jueves, 25 de noviembre de 2021

EL “NUEVO” LIBERALISMO, LA HISTORIA MíNIMA Y LOS EMBELECOS DEL DELFINAZGO






Lo primero, para  aclarar: trabajé  con el director Luis Carlos Galán  como  jefe  de   redacción y  asistente  para  la  revista Nueva  Frontera,  del Director  Carlos Lleras Restrepo. Nunca   quise  participar  en el Nuevo Liberalismo. ¿Por qué?  Por una voluntad de independencia  que   siempre  me ha acompañado,  inclusive en mi matrimonio de 52 años. He sido reticente  en hablar en  primera persona.  Pero como persona  sin mayores atributos que el de  haber ejercido el periodismo, la escritura   y  la docencia,  soy  a veces  testigo.

Hecha   primera aclaración, debo la  segunda:  mi experiencia en la política se  acabó abruptamente   por decisión propia cuando, meses después,  ya  retirada de Nueva Frontera,   fui  al parque  Santander blandiendo un  cartel  de publicidad de la lista   de Iván Marulanda al  Congreso en la  que  estaba de  segundo renglón   y  me sentí  tan estúpidamente ingenua frente a  los cuatro  pelagatos  que  estaban  mirándome,   que resolví no  volver a cometer esa necedad personal.

Escrito lo anterior, puedo entender, hasta cierto punto, la ingenuidad de  Juan Manuel  Galán y   Carlos Fernando  Galán  cuando  pretenden  resucitar al Nuevo Liberalismo . 

Sé,  además,  cuanto dolor les causó  la muerte   de su padre. Como  sé también  cuánto  le    afectó  a Rodrigo  Lara, Ministro de Justicia,  la infamante calumnia.  Estaba precisamente   haciéndole una entrevista  para El Espectador  cuando recibió la  llamada  que le   informaba  sobre la  infamia del cheque de Porras, macabra  estrategia  del  narcotráfico  para  tumbarlo. Vi  cómo palidecía  ese hombre también correcto  y calumniado y  luego, la tristeza  que le produjo  que lo  dejaran políticamente solo.    


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Muy distinto es  caer  en  la ilusión  de que  los Galán, como familia,  puedan  resucitar   al Nuevo Liberalismo o  creer el cuento, que por  cierto  ya ni creen, según el cual el ex Presidente Gaviria es  el heredero intelectual de  Galán. 

Por otro lado, escuchar la entrevista que, en la WRadio, Julio Sanchez Cristo hizo a Juan Manuel  Galán  éste  18 de noviembre me produjo dos  impresiones  relacionadas con el concepto de dignidad:  la primera, poca dignidad del periodista cuando le  pregunta espectacularmente  con esa voz profunda,  si fueron traidores cada  uno de los citados  por él  de na lista para que   Juan Manuel Galán, entrevistado,   responda  si o no.  A todos, salvo uno,  contestó   Juan Manuel  Galán “Si.”    "Esas preguntas  no se hacen,  por   dignidad propia y ajena", – pensé  Y por cierto ¿qué quiere decir “traidores”?

“Hemos dedicado  nuestra vida porque a las ideas no las  pueden matar “ -  afirmó en un momento   Juan Manuel Galán.  Y también dijo,  sobre los  integrantes del indefinible Centro:   “ a todos los convocamos, a todos  les  abrimos las puertas” 

Volví a  mis silenciosas preguntas:

¿ Qué gana  el país con esta  entrevista?  

¿ Qué ganan los Galán con este esfuerzo?

¿ A quién le corresponde abrir las  puertas del  movimiento político "Nuevo Liberalismo"? ¿A los delfines?

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Para no entrar en detalles  sobre  los  equívocos sacrificios, más allá de la tragedia, que implicaron  para los   hijos de Galán sus recorridos políticos, acudo al tiempo pasado...

 Recordé  varias   conversaciones   que tuve   con Luis Carlos Galán   en   Nueva  Frontera   y  otra  muy  concreta en un parqueadero  cuando  ya era  candidato presidencial.  Ambas sin testigos y con la franqueza  que me caracteriza.

 En el primer  caso,  tuvimos varias charlas, entre otros temas,   sobre el  clientelismo de Turbay   Ayala y las  maldades del nepotismo. La  del parqueadero, la recuerdo  más todavía porque  yo  se la solicité, Con la cordialidad de siempre, él  me  dijo   que  nos  encontráramos en un parqueadero, entre  dos de sus  eventos.  Le  hablé en   cinco intensos  minutos, recordándole que yo  no me metía  en política pero sentía la necesidad  de  expresarle lo que pensaba  sobre la creciente  influencia de las hermanas   Pachón en la campaña.  Se   quedó  en silencio.  Sus  ojos  azules no  me  miraban a mí  sino   a sus propios pensamientos. Solo me dijo “ gracias " y  dio por terminada  la conversación.  Yo  sabía que no opinaría  sobre lo que le acababa de decir pero  me bastaba con habérselo dicho y nos  despedimos  de rapidez. El siguió  con sus escoltas y  yo subí a mi carrito.

Esos  dos momentos y lo que sucedió después han sido suficientes para convencerme de lo incongruente que es pensar siquiera que un movimiento caudillista como fue el de Galán pudiera  sobrevivirle.

Muchos  fueron  los discretos   seguidores  de  Galán que  también   sufrieron las consecuencias de las posturas heroicas  del Nuevo Liberalismo de  Luis Carlos  Galán.  El más  importante,  el doctor Enrique  Parejo, Ministro de Justicia,  del que ya  nadie  habla en  este  país  desmemoriado. 

 Los   principales  militantes del Nuevo Liberalismo se  fueron desgrenando  en el olvido   como una mazorca seca. Algunos  con gran dignidad, otros   después de  haber usufructuado  puestos.   Otros  murieron y otros   se  retiraron discretamente  en  la sombra  o siguieron rutas políticas   diferentes, como  Ivan Marulanda,  que ojalá se quede  donde está.

La lealtad a los  principios de Luis   Carlos  Galán,  cada   quien  la lleva, puesta o no. Como caudillo que  fue  en vida, estoy segura  de que, en su caso,  le molestaba  que  todo dependiera tanto  de él. Sin embargo, aceptaba que  todo el mundo quisiera  hablar con él con esa paciencia  inagotable  que   lo caracterizaba. Muchas veces   le  dije  “ no sé  como   resistes esas  conversaciones tan largas”. Y lo mismo,   desde luego, le dije al doctor    Lleras, ( sin tutearlo, por supuesto),   que  se limitaba  a sonreír, con una sonrisa  irónica. Desde luego, tenía menos paciencia

Cuando me retiré  de Nueva Frontera, - porque  nunca he aguantado los puestos  por periodos largos-,  el doctor LLeras  me  preguntó que por qué me retiraba. Le contesté:  “porque  uno  no crece a la sombra de  los grandes árboles“.

 Ojalá que los cuatro hermanos Galán encuentren otras maneras de crecer,  porque se lo merecen.



 

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