Bienvenido el minucioso trabajo del
Grupo de Poderopedia, un núcleo de jóvenes investigadores emanado de otra saludable iniciativa, “Consejo de Redacción”, bajo
los auspicios de la Universidad Javeriana: es una puerta abierta a futuras
investigaciones que relacionen dos aspectos que no suelen conectarse en Colombia y que, en el fondo, buscan
responder, como hace 24 años, [1]a
una insatisfacción en el ejercicio del periodismo.
¿Por qué la información periodística es como es ? ¿
Por qué los noticieros televisivos del mediodía RCN y Caracol son tan similares y
acuden a las mismas fuentes? ¿Por
qué la farándula y las piernas de las
presentadoras son el “remate cultural” del modelo de noticiero preponderante en Colombia? ¿Es
posible cambiar este modelo? ¿Qué pasa con el derecho a informar y ser informado?
Hoy como ayer, los lectores , televidentes y oyentes responsabilizan no pocas veces al último eslabón de la cadena informativa - el reportero raso-, sin ahondar
en las estructuras de poder que
se dan en las entrañas mismas de los medios de comunicación o en el
“ecosistema comunicativo”- para utilizar
la expresión de Jesús Martín Barbero. Sin embargo, determinan enfoques y contenidos más de lo
que se cree.
Si bien entre el hoy y el
ayer hay tendencias similares, como la concentración
económica, y se mantiene la demostrada
inequidad característica de Colombia en otros sectores , hoy la concentración mediática adquiere nuevas facetas.
En lo constructivo, internet y el
periodismo digital le han dado un
impulso decisivo a una
manera distinta de hacer periodismo independiente, para contrarrestar
la concentración oligopólica. Muestran
nuevos horizontes para
los egresados de universidades. El reto es ahora ser financieramente rentables. En
ese sentido, experiencias como la de Mediapart pueden
abrir nuevos caminos a lo criollo[2]
Desde el punto de
vista negativo, la entrada de
conglomerados como el ahora dueño de El
Tiempo - la organización Luis Carlos Sarmiento Angulo-, implica nuevos retos para detectar cual es su
incidencia en contenidos. ¿Es el Tiempo
de los Santos el mismo que el del
Grupo Aval? ¿Hay una diferencia entre los enfoques de este último y el Grupo Santo Domingo,
dueño de El Espectador? ¿ A qué lógicas
obedecen nuevos grupos de comunicación
en el sur del país como el de Hernando Suarez Burgos? ¿Qué intereses políticos y/o económicos defienden?
¿Cómo
incide la compra de CableNoticias
por un empresario venezolano en el
cubrimiento de las noticias
provenientes del vecino país?
A mi modo de ver, más allá
de la posible presión o autocensura para destacar como noticias unas e ignorar otras, el análisis
de medios debe ahondar en contenidos
y sus relaciones entre poder económico, político, mediático y ahora,
el de las redes sociales , tanto desde la perspectiva global, como nacional y
local.
Trabajos de investigación como
éste, basados en hechos, datos y no en suposiciones, muestran que, de las
ambiciones políticas o la defensa
de conceptos abstractos sobre
derechos como la libertad de expresión,
se va poco a poco pasando a la noción de “producto” informativo. Una tendencia que implica
recorte intelectual y pérdida de
identidad del periodismo.
En la vida real, la
propia publicidad, desajustada por todos estos cambios tecnológicos, se va insertando en contenidos informativos como
publirreportajes. Pero también migra a otros escenarios, lo que afecta
a las empresas, cuando busca vehículos
de persuasión en lo ahora
llamado BTL (Below The Line)
como gorras, vallas, camisetas etc. En esa competencia de “marcas”, el poder
económico-mediático no ha logrado
imponerse en el campo del periodismo por
calidad, sino por cubrimiento
comercial de eventos sin
muchas veces solucionar sus problemas financieros.
En el mismo sentido, se suele
igualar el poder mediático nacional al
regional como si fueran un todo
uniforme. Pero dos de
las conclusiones de Poderopedia son, por ejemplo, que la prensa regional se ha fortalecido, a
diferencia de la nacional, cuyas pérdidas son notorias, y cómo los grandes medios audiovisuales tienden a
ser mas nacionales que identitarios de
regiones. Asimismo, realidades como la de publicaciones Semana, que ha basado su fortalecimiento
financiero en publicaciones de carácter comercial-promocional (no me refiero
a Soho,
Arcadia etc.) requieren analizar
la incidencia de este modelo
sobre la revista madre, que tenía el mayor prestigio periodístico en el país.
Este trabajo investigativo servirá
tanto a usuarios como a
empresas y al periodismo para detectar los posibles errores éticos, por ejemplo, en
el cubrimiento del proceso de negociación con las FARC o de las
próximas elecciones regionales de octubre
en Colombia.
En el caso de las empresas, su
credibilidad periodística impone
la necesidad ética de informarle expresamente al público cuales
son sus vínculos con el poder
político y económico; y cuando se informa
sobre las empresas del grupo o en
las elecciones de octubre 2015,
de advertirle sobre los vínculos
con los candidatos a alcaldías o
gobernaciones, diputados y concejales.
No sobra recalcar, cuando
se analizan trabajos como éste, la importancia
de distinguir entre periodistas y propietarios de medios, que no tienen las mismas lógicas, ni los mismos
intereses económicos, ni los mismos
comportamientos éticos.
En ese sentido , el concepto de red vuelve a ser útil: cuando el propio periodista
indebidamente presionado sabe que otros
colegas o los mismos receptores y usuarios podrán detectarlas, está motivado para
remplazar su reacción de autocensura por otra de autoestima
por su oficio y su vocación. Eso le permitirá apreciar mejor valores como
la independencia , el equilibrio,
o la búsqueda de las verdades más
allá de la interpretación que de los
hechos hacen sus protagonistas, incluidos los medios de
comunicación.
Cuando se publicó por
primera vez la investigación “ la Industria de los Medios de Comunicación en Colombia”, financiada
por Fescol y el Centro de
Investigaciones para el Desarrollo de
La Universidad Nacional (
MTH directora, Asistentes de investigación Rodrigo Moreira, Diana Sanchez, José León) en
la que se analizaban las
telarañas mediáticas y a
qué grupos económicos
pertenecían en realidad los medios.
Antes ni siquiera los medios
figuraban en rubros en las estadísticas del DANE, desconociéndose el
poder económico mediático. Fescol-Tercer Mundo, 1991.
[3] http://www.mediapart.fr/
Visita de
Edwy Plenel a Colombia http://bit.ly/1vvkdgx
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