miércoles, 24 de septiembre de 2014

ORLANDO FALS BORDA, COMUNICADOR, Y EL RENACER DE ALTERNATIVA

En la facultad  que  fundó
El primer número de un renacer distinto

El 23 de septiembre se le hizo un  merecido homenaje a Orlando Fals Borda (1925-2008), uno de los fundadores de la facultad de Sociología, hoy  desafortunadamente  (pero ese es otro tema) de  capa caída, a diferencia de  otros  sectores de la Universidad  Nacional,  una de las pocas universidades colombianas de  acreditación internacional. A continuación,  una remembranza  de mi sentir, pensar y actuar.  MTH

  
 Tanto en sus  obras, como profesor,  intelectual, columnista o innovador,  la comunicación  de Orlando Fals Borda con los demás era la almendra de  su pensamiento y de sus sentimientos. Una comunicación  en lo personal  cálida, innata,  exenta de prevenciones, y caracterizada por  el deseo de escuchar al otro. De compartir conocimiento. De trasmitirle a los demás  las explicaciones del mundo, sin rencores  ni  amarguras. De  comulgar  en  solidaridad  intelectual, aún en la divergencia de  enfoques y opiniones.

Solo  entendiendo como era  Fals  Borda  un SER HUMANO  en todo el enriquecedor contenido  existencial de la palabra, se entiende por qué escribió lo que escribió. Y por qué, en  el  aspecto que  me correspondió  compartir,  es un modelo de periodismo, tanto en lo  comunicativo como en lo investigativo.

En sus propias  palabras , para llegar a las esencias del trabajo intelectual,      “ había que andar, nadar y remar  con la cultura del río” , convivir con los  pescadores  y encontrar en ellos  los elementos “redondos”[1]  (es decir, el  dominio real y no teórico  de técnicas del vivir y sobrevivir). Ellos son los que le van a dar la explicación de cómo es la realidad de la  cultura  ribereña que  Fals Borda  denomina  anfibia. Pero es también  la explicación de por qué  su periodismo y la pesada  carga de sacar adelante  a Alternativa,  que asumió con paciencia  y templanza con el equipo  que lo acompañó en su segunda etapa,  refleja también  ese  estado de ánimo.  

Por su  capacidad anímica  de  buscar en lo práctico la esencia de la posterior  explicación teórica, nace  su  monumental  “Historia  doble de la costa”. A  muchos de quienes  la  leímos y releímos,  no dejaba de asombrarnos.  En  mi caso,  de sentir una enorme  afinidad y admiración  antes de conocerlo y de embarcarnos en la aventura maravillosa del renacer de Alternativa. Comprobé entonces que  mi  imaginario  del  autor  correspondía con transparencia a la manera  como  escribía. La sencillez de los verdaderos humanistas caracterizó su liderazgo del  equipo periodístico, del cual  fui la directora durante  13 números.

 La segunda etapa de  Alternativa,  iniciada por él en agosto de 1996 como la obsesión de un soñador  fue, a mi modo de ver,  mucho más  Falsbordiana que la primera, nacida  en  febrero de 1974. En aquella sobresalía  la rebeldía de unos jóvenes  que  otros llamaban “burgueses” (como  Enrique Santos Calderón, Daniel Samper  y Antonio Caballero), o escritores sobresalientes  como  Gabriel García Márquez y la  llamada Rosca  cuyo  nombre era el sano ejercicio de burlarse de uno mismo.  El impacto de los valerosos  destapes periodísticos,  el escándalo producido por los mismos,  opacaban  la sutileza de un rebelde sentipensante humanista y discreto como Fals Borda.

Cuarenta años después, es intelectualmente avasalladora  la perdurable vigencia de  Fals Borda en la explicación de América Latina, no desde las cúpulas,  sino desde  los seres humanos que la componen en regiones  específicas. Avasalladora tanto como lo es en literatura el incomparable  García  Márquez.

Fals busca  siempre  cambiar y la medida de sus fracasos  es  la de su importancia  como  un utópico cuya metodología de  investigación acción  participativa deja una huella  imborrable y debería ser más practicada por el periodismo  colombiano, empeñado en creer  que se hace desde  cómodas “mesas de trabajo”.

