miércoles, 29 de abril de 2020

¿SERÁ QUE A LOS VIEJOS NOS CREEN BOBOS?



Querido  diario (6)
Como  muchos viejos mayores de 70 años, estoy siguiendo a rajatabla las instrucciones de las autoridades de salud, que lo han expresado aquí y en Cafarnaún.

 Lo hago por una razón muy  sencilla: sentido común.

El cardiólogo y el neumólogo,  sin mucho aspaviento, fueron  contundentes:  soy población vulnerable, por lo que concluí que mi enemigo declarado es,  sin duda  alguna,  el Corona Virus.

 Bastaba con que  me lo dijeran una vez para que les creyera:  sí,  soy vulnerable. Yo, tan alegona,  aunque no  resisto  las pontificadas de lo que no saben de lo que  hablan, también respeto  la sabiduría  de los que no necesitan demostrar que saben.

El  bicho es el peor asesino en un país en donde la violencia no es teórica sino práctica y en donde aplastar  al otro con  mezquindad es un ejercicio  diario, como lo demuestra  el caso  de la alcaldesa, a cuyos enemigos no les basta que la esposa Angélica haya aceptado su error y  pagado la multa.

Pero debo confesarte, querido diario,  que  me altera cada vez más el tonito  de conmiseración [1]con que muchos se  refieren a nosotros, los  mayores de 70 años, como si fuéramos  unos  bobos, o, en el mejor  de los casos,  como un  paquete. 

Me irritó que el  señor Presidente  Duque  dijera,  como primer mandatario,  que   a los “abuelitos”  había que cuidarlos.  ¿Por qué? Porque me parece tan decisiva en mi vida mi  relación  entre  abuela y nietos, que no me gusta que me la manoseen.   Al parecer,   el  Presidente se  dió cuenta de lo inapropiado  del término, porque él mismo terminó cambiándolo  por  “adulto  mayor”, que tiene la ventaja  de situarnos en  el  lugar adecuado,  busca preservar  nuestros derechos y  tener en cuenta la experiencia que nos da la vida. En cambio, me irrita también cuando a nuestros  compañeros de  confinamiento,  es decir  los  niños de primera infancia,   se les  llama “menores”,  que en  su caso es  despreciativo, como lo consagró la  convención de los derechos del niño, cuando les reconoció el  derecho al libre  desarrollo de su personalidad.

Pues bien,   gracias  al enemigo -  me refiero al  corona virus- he comprobado que la manera como se trata a los viejos  refleja  la manera  como en Colombia establecemos una  jerarquía  de  valoración.   Saben  mucho más del tema mis  amigas Elisa Dulcey  https://fiapam.org/wp-content/uploads/2013/08/Elisa-Dulcey-Ruiz.pdf    y Myriam Bautista , que ademas de las viejas (y jóvenes )  rebeldes https://www.elespectador.com/opinion/myriam-bautista-y-sus-abuelas-de-la-nada-columna-714444  tiene un libro sobre los viejos y la manera como los trata la sociedad

Sin duda alguna, el confinamiento  ha permitido  ver lo poco que contamos los viejos y cómo, si nos  descuidamos, pueden  “chulearnos”, como  decimos en Bogotá. 

En otras palabras, nos mencionan en público tan solo para refregarnos que nos tenemos que  quedar en casa.  Tanto,  que al   respaldo  de la nevera llevo, como cualquier presidiario,  o mejor como cualquier  conde de Montecristo en  su isla, la cuenta de los  días.

A algunos  de mis contemporáneos,  ese menosprecio los afecta mas, porque  se  dan   cuenta de que  el egocentrismo de una sociedad  basada en el consumo  para  jóvenes nos desubica en lo que valemos. Por  ejemplo,  ¿ no  se ha dado cuenta Ud. de que la publicidad  siempre pone a los abuelos, sobre todo las mujeres,   como   deportistas o cocineras y  aparentando menos  años que los que tenemos? Eso si, nunca aparecen los  viejos haciendo   cola ante la  inmisericorde   educación de los que no les ceden el turno preferencial, que  tienen por ley .

En otros países, como Gran Bretaña e  Italia, los viejos tan tenido un papel de liderazgo  en materias  tan  fundamentales como  la solidaridad y  las pensiones.  Si no me creen, sepan que  algunos  han considerado que  la “silver economy”  puede  impulsar la economía


El artículo , con un exagerado optimismo,  advierto-  insiste en  el papel que pueden  tener los  viejos y  propone “ un pacto europeo de crecimiento desde y para los viejos”  Considera además que  el  tele trabajo puede ayudar tanto al bolsillo de una humanidad envejecida,  como su mente.

Dado  el aumento de la  esperanza de vida, menos mal que cada vez menos  viejos le tienen  miedo a internet, un  espacio  ideal para el desarrollo de nuestra personalidad, siempre y cuando  logremos  conquistar el espacio    que nos ha robado la  estupidez..

 De todas maneras, los viejos no  parecemos en  Colombia contar para  nada importante.  Uno deja de estar “in” por escogencia mediática  y  ya no existe. Ahora, con la pandemia,  con que nos  quedemos  encerrados y  callados, basta.  A muy pocos viejos  desvalidos – que  por fortuna no es mi caso-  se les ha ofrecido, como en otros países , ayudarlos con  las compras o en alguna vuelta que tengan que  hacer.  Nos hemos  quedado con el estereotipo según el cual  “como aquí nuestras  familias   son tan distintas de las de los países desarrollados”, léase mucho mejores,   los viejos  no están solos ni abandonados.

¿ No será más bien que nos han apocado sin que nos demos  cuenta? De allí   el  poema, sobre la necesidad de reaccionar  (ver foto)




A propósito y sobre  el mismo tema, 
https://www.infobae.com/america/mundo/2020/04/18/coronavirus-polemica-en-francia-por-el-confinamiento-de-los-mayores-de-65-anos-por-tiempo-indeterminado
[1]  Sobre    el tema de la conmiseración,   encontré  en mi querido internet   una   base  para la reflexión  que     me reafirma   en que  el origen es  mas religioso y de  sentimientos  humanos  que de derechos   o de relación entre gobernantes y gobernados. En ese sentido a los viejos y a  los muy niños  nos tratan como iguales,  en lo que tienen razón , pero no   porque   seamos bobos, sino por una mal entendido  proteccionismo en el  caso de los adultos mayores.      https://definicion.de/conmiseracion/

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