jueves, 22 de octubre de 2015

ANTÍDOTO PARA LA TEORÍA DE UN “SALVADOR”: ¿POR QUIÉN NO VOTAR?




Gracias  a la polarización  y caudillización propiciada por  las encuestas,  al cubrimiento mediático audiovisual que  hace énfasis en la imagen más que en el contenido,  no  sobra  recordar  las consecuencias nefastas de  focalizarse en un líder que  nos salvará de las catástrofes.  ¿Por qué?

 CREER EN UN   SALVADOR   es  rezago directo  del mesianismo caudillista, que consiste  en  encargar de todas las responsabilidades a una sola persona,  considerada  todopoderosa. Es la manera más fácil de ejercer  ciudadanía sin compromisos.

CREER QUE NO IMPORTAN LOS CONTEXTOS es minimizar la trayectoria y  capacidad del equipo   de personas que van a acompañar  al  candidato si es elegido.  Nuevamente, en parte gracias a las encuestas  y  a los medios,  que  focalizan en candidatos,  el resto de los colombianos  no tenemos ni idea de qué tan capaces  van a ser los que los  acompañan.

CREER  QUE  LAS SOLUCIONES DEPENDEN DE LAS PROPUESTAS TEÓRICAS   es no tener en  cuenta  la capacidad   administrativa,  la garantía de  nombramientos por méritos y no por afinidades con el Salvador. Padecimos en Bogotá un ejemplo elocuente con la administración  Petro,  sin  mencionar la corrupción de  Samuel  Moreno.

CREER QUE INFLUYE  QUE UNO CANTE SU VOTO,  es de  pronto un ejercicio del ego sin consecuencias,  como me pasó   en no pocas  ocasiones a lo largo de mi  ya larga vida, que se me iba inútilmente en exaltarme con uno u otro candidato. No lo aconsejo.

Son válidas las preocupaciones en el sentido  de que  en   estas elecciones se  vislumbra un fortalecimiento de la corrupción y de los clanes políticos, del poder local   resistente a cualquier cambio, que ha contaminado principalmente a los partidos liberal,  conservador,  Cambio  radical, la U,  pero también al  Polo.  Sin estructuras internas de control,  más le vale a  los ciudadanos, sobre todo en los cuerpos colegiados, escoger con lupa.


Por lo  anterior,   resulta   mejor averiguar  por quien no votar

En ese sentido han sido  de  gran ayuda  ONG  como la MOE  http://bit.ly/1Rka3ZC
 o Transparencia internacional, La  Silla Vacía, líder en investigación política , pero también los columnistas  , como   Salud  Hernández,   María Jimena Duzán, y por supuesto,  Pascual Gaviria y  Héctor  Abad etc. Etc. . Y medios  como   Noticias  uno,  o RCN  con Yolanda Ruiz.  Es un aporte  valioso del periodismo  para  no dejar pasar lo que  no se puede dejar pasar.

El argumento que han dado partidos como el Liberal  (otros se han hecho los  sordomudos, como  Cambio radical) en el sentido de que   es infame   sacar    cuestionamientos hechos a los candidatos  y c coartar la libertad  de voto porque  se   viola la presunción de inocencia es un sofisma inaceptable:

1- El elector  necesita  más  información y elementos  para   superar la etapa “emocional”  de sus adhesiones, y adquirir  mayor criterio.
2- No se está vulnerando la presunción jurídica   de inocencia, sino que se está opinando  sobre el comportamiento moral y ético  de ciertos   candidatos o  sus allegados.
3-Recortar ese derecho a  advertir   cuando hay   percepciones de inmoralidad   es más bien  limitar la  libertad de expresión y el debate , fundamentales para  la democracia.


No se puede confundir  lo ético  con lo jurídico


Entonces veamos  algunos  cuestionados

César Rojas en Cúcuta
Milena Jarabe en Sucre
Sergio Araujo,  Arturo Calderón , o Franco Ovalle en  Cesar
Juan Carlos Martínez Quiñones en  Leticia
Edilberto Suarez  pinto en Puerto Nariño
Arcenio Sandoval  en Yopal
Oneida  Pinto,  Luis  Enrique Solano, en  La Guajira
 Luis Pérez en Antioquia
 Didier Tavera en Santander
 Dilian Francisca  Toro en el Valle
Marcela Amaya  en el Meta
Quinto Guerra  en Cartagena
Etc. etc.

Escuché  el  otro día  en  RCN la Noticia,  la  teoría de un profe – aclaro que  rolo-  según la cual en   Bogotá tenemos una   escala de valores distinta de la Costa. No señor, la ética es una:   los principios no se  moldean según  el bolsillo o la situación geográfica. Y hay que  honrar a los costeños   decentes, no avalando la inaceptable corrupción.

Ojalá    la Misión  de Observación  Electoral   y  Transparencia  Internacional sigan publicando las   trabas   e inmoralidades que  perjudican el ejercicio del derecho al voto, ya que  el Consejo  Nacional Electoral ha sido  tan   tímido para investigar más  allá de la   también inaceptable trashumancia. 

Y una sugerencia:  no caer en el embrujo de que solo importan  las alcaldías. Llegar a las urnas  teniendo claro, independientemente de su filiación o afinidades políticas, que va a votar por  personas  que garantizan mayor  transparencia  y cumplimiento de  la ética pública en concejos, asambleas,  gobernaciones  y como ediles.  Porque, no nos digamos mentiras:  los partidos  tradicionales como tales,  con estructuras   sólidas de  control ético, ya no existen. 


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