Detectar con lupa las mentiras |
Existe la verdad? Sí,
cuando hay hechos reales incontrovertibles:
humanos, como un cadáver o un parto; catástrofes
naturales, como un terremoto o
una inundación.
Muy distintas son las
interpretaciones sobre esas
verdades fácticas. Ejercer el
periodismo enseña que cada quien tiene
su verdad e intenta manipular con ella.
Por eso mi amigo Sócrates
aconseja preguntarnos siempre, cualquiera que sea nuestro
papel en la sociedad: ¿quién soy?, ¿cuáles son mis prejuicios? ¿Qué me impide llegar
al conocimiento? Esas inquietudes se pueden
resumir en:
¿Estoy actuando de buena fe, quiero realmente saber qué pasó, o me
dominan las presiones internas o
externas?
Por ejemplo: el ex Presidente Uribe debería preguntarse
todos los días: ¿Es mi trino
producto de mi anti-santismo, o
creo realmente lo que estoy
trinando? Y el Presidente Santos
debería desayunarse pensando: ¿Me motiva preservar mi imagen , aliarme
con los grandes cacaos ,
o creo sinceramente que eso es lo
que necesita el país? ¿Son mentirosos absolutos? No, pero
tampoco son verdaderamente auténticos. Por eso, es
mejor no
creer ni en los santos ni en los demonios, sobre todo cuando son cúpulas. O por lo menos, analizarlos con lupa.
Como sucede con la
objetividad, las discusiones sobre la existencia de la verdad son inagotables y de nunca acabar.
El justo medio puede ser una
salida, pero gris y mediocre cuando se
trata de averiguar con creatividad qué está sucediendo. Aparecen, eso sí, dos extremos: de la verdad absoluta a la mentira absoluta.
Por cierto, es más
fácil de detectar ésta que aquella.
Después de haber
dictado clase de ética
durante muchos años, he comprobado que hay tanta carreta acumulada sobre el “deber ser “ en sociedades discursivas como la nuestra
que, en vez de predicar
sobre la verdad, es mejor enseñar
a detectar las mentiras, propias o ajenas.
DEPENDER DE LAS CÚPULAS =
¿SER MANIPULADO?
Collodi publicó Pinocho en 1882 |
Que las cúpulas
tienen tendencia a manipular la verdad a su favor, lo saben muy bien los jefes de
prensa públicos o privados. Por ejemplo,
quien reciba las muy eficientes comunicaciones de prensa de la alcaldía de Santander de
Quilichao, o del actual Ministro de Agricultura[1] puede pensar que
estamos en un “verdadero” paraíso en el que cada día se produce una “buena” acción”, o que
lo que se hace ahora nunca
antes se había hecho o empezado.
No hay
en estos casos, mentiras
absolutas sino distorsiones, voluntarias o
involuntarias de muchos matices.
Otro ejemplo: Cuando escuchamos
a Yanisley Torres de CM& informar sobre la insurgencia y vitrinear
a las FARC, o el temor reverencial de quienes entrevistan
su cúpula en La Habana pensamos,
no que
sean de mala fe, sino que no
desean saber demasiado, por miedo o por cualquier otra causa.
Detectar las mentiras
implica enterarse de toda una gama que va
de estrategias de verdades
a medias, de verdades a un cuarto (el
resto es manipulación) o de total mentira.
En todo caso hay proporción inversa entre mentira y verdad.
A veces, la estrategia es tratar de envolver la
mentira en una apariencia de bondad:
el Señor Joseph Blatter
se dio el lujo de ganar la votación y luego presentar “magnánimamente “su renuncia, en una rueda de prensa. Por cierto, hoy como ayer, las ruedas de prensa
no son un buen método de investigación periodística . Como
tampoco lo es correr detrás de una
“cúpula” creyendo que en la selva de
micrófonos dirá la verdad. En esas circunstancias, la cúpula solo puede decir una
estupidez, o es mentirosilla.
Hay una
gran ventaja de la ética sobre el derecho en relación con las cúpulas: en el derecho, se
presume que toda persona es
inocente mientras no se demuestre lo contrario.
En la ética, todo periodista pero
también todo receptor de información
mediática, deberían presumir que toda cúpula es mentirosilla mientras no
se demuestre, a cada instante, la buena
fe, propia o ajena. Así no habría
tanta intolerancia ni tanta pasión desperdiciada; se
gastaría menos tiempo en rumores y se ganaría en investigación.
Recomendado:
Comprobar mentiras, mejor que pontificar sobre La Verdad |
Mentira, de Franca D´Agostini, traducción de Ana Miravalles, Adriana Hidalgo editora,
Buenos Aires 2014. “la verdad entra en
crisis por exceso, y no por defecto”. Analiza todo tipo de mentiras : las
simples, las verdades parciales ,
de evidencia suprimida, mentiras
incompletas , creer que lo que uno piensa es verdadero, etc. etc.
En suma recalca “la fragilidad de la verdad y la
ventaja desleal de la mentira” en la sociedad contemporánea, que
fluctúa entre el trivialismo ( “todo es verdad) y el
nihilismo “nada es verdad).
PRÓXIMO JUEVES: QUINTO
DE LOS DIEZ MITOS CREADOS A TRAVÉS
DE LOS MEDIOS Y DEL PERIODISMO, QUE CONTRIBUYEN
A LA “GUERRA SOCIAL”
[1] En
honor a la verdad fáctica, desde hace 45 años soy esposa
del ex ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo
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