jueves, 31 de marzo de 2022

¿ DEGENERACIÓN Y CATÁSTROFE ?



Foto MTH

 La anécdota relatada por  Daniel Coronell  que, en medio del autobombo periodístico,   demuestra   solito ese vuelo propio que siempre  ha tenido, no   interesa tanto por la peleadera   periodística con Darcy Quinn. 

(Por  cierto,  y sea escrito de paso, el padre de Darcy,  Tom,  a quien ella  invoca   como testigo  de  su bien actuar, era un  periodista de  inmejorables sencillez, ética y  olfato periodístico, al que  nunca  se le  habría ocurrido entremezclar asuntos privados y  la búsqueda  de la verdad. Lo recuerdo mucho, como esa gentil persona  de  bluejean calado y ojos  chispeantes de inteligencia,  siempre discreto y alejado  de los intríngulis del poder, y eso sí, enterado de   cómo  funcionaban).

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La  importancia  del episodio  radica  en  lo otro que,   por  cierto, se ha  propuesto relatar Coronell desde  su regreso a  los aires colombianos.  En resumidas cuentas,   a mi modo de ver,   busca dar a luz  - y excusen la expresión- a   comportamientos anti éticos  dentro de  las principales instituciones que  sustentan la aseveración según la cual Colombia es un  país democrático.

  Así, como sucede con algunos periodistas,   como  los de la unidad investigativa de  Caracol,  Cecilia   Orozco y  su  equipo,  y uno que otro  periodista de la nueva generación,  se han puesto en evidencia comportamientos susceptibles -al  menos-  de  cuestionamientos éticos que muestran que la podredumbre  está  mas cerca de lo que creemos.

Por ejemplo,  ha resultado evidente el comportamiento de la   señora Procuradora y de ciertos  congresistas.  O del  dicharachero Presidente  Duque,   quien calla cuando le  conviene,   pasando por alto  los  asesinatos y el desmadre. Pero eso sí,  se explaya  sobre  sus propias hazañas y  bondades  que  duran, como dice el poeta de las rosas,  el  espacio de una mañana. Y eso que, por fortuna, ahora  le ha mermado a unos  viajes  que  al parecer no resultan demasiado interesantes para  sus   colegas presidentes de otras naciones,  europeas o   estadounidenses. No tienen más  remedio que atenderlo a las  volandas.

 Volviendo  al tema,  lo que ha  resultado de las pesquisas  de Coronell  es   la mentalidad de  cierta  clase dirigente colombiana en  distintos escenarios.  Por   ejemplo, las salidas  y venires de las cárceles,  pero también  presiones desde la rectorías de universidades que deberían mas  bien  dedicarse a formar  éticamente al estudiantado en  vez de dar el mal ejemplo. 

Se citarán,  para  decir -con cierta razón- que  todo eso existe   de tiempo atrás.   Las presiones  que, por ejemplo,  ejercía desde la decanatura  de derecho de la Universidad Javeriana   el   decano  cura  Gabriel Giraldo para colocar a sus   pupilos  sobresalientes y cómo tenía un perfecto   mapa  de los hilos del poder. Pero  hay una diferencia:  él nunca habría  ejercido ese  poder para desviar   la mano de la señora  justicia  o de la  fiscalía,  de aquello  que afectara sus  roscas.

Tampoco  me refiero  al  desafortunado caso de   Alejandro Gaviria,  que saltó de la rectoría de la Universidad de  Los Andes a la candidatura  presidencial, lo cual no es anti ético sino torpe. Sin embargo,  ustedes  convendrán que  resultaría bastante  extraño si, en vez de los Andes,  se tratara  de los  ahora  “modelos”  gringos , un Harvard  o un Berkeley o las  anglo sajonas Oxford y  Cambridge.   No veo, realmente,  a un ex   rector  de esas universidades en la palestra de un  debate televisivo  o repartiendo propaganda  electoral en las calles.

 Pero  volvamos a los comportamientos que indican cierto   grado de    degeneración ética.  Me refiero, por ejemplo,   al señor rector de la Sergio Arboleda ,  que   da un curioso ejemplo  de  cómo  no estimular  el  esfuerzo  personal del  estudiantado  para  seguir adelante.

  También me refiero, para  cambiar de institución clave en la democracia,   al poder ya no llamado Cuarto:  el periodismo. O mejor,  al   ejercicio del derecho legitimo a opinar  de personas poco célebres  pero no  precisamente conocidas por  ser  pilares  de comportamientos éticos. En concreto,   me refiero  al   “columnista”  estrella de  El Tiempo  Dominical,  Néstor Humberto Martínez, también mencionado en el episodio de marras y  en otros  tantos asuntos turbios  que aparecen por estos días, como el del   señor Mattos,  para no recordar   el  lastimoso caso Pizano...

Lo que resulta evidente en estos casos  es lo poco  que importa el comportamiento o cuestionamiento   ético. La  manera como las instituciones de la llamada democracia colombiana  reaccionan   avalando    los que  en otras latitudes serían claramente  antiéticos  o   terminan ensalzando a  familias   cuyo  mayor  mérito es  ser poderosas, sobre todo en dinero.

Sospecho  que cuando  en  1884,   el liberal  Rafael   Nuñez   subió al  trono presidencial después de dos años de  su famoso lema “Regeneración  o  catástrofe” ,   y  se unió con los conservadores del ala  de los  inefables  Carlos Holguín y Miguel Antonio Caro,  había un  tufillo similar  al que ahora   podría  llamarse más verídicamente  “ degeneración y catástrofe” Lleva, por ejemplo,  a  ensalzar  al autodenominado “Fico”, como el ser más inteligente  o capaz   de salvar a Colombia. 

 ¿A qué se debe ese comportamiento? A lo que ustedes  están pensando en cuanto a mediocridad de los dirigentes colombianos,  pero también  porque todo  vale siempre y cuando  no  gane Petro y se mantenga  el estatus.  Es un juego peligroso y, por supuesto, anti democrático.

https://es.wikipedia.org/wiki/Regeneraci%C3%B3n_(Colombia)


 





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