UNA VIDA, MUCHAS VIDAS
GUSTAVO PETRO URREGO
EDITORIAL PLANETA
2 EDICIÓN, octubre 2021
340 páginas
Mas aún, si saben leer, y cuando se enteran que el odiado escribió un libro, cierran la mente para no ver al ser humano que escribió el libro. Eso sucedió con el de Uribe y sucede ahora con el de Petro.
Con esa pereza mental de leer lo que no se comparte, se refuerza la polarización al quedarse cada quien en su nicho (o mezquindad) ideológicos.
En ambos casos -Uribe y Petro- muchos los leyeron, es decir, sus partidarios. Y solo un puñado de curiosos y obsesivos lectores.
Reconozcamos: hay mucho analfabetismo funcional en todos los estratos colombianos. Los que solo tienen con qué comer una vez al día, por supuesto, no tienen con qué comprar un libro y pocas veces tienen motivación para ir a la biblioteca. Pero los que se ufanan de hacer la dieta de una comida al día o de las 16 horas para rebajar de peso, tampoco malgastarán el tiempo, piensan, en leer el libro de Petro. Sería interesante encuestar, en vez de quién ganará o quien no ganará, lo que sucede con la lectura en la clase media.
El nivel de análisis colombiano se centra entonces, en ciertos sectores, en lo que se dice o se escucha, en este caso, en favor o en contra de Petro. Por esa mera razón, un país en el que esto suceda está en graves problemas.
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Como lo expresa el presentador del Libro de Petro ( Holman Morris) se trata al menos de otra parte de la historia que empieza a ser contada.
Por eso, en vez de reseña- resumen o de reseñas en puntillas, es decir que sub entienden “ fíjense que me atreví a leer y comentar el Libro” (por cierto me decepcionó leer la entrecomillada de De de La Calle en El Espectador); en vez de reseñas feroces, de las impedidas por el odio o la exaltación, sería mejor que cada quien leyera el libro y lo analizara. Sobre todo los periodistas en búsqueda del equilibrio perdido y como les debieron enseñar en la escuela.
Por mi parte, más que opinar, resaltaré, como hice con las demás reseñas, en particular de los mamotretos, en este caso, lo curioso, lo dudoso, lo valioso. ¿ Por qué? Porque lo bueno, lo malo y lo feo, es decir la receta de costumbre, no sirve en esta época de tremenda y emotiva polarización.
(ver nota al final *)
LO CURIOSO
Lo que resalta varias veces Petro: la diferencia de enfoque que puede haber entre un guerrillero que no parte de lo rural sino de la formación política y sindical del sector obrero. Aún en el M19 , recalca, la mayoría tenia origen rural y vocación militar. En su caso, se auto retrata como militante familiarizado con el mundo obrero (mundo que a veces vota conservador, recalca) y desde una ciudad como Zipaquirá: un militante cuyos primeros pinitos son crear una intersindical (40)
En varias oportunidades señala sus diferencias con Navarro y Pizarro en ese ámbito de vocación militar de ellos frente a su propia vocación política, urbana y de formación del sector sindical y obrero. A `propósito: ¿Cuándo averiguaran los periodistas, sobre todo audiovisuales, cuales son las diferencias entre los líderes colombianos pertenecientes a una misma línea en vez de ponerlos a pelear?
También son curiosos en el libro de Petro -por lo poco mencionados por sus adherentes o adversarios- sus méritos como estudiante que saca el primer puesto en primaria y secundaria y, por consiguiente, becado por méritos. Primero del curso en ese colegio Juan Bautista de la Salle, que describe como franquista, aunque recuerda como esencial en su formación al padre Medina, por lo que se siente mas influido por el cristianismo liberador (38) que por el marxismo. (21,22, 23)
Como joven universitario también sobresale: economista del Externado con matrícula de honor, gana esa matricula de honor de semestre en semestre. (OJO abogados que lo consideran ignorante).
Un evidente sentido de exclusión se refleja y no solo en la escuela (37). Curioso su recorrido, inverso al de García Márquez, que a ambos los marca. En este caso, un zipaquireño de tierra fría que se encuentra con el Caribe, lo que da esa mezcla de paramuno frio mezclado con cienaguero emotivo al que no le da miedo decir que lloró.
Lo sorprende el cambio de la actual Universidad Externado, comparada con la que, en sus tiempos, salió a la calle a defender a Manuel Gaona Cruz. Como cambió también, - agrego yo, el Ever Bustamante que Petro admiraba cuando comparo su recorrido burocratizante.
