“TEMPORAL”: Una novela que acaba de salir. Palabra sonora que
golpea en un sentido profundo y misterioso.
Encierra nubes, rayos, olas, tempestad, pero también pasiones, desastres latentes, como el odio al padre y la
locura de una madre.
Tomás González , a quien por fortuna no
conozco , ( porque casi nunca es saludable conocer a los autores que estremecen y que no necesitan de uno como lector para estremecer) es, sin duda, el
mejor autor colombiano
contemporáneo.
¿Será
un estereotipo o una realidad decir que los paisas tienen un sentido trágico de la
existencia, así como los costeños tienen
el sentido visual y coloreado de esa realidad? Tal vez una verdad a medias. En todo caso, el Tolú de González, su mar y la pesca, sus cabañas, su trago, los trabajos y el penar, son distintos de cómo los describiría un costeño (
como García Márquez, pero afirmarlo sería una frase de cajón).
Un desasosiego y una impotencia
existencial, como en la paleta del Nueva York de la luz difícil, su novela anterior.
La
manera de describir de González se la deberá también, supongo, a las acogedoras tinieblas del bogotano Goce Pagano, donde muchos asistentes bailaban angustias y adrenalinas, así como a sus viejos y ya olvidados
estudios de ingeniería química y sus
pincelazos de color, o de oscuridad (“
miren , miren ese atardecer”- pensó entonces como si el anaranjado del
horizonte le estuviera dando el
argumento definitivo contra la oscuridad
de su hermano, contra la oscuridad propia, incluso, contra la oscuridad tan cruel e involuntaria de la pobre loca” (pág
79) *
Sin
duda, su lectura atrapa, y mucho más que El
viejo y el mar, de Hemingway, el gringo beodo que nunca entendió al mar de Cuba.
*Editorial Alfaguara. Fotografía de Andrey Narchuk, diseño de la carátula de Pauline López
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