jueves, 4 de septiembre de 2014

COLOMBINA EN EL PAIS DE LAS DILUCIONES



 Apodado  El Sombrerero..MTH©

  
 Érase una vez un país en donde  unos pocos  animales llamados Prontohéroes  (tigres, panteras,  micos, elefantes, serpientes y,


sobre todo, guacamayas y loros verdes,)  no dejaban   convivir a los demás,  llamados Colombinos.
 
En ese   país, un puñado de  tigres, panteras,  micos,  elefantes, serpientes y,   sobre todo guacamayas,   loros verdes,   le daban látigo   a  todo el  que no  se admirara de sus pequeñeces.   Unas pocas  cajas de resonancia    retransmitían  toda aquella algarabía de aullidos y graznidos,  sin ocuparse  de lo que   el resto de los habitantes   quisiera.

 Una niña  llamada  Colombina, que había leído  el  cuento de Alicia ,  exasperada tanto por   el concierto estridente de todos esos animales,  como por   la alharaca insulsa  de  los pocos que los aplaudían (sin dejar  en paz ni a  los toros)  decidió   meterse por un   hueco negro que habían horadado unas inmensas  retroexcavadoras  con las ilusorias promesas  de mejorar  el medio ambiente,  de lograr la igualdad  de todos los  habitantes  y de castigar a los malos que se robaban  todo lo que había en ese país de maravillas.
 
Lo primero que vio cuando salió de las profundidades del  túnel por el que había  caído dando botes,  fue  una  señora  de corona torcida que apodaban   Rupelli, enfrascada    en un gran altercado con  otro hirsuto  al que le gritaba :  “ Montetriste, Montetriste  ¿por qué quieres que me vaya”?  El otro no le contestó,  ocupado como estaba en  mirarse en un espejo  grandísimo  que se encontraba al lado   de la entrada del túnel. De pronto, la señora se transformó en  cometa  y  siguió  el rastro de otras estrellas fugaces en el mismo trance.

En  otro lugar,  siete u ocho  micos  de todos  los  colores se ocupaban de  preparar interminables alegatos  en los que después de haber   mantenido en suspenso a los  habitantes de  aquel país,  salían con un  contradictorias conclusiones, de tal manera que  ya estos habitantes le habían perdido toda la confianza.

 En un rincón , un hombre de negras vestiduras,  apodado El  Sombrerero   procuraba  espantar y castigar   con el látigo  de las sanciones  a  lo que no  se  pareciera  a un  sombrero, con lo cual  todo  el mundo  lo dejó solo ,  salvo un    puñado de seguidores  que     hacían interminables   arengas.  

 Entre estos últimos, nadie se  explicaba por qué  un antiguo rey de la selva  que  curiosamente trinaba incesantemente,  ahora   hacía moños  y   no había vuelto a asistir a las  ceremonias  del conejo sino  que se  convertía  en un  triste monumento de piedra, rodeado de  áulicos que graznaban  como autómatas.

 A su vez,  el  Conejo Blanco  de aquel lugar,  rodeado de una serie  de altivos e  inmemorables   consejeros de nombres rimbombantes,   parecía impotente ante aquel catastrófico carnaval. De la noche a la mañana, después de  cuatro años de  resistir  los embates de  todo aquel zoológico,   tuvo  un comportamiento extraño  porque nombró en la cuasi  cúspide a   un   mandador  de otros  ególatras Prontohéroes  que no  hacían más  que  gritar "soy cacao, quiero cacao".

 Como  el Conejo Blanco era  bastante presumido,    destinó  la mayor parte de su tiempo   en    construir un espejo tan grande tan grande que  ya los  demás  parecían pequeños, pero él también.  Al ensimismarse de esa  manera,  logró  que  sobre el país cayeran toda  clase de plagas  y enfermedades como la contra -papiloma: todo un pueblo cayó  súbitamente   enfermo  de  ausencia de servicios de salud. 

Colombina tuvo otra  serie de aventuras, las unas mejores  que las otras  porque tenía una gran capacidad de resistencia.  Pero miles de años después, no  quedó rastro de nada porque todo  lo que se proponía para mejorar  aquel país  se  había derrumbado  en un  mar de papeles  y argumentos en favor y en contra.

Pero a diferencia  de  Alicia,  cuando la niña Colombina  despertó  de su sueño, no supo  ni siquiera  a qué había  jugado, ni  cuáles  eran los acertijos  en los cuales   un puñado de Prontohéroes la habían encerrado.   

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