privada.

Al mismo tiempo, la obsesión por lo jurídico  lleva a descuidar lo ético y  a argumentar desde los procedimientos  sin tener en cuenta  su aspecto ético, que  termina por vulnerar el derecho mismo.  A mi, por lo menos  me produce indignación que   juristas tan  prestigiosos  y éticos como  José Gregorio Hernandez  y Juan Manuel Charry  argumenten :

"La mesa directiva del Senado le dijo a EL TIEMPO que ya avaló la licencia y dio constancia de que Cabal también se ha ausentado de las audiencias en las que se han escuchado a los candidatos. No obstante, algunos contrincantes de su esposo cuestionan si la senadora puede utilizar una licencia para hacerle el quite a una inhabilidad constitucional.

Al respecto, el ex magistrado José Gregorio Hernández señaló que, en su criterio, “la licencia solicitada por la senadora Cabal es un camino legal que ayuda a subsanar ese tipo de impedimentos”. Si bien bastaba con declararse impedida, el atajo no viola ninguna norma.

En similar sentido se pronunció el constitucionalista Juan Manuel Charry, quien advirtió que al tomar la licencia “evita la suspicacia de que pueda influir en el proceso de elección”. El experto agregó que la decisión que tomó en el 2002 el hoy canciller fue un camino netamente ético e individual que no está explícito en la ley y, por tanto, no es obligatorio."

UNIDAD INVESTIGATIVA
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https://bit.ly/2vUCEmr

  Bus y  procesos de escogencia  de  habilidades

Pero vamos al aquí y al ahora. El primer caso  es el trágico accidente de un bus  pirata  en el que murieron 23 personas inocentes (no por tiros o  acuchillados,  es bueno aclararlo en medio de tanta violencia  desatada últimamente). 

En la medida en que  se va  desatando el ovillo de las irresponsabilidades  del accidente,  la primera reacción de rechazo (o de compasión  hacia las víctimas,  o de indignación por los comportamientos)  se va convirtiendo en repugnancia. En primer lugar, por la manera  como cada quien trata de  zafarse de  sus responsabilidades, desde la empresa,  pasando por  el Ministerio de transporte,  por el dueño del bus,  por  el  que lo iba a comprar, por los que  no miraron los papeles,  por los traficaron droga, por los que no controlaron su estado mecánico,  ni su permiso para  viajar fuera del país,  por los que recibieron coimas para no ver, por los que traficaron con indocumentados y, obvio, los irresponsables  conductores fallecidos, que  se embarcaron en semejante inmoralidad.

Se pregunta uno  ¿por qué el periodismo y los colombianos  nos  indignamos ante lo sucedido, pero hacemos tan poco por cuestionar lo  que sucederá?  Allí  viene entonces, después de la indignación y el rechazo, la necesidad de orden. Porque  no es viable ignorar a los que desordenan, incluidos  quienes dicen  que fue por la necesidad de rebusque,   aceptar  como  “normal”el incumplimiento de las normas , y como inevitable lo que lleva a saltarse las talanqueras de lo legal.

El  segundo  caso  es el proceso de elección de Contralor  de la República,  uno de los  cargos  más  importantes del país. La indignación  tiende a convertirse en  repugnancia y asco. Y  muchos periodistas  al  centrarse  en  la “competencia” política de cuántos  votos  se  tendrán, han  estimulado sin duda esa  inmoralidad, esa repugnancia y ese asco. Otros  si  han  recordado oportunamente los antecedentes de los candidatos. Pero el costo  de este   episodio es demasiado alto para que sigamos creyendo  en las virtudes de nuestra “democrática” Colombia.

Ambos casos, tan diferentes,  demuestran que  en  vista  de la desprotección  y el descontrol  del Estado, en semejante  clima  social adverso, el ciudadano debe presionar comportamientos  éticos por su propia  cuenta.  ¿Cómo?  No aceptando  subirse a buses sin  todos los requisitos.  No  dándole un enfoque  político  a lo que esté en juego, sino  motivando  para sí y para todos,  la intuición  ética. La misma que llevó  a rechazar eso  de que “Ud. no sabe quien soy  yo”.

Que no  nos quepa  duda:  en estos  casos y en muchos  mas, el lema de nuestro escudo “Libertad y Orden” se volvió “ Orden a la brava  o libertad de  hacer ” ;  el mandato constitucional de “ libertad  de expresión  con responsabilidad social”  se convirtió  en  “libertad  de expresión con  inmoralidad incluida”. Ojalá que  la indignación, el asco y la repugnancia  produzcan aquello  que García Villegas llama “la Libertad del Orden”.




[1] Entre muchas otras facetas o teorías, adopto la más sencilla: la moral  es el conjunto de  consensos  sociales, el clima  social que se  construye sobre  valores y su escala de  prioridades;  la ética, en cambio, es la reflexión sobre esos  valores y consensos, para  incorporarlos o rechazarlos  de manera individual o colectiva.  He hecho muchas veces la comparación según  la cual la ética es  a la  moral es  lo que la estética es  a lo bello.
Los  cuatro conceptos son dinámicos e interactivos, individual y colectivamente.  Por ejemplo, antes  era inmoral  el control de la natalidad,  hoy  es  moral y valorado éticamente de manera positiva. 


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