A juzgar por la  peculiar “coherencia” política  del –repito para que no queden dudas-  admirado García Márquez,  su  manera  de instalarse  en las mieles del poder  de  Fidel Castro  y el escaso interés  del  Nobel por  cambiar a Colombia, ¿ cómo  no evocar la coherencia y el  sentido de país de  Fals Borda?  ¿Cómo comparar la huella  intelectual de Fals Borda  con la evolución poco  brillante del  bien instalado en los bordes de sí mismo  Enrique Santos Calderón, y la sin remedio del  columnista  Antonio Caballero?  Sin duda,  la profundidad  intelectual  de Fals  Borda merecía un trato menos light  y displicente  del  que  le dieron sus  antiguos  socios y, en general,  los colombianos  que no lo han leído. 

Sin embargo,  menospreciado y criticado como lo fue  luego de la crisis de la primera Alternativa, en el primer  editorial de la Nueva Etapa , él  invita, citándolos con  nombre  propio , a todo sus  antiguos  compañeros,  a  incorporarse  a la nueva etapa sin rencores ni amarguras.

 No me detendré desde luego en esa  disputa al interior de  la primera  Alternativa[2]  y las incoherencias de la llamada izquierda (incoherencias  por cierto de todas las tendencias políticas colombianas signadas de egocentrismo y de individualismo caudillista). Más interesante  es la manera como  Fals Borda se embarcó en  la necesidad, vital  para él, de concretar  el cambio teórico y de salón  de  muchos de  sus colegas.  Acompañado  por un grupo de  utópicos y de rigurosos ingenuos como él, casi todos desconocidos,  se cuajó  la aventura  de Alternativa, de la cual había  conservado la propiedad intelectual del nombre con  García Márquez y Enrique Santos y que los  dos  últimos accedieron a  que  la utilizara.

 Dice Fals Borda  a propósito  de  la Alternativa del  74 en el primer  editorial del  96: " En 1974 creímos  sus  fundadores que era  conveniente separar dos tareas  vitales para  todo organismo: el pensar  y el luchar[3]. Aquel espejismo conceptual nos costaría caro por la dolorosa mitosis conceptual que sufrimos… nos tomó tiempo llegar  a corregir aquel sofisma  y formalizar la combinación creadora  de aquellos procesos, el del sentir, el del pensamiento y el de la acción”.
 “Sentir, pensar, actuar” fue la  fórmula que  acuñó para esa segunda etapa  y  que, lejos de la tirada de línea que  caracterizó la primera  “atreverse a pensar es empezar a luchar”,  tenía un sentido profundamente ético: desoxidarse de nostalgia,  formar comunidades de sentido, utilizar un nuevo lenguaje - menos acartonado-, mirar el mundo sin sentirnos su ombligo. Por eso, además  de temas que  han trascendido  históricamente y  que la revista descubrió después de minuciosa investigación  ( “La tenaza paramilitar”  en la  Antioquia del Gobernador Álvaro Uribe Vélez y las creadas Convivir, “embuchado de largo alcance”, los atropellos ambientales,  o  las FARC por  dentro)  hay  temas sociológicos  como el uso del condón,  el cambio en el concepto de familia, el país de telenovelas,  el  colectivo inconsciente  a cargo  de los programadores de rock de Un radio y la tira  cómica . Se  le da carátula  a  la corrupción en el sindicalismo del magisterio,  hay series de artículos  que  con el transcurso del tiempo se convertirán en libros  como aquel  sobre el cartel de Cali, de José Gregorio Pérez. Hay  testimonios como el del Coronel  Velásquez  sobre los  vínculos del paramilitarismo y  generales  del ejército, que muchos años después serían  corroborados o reivindicados  como propios – sin dar  el correspondiente crédito  como sucedió con  La tenaza paramilitar” por los  medios nacionales . 

Sentipensante: Fals Borda  había forjado la palabra  tomándola de un pescador  de la depresión momposina  que alguna vez le dijo: “creemos y actuamos  con el corazón  pero también empleamos  la cabeza”.  Un  concepto  que  partió  entonces  de la realidad del  quehacer  y que su temperamento de incesante  buscador  agrandó,  volviéndolo  central en su filosofía  de lo social  pero también en el periodismo.  

Lo mismo  sucedió  también con la expresión  cultura  anfibia y  con  el uso metafórico de  la oicotea  que  le permitió  describir y reflexionar  filosóficamente  sobre  un modo de ser y de sobrevivir, explicados  sin la carga ladrilluda de los  sociólogos  de ego alborotado.  

