La
avalancha de documentos, artículos, separatas, notas televisivas y radiales
sobre la venida del Papa
suscita más preguntas que respuestas.
La más
concreta es la que formula un ensayista, Yago de la Cierva, que reproduce El Tiempo : ¿Por qué se arriesga el Papa a venir
a un país dividido? Y la respuesta que da es también contundente: “viene a armar lío”, a poner el dedo en la llaga, como lo ha hecho
en otros países emproblemados.
Eso no quiere decir, ni mucho menos, que
venga a pelear, sino todo lo contrario: viene a impedir que
sigamos peleando por todo y por
nada, que desperdiciemos el momento de acuerdos. Nos da la oportunidad de focalizar de nuevo sobre los valores esenciales - serenidad, equilibrio, confianza, justicia, esperanza-
y a lograr el “desarme social”.
Porque
su visita, además de pastoral, es
también ética. Es decir que, desde abajo, es decir desde los que llama pobres, se propone suscitar la reflexión sobre nuestra moralidad ( ¿o mejor, sobre nuestra inmoralidad?).
La diferencia entre un mensaje tierno y otro estúpido |
El Papa Francisco, más allá
de amañadas interpretaciones, quiere
incentivar que cada uno de nosotros “dé el primer paso para comenzar con Cristo algo nuevo en bien de todos
los colombianos”, de tal manera
que las
“cosas vayan mejor”. Por eso, sea
uno practicante o no, debe
ir más allá de estupideces mediáticas como si el Presidente
Uribe va a ir o no a la recepción
en palacio, o de irrespetos como convertirlo en una carátula
Whartolista. (ver carátulas)
La reflexión interior que plantea
su visita a Colombia es entonces clara: dar el primer paso. No tanto hacia la paz, término tan
manoseado por algunos colombianos, que ya ha perdido su sentido. Tampoco viene a
ejercer un papel de “Super Star” ni a ejercer un caudillismo
milagroso.
El Papa
viene a Colombia, desde luego, en
visita pastoral. Es decir,
para los fieles de la religión
católica de todas las edades,
condiciones y circunstancias. Pero sabe muy bien que, como uno de los pocos líderes
mundiales que quedan, sus
desplazamientos siempre tendrán
connotaciones éticas, políticas y sociales. Y eso cubre a todos
los colombianos, sean o no
practicantes de la religión católica.
La dimensión de liderazgo ético del Papa Francisco no puede verse opacada por la
habitual preocupación política,
que se nos volvió mala costumbre al
enfocar, sobretodo mediáticamente, los
hechos sociales que nos atañen.
El
Papa Francisco no viene, como lo han interpretado
mañosamente algunos, porque el proceso de paz sea importante o no, sino
porque cuestiona - sin decirlo abruptamente- nuestra mentalidad disociativa.
Entiende la importancia de poner
su grano de arena para concretar una reconciliación y evitar
que nuestra intolerancia y la falta de criterios morales
lleve a que
el país empeore irremediablemente. Para impedir que nos “ lleve el diablo” como diría el
sentido común, en el entendido de que el diablo seríamos cada uno de nosotros si somos incapaces, individual o colectivamente,
de dar el primer paso.
Ese mensaje papal sugiere
darle contenido, no solo a lo formal de los eventos, sino al propósito mismo, que corre riesgo de quedar
envolatado por mezquindades, manoseos, programas, eventos, trancones y, sobretodo, por discursividades insulsas, datos o imágenes reproducidos sin descanso por
los medios de comunicación.
En alguna ocasión y sobre otro tema,
el
propio Francisco se refirió a cómo “la cháchara daña la calidad de las
personas, y del ambiente”. Buena frase para aplicarla
a su visita, que requiere más escucharlo que interpretarlo.
RECOMENDADO
De todo lo
que el periodismo colombiano ha escrito y dicho, repetido
y reproducido, vale la pena
recomendar los últimos números
de Vida Nueva, la revista
católica dirigida por mi viejo amigo y compañero de luchas éticas – desde distintas orillas
desde luego- Javier Darío Restrepo.
Los que no somos practicantes encontramos en ella una dimensión distinta de la simple apología, de profundo análisis. Con equilibrio periodístico, por ejemplo, en anteriores ediciones, profundiza sobre cual fue el sentido de escoger los sitios que recorrerá. O la evolución histórica y la actualidad de un concepto controvertido, como la "guerra justa". O busca las raíces del "estilo Francisco", en un ensayo de Isabel Corpas de Posada, doctora en Teología.
También en el número 175 de esta semana, el propio editorial y artículo del director responde a inquietudes: ¿Por qué encanta Francisco? ¿ Por qué se oponen a Franciscno? Asimismo, en su sección “a fondo”, hace el análisis histórico del contexto de la Colombia que recibirá al Papa, incluyendo la evolución de la Iglesia, y el reconocimiento de la polarización del propio episcopado en relación con los acuerdos.
Vida Nueva analiza la cercanía como comunicación de
ternura y de comportamientos, característica del “estilo Bergoglio”; y cómo se supo adaptar a las realidades contemporáneas de las redes sociales con 21 millones de seguidores en Twitter que, con los retrinos llegan a 200
millones de personas. Muy distinto de ser un “Superstar”.
Sin
duda, vale la pena que todos nos
beneficiemos de lo que nos aporte este Papa, “tan parecido a Jesús”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario