POSITIVOS
- El anquilosado periodismo colombiano redescubrió la importancia del trabajo de campo y de no darle tanto juego a las estáticas “mesas” de trabajo, que lo único que hacen es leer el periódico de la víspera y, a partir de allí, decorar con carreta.
- Los medios oligopólicos entendieron – al menos por un corto período– que el amarillismo sobre delincuentes, robos, asesinatos, violaciones y todo lo morboso son un dudoso alimento que produce indigestión. Tampoco es periodismo la dependencia de videos de la policía. Buscaron temas y trochas fronterizas.
- Periodistas directores como Darío Arismendi parecieron despertar (ojalá no vuelvan a recaer) de un letargo, lo que no solo produjo interesantes entrevistas sino que entreabrió la puerta a los carga ladrillos , entre los cuales hay muchos reporteros con garra y ganas.
- El hecho de tratarse de una situación con repercusiones internacionales fue un reto para el periodismo nacional, instalado en la mediocridad de entrevistar siempre a los mismos políticos como si fueran la fuente de la sabiduría
- Por momentos, se le dio a caudillos decimonónicos como el Senador Uribe Vélez su real dimensión en vez de entrevistarlo como si fuera la única fuente de oposición
- Como sucedió con el Palacio de Justicia, los videos grabados por los noticieros servirán de prueba, no solo en procesos, sino como material indispensable para historiadores. Ello recalca la trascendencia del periodismo y de la camarografía, de la cual no son siempre conscientes periodistas y camarógrafos. No pocas veces los periodistas menosprecian el trascendental papel de los camarógrafos, por lo general peor pagados que los periodistas y con jornadas inhumanas aún en medios públicos como, por ejemplo, canales regionales.
- Se resaltó y se le dio más juego a los corresponsales que por lo general no son tenidos en cuenta sino para notas obvias o simplistas ordendaas desde el centro, en tanto que los “enviados especiales”, casi siempre presentadores, aterrizan a los sitios como marcianos.
- El Espectador – y no es porque hace años trabajé para ese periódico- se lleva de lejos a El Tiempo en el cubrimiento de análisis.
NEGATIVOS
- Sigue la tendencia al “miserabilismo audiovisual”. Es decir, focalizar en tragedias individuales en vez de que éstas sirvan de ejemplo de análisis más profundos
- Sigue el maniqueísmo generalizador: “ los colombianos buenos” versus “ los venezolanos malos”. El mejor ejemplo – en este caso de lo negativo – lo volvió a dar Arismendi al dedicarle más de dos horas a la crisis venezolana- mirando la paja en el ojo ajeno y mostrando el nuestro como si fuera un país antítesis en materia de derechos humanos, corrupción y desigualdad.
- Sigue también el patrioterismo ejemplificador- caudillista, por el que se entrevista a las cúpulas sin ningún tipo de análisis crítico . Así ha sucedido , salvo excepciones, con la canciller, o los ministros que han vitrineado en la frontera. Se les entrevista solo para declaraciones bonachonas, salvo casos como el de la minneducación en la que se resaltaron medidas concretas , en este caso positivas , que demuestran su capacidad ejecutiva.
- En el cubrimiento de la Presidencia de la República “sobresale” – negativamente por supuesto el de la corresponsal de CM& que pareciera una representante de los boletines de palacio y se limita a ser la sombra de lo que dice y hace el presidente. Como ella viaja donde le Presidente viaja ¿ No le convendría la lectura de los libros de quienes han sido, por ejemplo, corresponsales de medios en la Casa Blanca?
Puntuales razones, María Teresa.
ResponderEliminarEste modelo se introduce en las aulas de la escuelas de periodismo, con la velocidad de la luz en que fluye por las redes digitales, generando en los alumnos el alter ego por la pasión mediática a la selfimanía. En cada emisión de TV Noticias el reportero introduce la nota, genera una injuria de causas efímeras pre-concebidas, asume el rol de fuente de información y concluye con una deshilvanada síntesis. Contrario a los TV Noticieros europeos, con la información sobre la crisis humanitaria de los exhiliados, por ejemplo: el análisis es el bocado de cardenal antes de la imagen lastimera que deshonra a lo Humano. ¡El show business sigue siendo el factor preponderante de la información expuesta!
Escribía en 1993 el periodista Héctor Troyano Guzmán, Coordinador del Área de Comunicación del Convenio Andrés Bello, en el libro Periodismo cultural y cultura del periodismo, que si los medios de comunicación social tienen interés por los asuntos integracionistas deben de tener en cuenta, "mejorar la capacidad de nuestras organizaciones integracionistas con el fin de garantizar la libre circulación de la información en los ámbitos nacional e internacional; una distribución más amplia y mejor equilibrada, sin traba alguna a la libertad de expresión, y al fortalecimiento de la capacidad de comunicación de los países en desarrollo para que se integren mejor en el proceso de la comunicación." Lamentable la desaparición o la poca participación institucional que reivindique el carácter de estas dos naciones. Pero más horror, la carencia histórica en todos aquellos personajes que posan delante de cámaras y micrófonos y editorializan la crueldad de una crisis humanitaria, ya no mediatizada, sino cercana y vecina. Se evidencia el business de la politiquería.
La investigación periodística que hace un par de décadas contribuyó en la formación de opinión pública también se fue al traste y las escuelas de periodismo olvidan que para elaborar el fundamento del problema, el investigador debe poseer como punto de partida un conocimiento de base previo. Programas de pregrado y posgrado, en el afán de titular, estructuran cursillos de actualización adicional para evitar el dolor de cabeza de mantener a sus egresados en un estado de reposo sin grado. ¿Dentro de ese maremágnum cualquier examen acelerado otorga la titulación por un business plus?
Con el lenguaje de marinero: los modelos mediáticos se dieron al traste, las instituciones integracionistas se fueron al garete y la formación de periodistas a palo seco. Mejor dicho: los periodistas que nos influyeron otrora se perdieron como el navío chocado contra la roca; la política y quien la ejerce malogrados, sin dirección ni propósito y los escuetos informadores sin nada accesorio ni complementario.
Con aprecio.