De nada sirven los discursos en favor
de la “paz” , término por lo demás ambiguo cuando
no existe un consenso ético sobre la necesidad de privilegiar el interés público sobre el interés particular.
Desde el punto de vista colectivo, la reconciliación implica
construir un “clima” social
favorable a esa meta – interés público- pero sin presupuestos de interés individual o
privado.
Y no nos digamos mentiras: el clima social colombiano
privilegia el interés privado en nuestra percepción de lo colectivo, lo religioso, lo político,
lo económico y todo lo que tenga que ver con lo social. De allí a la intolerancia hay un paso que se da con demasiada frecuencia.
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FOTO MTH |
Se trata entonces, para empezar, de facilitar la convivencia de opuestos para que el debate pueda salirse de los esquemas
emocionales .
Para no caer en la ambigüedad
del propio término paz[1] , vale la pena
empezar por qué NO es favorable a ese clima
social en favor de la convivencia, partiendo
de un aspecto que permite concretar el análisis y evitar diarreas mentales.
En este punto, el papel de los medios de
comunicación y de sus protagonistas, así
como de la comunicación social en general son factores de importancia fundamental.
No
favorece un clima social de
construcción de convivencia
- Crear hechos publicitarios dándole prioridad a éstos y no al contenido. No resulta difícil demostrar que para la firma del acuerdo sobre justicia transicional fueron más importantes elementos de “publicidad” . La visita del Papa a Cuba, y la sesión de la ONU resultaron determinantes para montar el show. ¿Pruebas? Tanto la entrevista de María Isabel Rueda a Enrique Santos Calderón en El Tiempo, como la conversación de Piedad Córdoba con Timochenko. Uno y otro- dos fuentes muy distintas, obviamente cada una defendiendo su “verdad”- coinciden en la manera apresurada como se llegó al comunicado.
- No tener listo lo que se estaba cocinando. Por lo anterior, El Gobierno , al priorizar el momento y no el contenido, dio papaya. Para que los extremos exigieran como si fuera un secreto de Estado, que se revelara un documento, cuya ausencia, fue cada vez más “inflada” por la acción de los medios y por fundamentalistas como el Procurador o Uribe, y el vitrinero Fiscal. Se obligó al Minjusticia a opinar sobre algo que no conocía.
- No hacer una pedagogía de lo que significa la justicia transicional. La consideración anterior, que debería llevar a un análisis más crítico de los periodistas encargados de “cubrir” el tema del proceso de negociación, no implica demeritar el contenido jurídico del punto de acuerdo. No se puede descalificar la competencia de juristas como Juan Carlos Henao y Cepeda, con base en errores de procedimiento del Presidente, que expuso también a una pérdida de credibilidad de los negociadores De la Calle y Jaramillo.
- Centrar la comunicación sobre el tema en el interés presidencial, estimula lo que los franceses llaman “la folie des grandeurs” (la locura de la grandeza) al proponer un contingente de 5000 soldados para las misiones internacionales de paz. También ha desbocado las pasiones de los opositores. Pero, sobretodo, le hace perder el sentido de interés superior a los acuerdos, que trasciende un simple Gobierno o una contienda electoral, fortaleciendo la tendencia de los opinadores políticos a argumentar según su interés electoral.
- Creer que un cambio de mentalidad se logra de inmediato. En el esquema de inmediatez que propician los medios masivos, sobre todo oligopólidos y la política como espectáculo, el impacto tiene la levedad de lo efímero .
- Creer que el equilibrio en los debates mediáticos es poner a pelear adversarios. Enfrentar a Paloma Valencia y a Roy Barrera de manera repetitiva o invitar siempre a los mismos políticos –como suele hacerlo Hora 20- es encerrar el tema en el marco estrecho de una política definida en términos de partidos . Y ello cuando poco a poco - por la feria de los avales- se ha llegado a la conclusión de que los partidos están cada vez más diluidos en los personalismos.
- Involucrase de manera evidente por uno de los protagonistas de la actualidad como lo hace Claudia Gurisati de Noticias RCN es darle prioridad a las pasiones personales . ¿Prueba? La emisión del miércoles 30 de septiembre , que además muestra como es posible manipular a las víctimas escogiendo las que son partidarias del uribismo. Cualquier analista de medios, incluidos los marcianos, puede detectar ese desequilibrio de un supuesto “equilibrio”.
- No asumir las FARC el reto de su integración, es decir, pretender tener “medios” propios. Si uno de los puntos de la implementación de los acuerdos va a ser el tema de la comunicación y de los medios, como lo aseguró Timochenko, las FARC no pueden proponer la tesis decimonónica de “medios propios” lo cual es garantizar que no se van a integrar a la democracia. Como es evidente que la objetividad no existe, la solución no es crear varias supuestas objetividades sino aceptar las reglas de juego de una democracia imperfecta y fortalecer los medios públicos como canales regionales, Señal Colombia y Sistema de medios públicos, en vez de retroceder a la “milimetría turbayista” de otros tiempos.
El análisis de medios permite detectar qué hay detrás de lo que dicen los
entrevistados y no limitarse a “amar” u “odiar” a Piedad Cordoba, Timochenko, María Isabel Rueda o Enrique Santos Calderón.
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