Pero volvamos a Petro. Sus contundencias se reflejan en la manera de escribir: a los 22 años lo expulsaron del M19 y no le importó (71) aunque luego lo volvieron a incluir.
Muestra directamente sus opiniones y reservas sobre Carlos Pizarro- “ no tenía un buen discurso ( 79 ) “mi relación con Pizarro era difícil . Esa es la realidad: no era un hombre de conocimientos teóricos profundos” (157)
LO DUDOSO:
En el sentido de no mencionar sus relaciones con los cuñados cuando fue Alcalde de Bogotá, los vericuetos del caso de las basuras; encargar por ejemplo a una persona que no tenia ni idea del tema a comprar los camiones recogedores; los detalles de su doble vida clandestina y legal (49) y, en general, la escasa mención de sus equivocaciones. Queda una inquietud latente: ¿ Será Petro un pedante por orgullo o por timidez?
LO VALIOSO:
Petro es un hombre que lee, lo cual hace una gran diferencia con no pocos presidentes ( ejemplo, Duque) y candidatos. Empezó de joven a leer a Alejo Carpentier (¿Quien ese? se preguntarán tal vez quienes creen que Petro es un ignorante), a Michel Foucault, Gramsi, al marxismo (expresando metódicamente sus reservas) y, en general, historia y geografía, además de gustarle las matemáticas.
Eso le da una indudable capacidad de análisis: por ejemplo, de la diferencia entre el M-19 en Zipaquirá y lo que pasaba a nivel nacional (65), la burocratización del M-19, la geopolítica europea y, en general del mundo. Le gusta investigar y lo demuestra. Para él, y como a Robledo, los debates tienen gran importancia y, desde luego, le han servido a su fulgurante ascenso parlamentario.
Se distancia de la percepción tradicional y algo sico-rígida del partido comunista (32).
Guardar la tranquilidad (56) le ha servido, en los debates mas duros, para mantenerse "tranquilo y controlado” (56 y87)
Es frentero: cuenta su versión del Palacio de Justicia y del papel del M-19. Otro aspecto que poco abordan los reporteros, engatusados con la palabra paz: ¿por qué no le preguntan sobre la manera como ve a las FARC (113) o sobre el que llama el régimen mafioso; o cómo trabajó en el exilio en Bélgica, nombrado secretario primero en la embajada del funesto Carlos Arturo Marulanda vinculado con el paramilitarismo: como aprovechó el tiempo allí para estudiar en Lovaina y lo que descubrió del embajador, reconociendo que en cierta forma era su Hacker. (repetir esto implica, desde luego, leer el libro, no limitarse a mi reseña). También describe sus diferencias con el Partido Verde y su época con Mockus. Aunque dice que fue su amigo, le sembró muchas dudas que Chavez imitara el modelo cubano y considera que "quedó atrapado en el petróleo y en el modelo cubano"(195).
En todo caso, a mi modo ver, un hombre que fue torturado por el Estado merece respeto (85) y no esos aberrantes calificativos que uno a veces escucha entre gente “distinguida”. También merece respeto por cárcel cumplida.
No participó en la toma del palacio de justicia y piensa que fue un desastre (88). Su análisis relámpago de las motivaciones de los militares para entrar a la fuerza y la relación de militares con Escobar y Rodríguez Gacha ameritarían más preguntas del periodismo.
Critica la lógica de expansión de ELN, EPL y FARC (171). Es capaz de controvertir la tesis de Pardo de la derrota militar de las guerrillas FARC porque ha leído el libro de Pardo. Es capaz de explicar que el M19 fue una especie de vanguardia latinoamericana (169) y por qué “hoy el ELN está perdido completamente en el nororiente colombiano "(140)
Es contundente: No cabe duda sobre lo que considera ”lógica `perversa del paramilitarismo” y su distancia del narcotráfico no tiene, como el Daes de marras, un “indictement” de EEUU.
Como cualquier candidato presidencial, desde luego, una cosa es lo que dice antes y otra después de ser presidente, si gana.
Pero mucho falta hace en nuestro país el análisis crítico de no pocos colombianos – incluidos periodistas y comentaristas- que dicen no odiarlo pero lo odian, o tienen la pereza mental de analizar lo que repiten y juran: que es comunista o que se convertirá en un Maduro. Eso si, sin demostrar por qué lo creen, como si fueran inescrutables pitonisas.
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*Nota : los números entre paréntesis indican la página del libro.