Y  aunque sostenía que  la cultura  anfibia  no se aplicaba a los cachacos ni a todo tipo de adversidades,  tenerla tan interiozada  le  permitió como presidente del Consejo  Editorial de la Nueva  Alternativa ,  que la revista aguantara hasta  donde se pudo, y que  sobretodo, pudiéramos  ir  hasta el fondo de manera  firme  e impasible  en temas  arriesgados. Impasible como cuando, desde la ventana  observábamos que  curiosos  personajes  hacían plantón en la esquina  frente  a Alternativa o cuando  nos animaba a seguir adelante con las investigaciones.  

Oicotea,  dice Fals Borda  en el video que por fortuna conserva Internet “es también aguantador porque sabe  esperar  su momento”. Y cuando en la revista  salió  el informe  sobre las Convivir,  investigado por esa  gran buscadora de temas profundos  que  es Mariela Guerrero, y el meticuloso seguimiento de Carlos Iván  García, jefe de redacción,  todo el equipo  estuvo blindado  para lo que se venía: los insultos del Dr. Uribe Vélez, la denuncia  penal de Pedro  Juan Moreno  que ganamos  al precluirse la investigación  por  injuria y calumnia. ¡Como  vibramos, incluido  Orlando  Fals, al sentirnos indisolublemente  ligados  por la  necesidad de sentar un precedente  ante las iras del poder, y la de  no conciliar  como periodistas  con el autoritarismo  atarván!

No nos pudieron acorralar por injuria o calumnia
 En este caso concreto,  nos acompañó también , además del sentimiento de  entusiasmo,  el rigor de Orlando Fals al analizar,  palabra por palabra, concepto por concepto , el  artículo luego  cuestionado por el Gobernador  o los  de  otras investigaciones  sobre las armas de  largo alcance,  sobre  las Farc,  sobre  los generales  en Urabá, sobre  el contrabando de pieles. Con la admiración reverencial ante  un  hombre  de tanta trascendencia, nos empeñábamos  todos  en  hacer  el análisis participativo de todos  los  artículos en el consejo de redacción que  sesionaba en  el  estrecho segundo piso  alrededor de una rustica  mesa de madera , sentados en bancos incómodos.  Todos contagiados  por la necesidad de saber,  de aprender, inclusive él, que supo ponerse a nuestro  nivel  gracias a su manera  de ser sencillo, a veces  gocetas  como un  niño,  a veces sabio  con una reflexión  soltada como quien no quiere la cosa,  sin  utilizar  palabras rimbombantes, sintiéndose  reportero como el que más pero escribiendo  todos los editoriales.

 Jóvenes como Carlos Iván  García,  Carlos Dajer,  Sebastián krieger , Martha Ruiz , Juan Camilo Jaramillo,  investigadoras como Mariela  Guerrero colaboradores esporádicos y esperados  como  Alberto  Galeano y Marco Palacios, iniciados en el periodismo como León Valencia. Todos  y cada uno de los que no menciono pero que se reconocen , financiadores  benévolos que sabían que la aventura era un costal sin fondo  como  Pedro Pacanchique,  entusiastas  periodistas  dispuestos  a entregarnos a  la necesidad  de  informar,  todos  guardaremos sin duda una  lección de vida de  Orlando Fals Borda

 ¿Por  qué terminó  la  nueva etapa de Alternativa? Porque se la tragaron las deudas y porque  como  bien lo dijo  su propio  gestador: 

 Alternativa no podrá morir y si algo le pasa, resuscitará con su ideario en formas diversas, como está ocurriendo  ahora  con la  revista de  los años setentas.

        
Todavía es  válido sentir, pensar , actuar.
  
Y así lo siento  y lo pienso:  hoy, con la ayuda de internet y sus  redes  sociales,  existe  un imperecedero  estado de ánimo  y de reflexión  sobre  lo ético, lo político, lo  social, lo mediático en Colombia ,  y sobre todo,  la capacidad inquebrantable de  no  aceptar  el fatalismo y de  seguir creyendo  en utopías.  




[1] Ver  en You Tube, entrevista sobre sentipensantes
[2] Ver por ejemplo, artículo de Andrés Rodríguez  Cortés,  Lucha  y Pensamiento.  La revista Alternativa  en los años 70 ,  febrero 2012http://bit.ly/1sgtbja
[3]  Cuyo lema era “atreverse a pensar es empezar a luchar”. El de la nueva etapa   abandona el termino de lucha  e insiste sobre el cambio de mentalidad,  de estdo de ánimo que lleva a nuevs reflexiones  - éticas en particular-  para llegar a consensos  


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