jueves, 10 de marzo de 2022

EL RETO DE LA VELOCIDAD EN LA COMUNICACIÓN INTERACTIVA COLOMBIANA(2)




 En  Colombia  como en casi  cualquier parte del mundo, una de las mayores diferencias entre  generaciones  es la velocidad.   En el  fondo, ese ha sido casi siempre el caso, pero las consecuencias no se suelen  analizar  en contextos de  velocidad o de lentitud.

Por lo general,   las distancias  generacionales se  disfrazan con el argumento  banal   de la exclusión, para   justificar  por qué  necesariamente  la juventud  tiende  a alejarse de  la vejez o la vejez, de la juventud . 

Los  viejos piensan  – se cree a veces -  que a los jóvenes les falta mucho por aprender,   que  se la pasan  con los celulares, y  que solo les interesa la tecnología. Los jóvenes  también creen a veces – que  los viejos   son lerdos, no son modernos, repiten  siempre lo mismo o se han  quedado atrás, sobre todo en temas digitales  en los que que, como se  sabe,   la  velocidad es la que  manda  la  parada y se incorpora a la percepción de eficiencia y conocimiento.  ( ojo : escribí   percepción y  no  realidad). 

En las generaciones  anteriores,  siempre  han surgido   diferencias que  quizás   se  zanjaban   con una mirada implícita :  soy  mas viejo y sé mas que   Usted, o , en todo caso por el respeto a la jerarquía de la edad.   

Hoy, a veces    se razona de parte y parte para explicar   esa lejanía.   Así,  se concluye  apresuradamente, de lado y lado, que la   juventud  poco tiene que ver con la vejez y viceversa..   “  Ya no nos entendemos porque no tenemos nada  en común Basta    con que cada quien   ocupe su puesto en   el camino de la vida y ya está.  

  ***

Una de  esas consecuencias del distanciamiento,  sin embargo,  no  tiene  que ver con el camino vital,   recorrido o no,   sino  con  la manera de comunicar. 

Por el lado de la juventud,  se  va consolidando la idea de que  la lentitud de los viejos  es algo irremediable y, por consiguiente,   síntoma de  que  no hay nada más  que hacer sino dejarlos donde están,  en un rincón como  trastos  que son. 

 Del otro lado,  se vuelve a la  vieja  percepción de que  las nuevas generaciones  no tienen remedio en este país  como si lo tuvieran en otros.

 La rapidez de los encuentros, las  limitaciones  o mejor, los retos  de lo virtual para expresar afecto, y sobretodo la dificultad de encontrar  maneras   similares para   comunicarse limita  las  relaciones. Así, se   vuelve casi del   pasado la afectividad real y tan  mencionada de los colombianos, como seres  o  familias  alegres , comunicativas, que   se involucran en todas  sus  actividades recreativas. La pandemia,  al  alejar físicamente a los seres humanos,   ha acentuado estas barreras,  sobre todo en un país  en que el afecto se demuestra  sustancialmente en el tocar y en el abrazar.

Los maestros, sin duda, han  tenido  dificultad en trasladar   su pedagogía  de lo real a lo virtual, aunque de ese tema poco se habla. Y menos en los medios, ahora sumergidos en   encuestas  preelectorales   o  cuando , como    ahora ,los gobiernos  que trataban   de  inflar sus   hazañas en cubrimiento  educativo  Virtual,  no lo pueden hacer, en nuestro caso,  por las razones conocidas : se  robaron la plata de las redes.

Pero más  allá de estos episodios casi folclóricos,  el resultado de las pruebas  Saber y Piza  han  mostrado un boquete. Que por  cierto  solo mencionan los medios  como datos estadísticos, pero este es otro tema. 

  A mi modo de ver,    hay  otra razón. La velocidad arrebata el conocimiento.  No solo en las conversaciones sobre lo que somos, viejos o jóvenes. En   Colombia  no pocos  educadores y  sus colegios  abarrotan de tareítas a los niños, de tal manera que estimulan el  Copy Paste que a veces  se  incluye  descaradamente en las preguntas de las tareas. Se regersa poco a poco al viejo ciclo de  aprender  o contestar de memoria , en este caso porque no hay  tiempo.

A lo que  voy, entonces   es a  que,  en la pospandemia, jóvenes y viejos tenemos que  reaprender a comunicarnos  humanamente. 

No es tarea tan fácil como parece. 


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